Si la pregunta es si puedes usar una dashcam en España, la respuesta es sí… pero puedes meterte en un buen lío si no sabes cómo

  • Pueden ayudarte en un accidente como prueba ante un juez o el seguro

  • Pero no todo vale: hay límites claros sobre privacidad, uso y colocación

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Irene Mendoza

Cada vez es más habitual ver coches equipados con pequeñas dashcams o cámaras de salpicadero. Estas han dejado de ser un gadget de moda para convertirse en una herramienta que muchos conductores consideran esencial. Desde accidentes hasta disputas con el seguro, estas cámaras prometen ser “el testigo que nunca falla”.

Pero, ¿son legales en España? La respuesta corta es que sí, pero la forma en la que uses esas imágenes es la que marca la diferencia entre estar protegido o acabar con una multa. ¿Y qué pasa en el resto de Europa? Pues hay muchos matices a tener en cuenta, dependiendo del país.

¿Se pueden usar las imágenes de una dashcam como prueba en un accidente en España?

En España, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) es clara sobre el uso de las cámaras de salpicadero a bordo: grabar es legal, pero el uso de las imágenes tiene límites. Si se trata de un vídeo personal (por ejemplo, grabar una ruta en carretera), no hay problema. Pero si lo publicas en redes sociales y aparecen matrículas o personas identificables, puedes estar vulnerando el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD).

Qué pasa con el uso de dashcams en caso de accidente o disputa con el seguro. En España, puedes presentar una grabación de dashcam como prueba en un accidente o una disputa con el seguro. La ley lo permite porque se entiende que hay un “interés legítimo” (defender tus derechos) y además se apoya en el derecho constitucional a la tutela judicial efectiva.

Eso sí, no vale cualquier vídeo: lo recomendable es que la grabación se limite al momento del incidente (unos 20 segundos antes y después), que no tenga sonido y que no muestre datos innecesarios como matrículas o rostros de personas que no estén implicadas. Si lo haces así, la prueba tendrá más garantías de ser aceptada por el juez o la aseguradora.

Camara

Más allá de la protección de datos, la DGT también pone otras reglas. Por ejemplo, la cámara no debe colocarse en un punto que obstaculice la visión del conductor. Lo ideