
Efectuar el mantenimiento de su coche en la red oficial del fabricante puede resultar prohibitivo: cuesta entre un 20% y un 50% más. Es el precio de la calidad y la tranquilidad, argumentan los concesionarios. Sin embargo, en ocasiones, acudir a un taller independiente puede ser igual de caro. ¿La razón? Los ingenieros que idearon el coche y que se olvidaron que, además de farbicarlo, alguien tendría que efectuar el mantenimiento de ese coche.
El ejemplo más extremo nos lo enseña este mecánico que para cambiar el filtro de polen del habitáculo de un Lincoln Continental (2017-2020) desmontar la guantera del coche. A priori, parece sencillo. Pero no, hay que desmontar media consola central y medio salpicadero para llegar el filtro.
Hora y media de mano de obra vs cinco minutos
La guantera está sujeta con cuatro tuercas no debería ser muy complicado. Salvo que la última tuerca, al pie de la consola central está escondida por el panel lateral de la consola central. La dificultad es que este “panel gigante” está sujeto a la base en las plazas traseras y para desconectarlo hay que abrir un segundo panel, en la consola trasera, hacia afuera. ¿El problema? El asiento delantero del pasajero no deja espacio suficiente para abrir el panel.
Tras pelearse con el panel y doblarlo un poco -es de plástico-, el mecánico consigue desmontarlo tirando hacía afuera el panel. Pero ahora tiene que, esta vez en el hueco delantero del pasajero, tirar el panel hacia atrás. ¿Ya estaría, no? Qué va. Ahora hay que desmontar el que está detrás de la guantera, en el hueco de los pies para poder acceder a la última tuerca de la guantera.
Pero la odisea no termina ahí. Ahora tiene que desconectar la luz de la guantera y sacar la guantera como pueda, cuál cajón de una cómoda de Ikea con media consola central desmontada en medio. “¿Ya está, no? ¿Ya puede sacar el filtro? Noooo, hay más tuercas aún” dice ya exasperado.
“En cambio, mira con este Toyota Camry”, explica el mecánico. “Lo puedo cambiar con una sola mano mientras grabo”. Abre la guantera, una trampilla al fondo de ésta, abre la caja del filtro de polen que hay detrás y saca el filtro. Ya está, así de fácil.
Según él, al recomendar un Toyota no sólo lo hace por la fiabilidad, sino también por la facilidad de mantenimiento. Cambiar el filtro del habitáculo le lleva menos de tres minutos, mientras que con el Lincoln necesita hora y media. Y eso se factura, claro.
En ocasiones, se pregunta uno en qué estarían pensando los ingenieros. No faltan ejemplos en Europa también de coches ideados por los ingenieros como auténticos rompecabezas. Desde tener que quitar la batería y el filtro de aire o desmontar el propio faro para cambiar la bombilla de dicho faro (Opel Astra) a tener que desmontar medio coche para cambiar la cadena de distribución y sus guías y tensores, como en el Audi S4 de 2003 a 2008.
Y es que la cadena de distribución de este V8 de Audi está situada en la parte trasera del motor, junto al cortafuegos, debajo del parabrisas. ¿Se puede complicar más el acceso a una ya de por sí compleja operación? Por supuesto.
Como recordaba el gran Rubén Fidalgo en los coches que más odiaba como mecánico “¿A qué clase de torturador se le ocurrió que para cambiar la correa de distribución de la mayoría de motores TDi de cuatro cilindros haya que soltar un soporte de motor? ¿De verdad no había otra manera de montar ese taco que no fuese a través de la correa?”
Imágenes | @Rohrman Toyota, Audi, Toyota