Land Rover Freelander 2 eD4 4x2, prueba (exterior e interior)

Land Rover Freelander 2 eD4 4x2, prueba (exterior e interior)
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La llegada el año pasado a la gama Land Rover del esperado Range Rover Evoque, ha hecho que todo un clásico del segmento SUV como el Land Rover Freelander 2 haya quedado un poco a la sombra. A pesar de ello, no debemos olvidar que el año pasado el Freelander 2 recibió importantes novedades. Así que nos hemos puesto al volante de la versión más económica, el Land Rover Freelander 2 eD4 4x2.

En el mundo del todoterreno, hay dos marcas que muchas veces se nombran como genéricas. Igual que cuando quieres un pañuelo a veces pides un Kleenex, en los coches cuando quieres hablar de un todoterreno puedes decir un Jeep o un Land Rover.

Pero curiosamente el Land Rover que hoy comenzamos a probar, es el primero de la historia que carece de tracción 4x4. El Land Rover Freelander 2 ha sabido adaptarse a las tendencias de mercado y por eso han lanzado esta versión eD4 con tracción delantera. Y es que el 23% de los compradores de SUV en Europa, eligen coches sin tracción total. Pero, ¿mantendrá aun así el espíritu Land Rover?

Han pasado ya 16 años desde que se lanzó al mercado el primer Land Rover Freelander. El tiempo pasa, de eso no cabe duda porque recuerdo las primeras generaciones como si comenzasen a verse hace nada. Pero bueno, lo cierto es que el Land Rover Freelander 2 mantiene los rasgos maestros del modelo original.

Land Rover Freelander 2 eD4

Su carrocería de 4,5 metros de largo, tiene un estilo muy característico. A la vista es un Land Rover, de eso no cabe duda lo veas por dónde lo veas. La enorme superficie acristalada es una de sus principales señas de identidad, ya que el Freelander 2 dispone de tres ventanas laterales de gran tamaño, las típicas de las dos filas de asientos y una tercera en los laterales del maletero.

El frontal del Land Rover Defender 2 recibió algunos retoques en 2010. El paragolpes se ha rediseñado para tener un aspecto más actual, y ahora integra en su interior los faros antiniebla. La parte superior del frontal está presidida por la inconfundible rejilla del radiador, que no permite dudar que estamos ante un modelo de la marca británica.

También han cambiado ligeramente las ópticas delanteras, cuyas formas rectangulares permiten albergar en su interior dos esferas de diferentes tamaños para las luces largas y cortas. A los lados, los intermitentes. Y es que en esta versión básica, el xenón es un extra.

Las líneas rectas y angulosas son parte de su ADN. Los espejos retrovisores por ejemplo, son inconfundiblemente Land Rover. Éstos me llamaron la atención por su gran tamaño, ya que crecieron un 10% en su último restyling. Y gracias a ello, no hay nada que se escape a tu vista cuando estás al volante.

Land Rover Freelander 2 eD4

El pilar situado entre la puerta trasera y la ventanilla lateral posterior, tiene una forma semi diagonal que rompe con las líneas rectas del resto de la carrocería, y le da un carácter muy personal a la trasera. Y el pilar posterior, está forrado en negro de forma que parece que el tamaño de la zona acristalada posterior es mayor.

En la trasera, que baja muy vertical lo más destacado es una moldura cromada situada entre el cristal y la zona de la matrícula posterior. Un detalle que puede parecer insignificante, pero que le da un toque algo más armonioso.

En el caso de la unidad de pruebas, al tratarse de la versión S, las llantas de aluminio eran de 17 pulgadas. Por lo demás, aparte de las barras en el techo y algún detalle como las branquias situadas en las aletas delanteras, hacen de él un coche con bastante estilo y personalidad propia. Y es que no se parece a ningún otro coche más que a sus hermanos mayores el Discovery y el Range Rover.

El Land Rover Freelander 2 tiene un amplio interior

Una de las primeras cosas que me llamaron la atención cuando me subí al Land Rover Freelander 2 eD2 4x2, fue la gran amplitud del habitáculo. Y es que frente a lo que ocurre en muchos SUV actuales en los que tienes poco espacio más que en un modelo compacto, lo cierto es que el Freelander 2 destaca por el espacio disponible.

Land Rover Freelander 2 eD4

Puede que debamos agradecerle a su diseño un tanto anticuado que dispongamos de tanto espacio, y es que el salpicadero tiene unas formas rectas y delgadas, que apenas ocupan espacio entre el vano motor y la posición de los asientos delanteros.

La posición de conducción es auténticamente Land Rover. Vas situado muy arriba, a una altura que te permite ver el tráfico por encima del resto de coches. Y eso es algo que de agradece en un coche como este que no tiene pretensiones deportivas más allá de llevarte al gimnasio después de trabajar.

La disposición de los mandos en el salpicadero también es muy tradicional. A mi me gustó, porque todo queda a mano y es bastante intuitivo encontrar cualquiera de los mandos de manejo. Pero a los más vanguardistas seguro que no les gusta nada y les parece soso y pasado de época.

La luz de iluminación de las pantallas digitales es verde, otra seña de identidad de los Land Rover. Me gustó mucho el tamaño y el tacto del volante, con un diámetro bastante reducido y una piel que transmite mucha sensación de calidad. Como siempre, la bocina se activa pulsando cualquiera de las barras verticales situadas en el volante.

Land Rover Freelander 2 eD4

Hay que destacar que entre el equipamiento de serie, incorpora mandos de la radio integrados en el volante, algo que en otros modelos más caros de otras marcas se paga como extra.

Por lo demás, en la consola central que divide los asientos delanteros hay amplios huecos que permiten dejar todo tipo de objetos, desde latas hasta otras cosas más cotidianas como la cartera o las llaves de casa. Y como veréis en las fotos, la unidad de pruebas incorporaba un navegador por satélite en color integrado en el salpicadero (2.216 euros).

Éste tenía un software demasiado anticuado y difícil de manejar, que me imagino que no será el mismo que llevan sus hermanos mayores el Evoque y el Range Sport. Y es que en eso, si que deben actualizarse cuanto antes.

Las plazas traseras son muy amplias, y por muy atrás que se sitúen los asientos delanteros, hay espacio de sobra para las piernas. Y además detrás de los asientos delanteros está el maletero que destaca por su gran capacidad, con 405 litros de carga. La boca de llenado además está situada a una altura razonable para meter bolsas, y la superficie de carga tiene líneas rectas que lo hacen más aprovechable.

Continuará...

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