No está abierto al público ni se puede probar un coche. Así es el nuevo concesionario Bugatti en París
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No está abierto al público ni se puede probar un coche. Así es el nuevo concesionario Bugatti en París

Bugatti acaba de abrir un nuevo concesionario, en París. Es un lugar único, accesible únicamente con cita previa y en el que no se puede probar ningún Chiron ni tampoco tienen Veyron de segunda mano. ¿Entonces para qué sirve un concesionario Bugatti? Casi que para todo menos vender un coche. Así es uno de los showrroms más exclusivos y fuera de lo común de toda la industria.

El hecho que Bugatti tenga un concesionario en París, parece algo lógico. Es una marca francesa, aunque su sede en la pequeña localidad de Molsheim (Alsacia), nadie se imagina que una marca gala no tenga un showroom en la capital. Más aún sabiendo que a pesar de las restricciones de circulación que el ayuntamiento pone en marcha, sigue siendo un mercado importante, especialmente para las marcas de lujo.

Y sin embargo, la región de París no tenía un concesionario Bugatti hasta ahora. Es un importante distribuidor local -el grupo Schumacher- que ha decidido abrir este punto de venta. Eso sí, no lo hizo en la capital misma, sino en el colindante y exclusivo (es un eufemismo) municipio de Neuilly-sur-Seine. Con este nuevo concesionario, Bugatti cuenta ya con 36 concesiones oficiales en 17 países.

Bugatti concesionario
A la izquierda, Edouard Schumacher, CEO del grupo Schumacher, y Stefan Winkelmann, CEO de Bugatti, a la derecha.

Por cierto, solo hay cuatro países que cuenten con más de un concesionario Bugatti oficial. Lidera ese ranking, Estados Unidos con 14 concesiones Bugatti, le siguen Alemania con cuatro, Suiza con tres y cierra el ranking Canadá con dos concesiones.

Han tenido que pasar más de 20 años desde el renacimiento de Bugatti bajo la tutela del grupo Volkswagen para que París y Francia tuviese su concesionario Bugatti. Pero lo más curioso de una concesión Bugatti es que no funciona como un concesionario al uso. El cliente Bugatti no se presenta ahí para hablar con el comercial, dar una vuelta a la manzana y hablar de si es más conveniente financiar el coche o hacer un leasing...

Cómo es un concesionario Bugatti

Bugatti concesionario

En Bugatti, las cosas no se hacen así. De entrada, porque “en Bugatti no se habla de precios”, como lo recuerda el CEO de la marca, Stefan Winkelmann. Ya sabes, si has de preguntar el precio... Además, el coche que haya expuesto no se puede probar por la sencilla razón que ya está vendido.

Para poder probar un Bugatti, el cliente ha de viajar a Molsheim, al castillo Saint-Jean, la casa personal de Ettore Bugatti comprada y restaurada por el grupo Volkswagen y en la que se acogen a los clientes potenciales para que, entre otras cosas, pueden pasar horas configurando el Chiron que deseen.

Bugati Molsheim
La sede de Bugatti y antigua casa de Ettore Bugatti en Molsheim, conocida como Le Château (el castillo).
Bugatti Molsheim

Por otra parte, seamos sinceros, probar un Chiron (o cualquier deportivo) en una capital, con sus restricciones, sus calles congestionadas y con todo el frenesí de gente trabajando o que va al trabajo que eso supone (autobuses, repartidores, taxis, VTC, motos, etc) no es el entorno ideal. En su lugar, la gente de Bugatti prepara un pequeño recorrido en el que llevarán el cliente a probar el coche por Alsacia, con un piloto de la marca que lo acompaña. Y eso tiene ciertas ventajas.

Bugatti Molsheim

Primero, por cuestiones de seguridad, Bugatti siempre comunica a la Gendarmería y a la Prefectura (delegación del gobierno) el día, horario e itinerario que van a seguir. Y no es por que se vayan a saltar las limitaciones de velocidad. Se aseguran así, entre otras cosas, que habrá poco tráfico. Si hubiese algo previsto en el recorrido, como obras o eventos, la Gendarmería les indicaría otro recorrido. Esa es la versión oficial.

La versión oficiosa, aunque Bugatti no lo reconocerá, es que el cliente de un Chiron es en ocasiones alguien con una estrecha relación con algún jefe de estado o con una familia real -cuando no es directamente algún monarca de Oriente Próximo- o un magnate de a saber qué industria.

Bugatti Chiron

Y Bugatti no se puede pasear por la campiña de Alsacia con, por ejemplo, un miembro de la familia real de algún emirato sin avisar antes del recorrido a los cuerpos de seguridad del estado.

Por otra parte, también es muy práctico que la Autobahn A5 (Karlsruhe-Basilea), sin límites de velocidad, esté a menos de una hora de Molsheim.

Exclusivamente con cita previa

Bugatti concesionario

El proceso de compra de un Bugatti es tan inusual que la concesión parisina de Bugatti parece hecha para todo menos para vender coches, aunque sean coches cuyo precio de partida sea de dos millones de euros más impuestos. La concesión tiene un salón, un jardín con terraza y salas de reuniones a disposición de los clientes de la marca para sus eventos privados o reuniones de trabajo, tengan ya un Bugatti o se estén planteando comprar uno.

Bugatti concesionario

Con una previsión de ventas para la concesión de dos a tres unidades al año, en el fondo es normal que sirva sobre todo para dar imagen, más que para vender coches. Y se toman tan en serio esa función de vector de imagen de la marca que previa cita cualquier persona puede visitar la concesión, ver el Chiron que ese día haya expuesto y conocer un poco más de cerca los entresijos de la que es probablemente la marca más prestigiosa del mundo.

Bugatti concesionario

Parece anodino el hecho de que se pueda visitar la concesión, pero es ese tipo de cosas que ayudan a crear una imagen de marca tremendamente positiva. Siempre recordaré el concesionario Ferrari y Jaguar que había a tres o cuatro calles de mi colegio. Estaba en sexto y de vez en cuando, pasábamos por allí (éramos un grupo de cuatro amigos), a babear delante del escaparate y a echar un ojo desde fuera al taller por la calle de atrás (la puerta estaba siempre abierta).

Y allí estaban, los Jaguar XJ y XJS, pero sobre todo los Ferrari 328, los 348, algún Dino 246 y de vez en cuando algún BB512, los Testarossa y los 412 -que entonces mirábamos con desdén, “animalicos” que éramos- e incluso algún F40. Hasta que al cabo de unas semanas de pasar por allí, uno de los mecánicos nos dijo: “Entrad, si queréis”.

Bugatti concesionario

Nos miramos atónitos, pero entramos. Y allí estuvimos más de una hora, deambulando desde el showroom hasta los talleres, hablando con el comercial y los mecánicos. Incluso dejaron que no subiéramos en algunos coches. Y es que en las marcas de prestigio, la imagen que transmiten es el pilar fundamental de de su negocio, siendo el otro la excelencia técnica que les permite brindar su valor añadido. Y el valor añadido pueden ser las mejores prestaciones, las mejores sensaciones al volante o un lujo sin paragón (o salvar el planeta, si eres Tesla).

Un mantenimiento igualmente fuera de lo común

Nadie compra un Bugatti como cualquier otro coche. Y lo mismo ocurre con su mantenimiento. Así todos los Bugatti nuevos se venden con una garantía de cuatro años, con el mantenimiento incluido en le precio, salvo por los exclusivos Michelin Pilot Sport 4 específicos a Bugatti que corren a cargo del cliente (10.000 euros el juego de cuatro). Pasados los cuatro años, la marca propone contratos de mantenimiento a la carta.

Bugatti concesionario

No es lo mismo el mantenimiento de un Chiron que no hace ni 200 km al año que uno que hace más de 7.000 km (sí, alguno hay). Los desgastes son de diferente tipo y las operaciones que efectuar diferentes. Por ejemplo, el líquido de frenos hay que cambiarlo al cabo de un año si el coche apenas circula. En cambio, si circula a menudo, se cambiarán antes las pastillas de frenos que el líquido.

Obviamente, un cliente de Bugatti no lleva él mismo su coche al taller para la revisión. Normal, según la marca ese cliente tiene de media 84 coches, tres jets y un yate. Bugatti se encarga de recoger el coche y llevarlo de forma segura al taller y devolvérselo.

Bugatti concesionario

Y eso es en el caso de que el cliente no tenga su propio taller privado con su o sus mecánicos particulares. En ese caso, el fabricante envía un mecánico in situ (en avión al otro lado del mundo si hace falta) para controlar que lo hacen todo tal y como recomienda la marca.

Por ejemplo, las tuercas y tornillos del W16 cuadriturbo de 1.500 CV tienen que ser apretados aplicando un par concreto, ni más ni menos. Y son tuercas en magnesio cuyo precio varía de 80 a 100 euros la unidad. Más vale que el mecánico no se pase con la dinamométrica...

Definitivamente, vender y mantener un Bugatti es otro mundo.

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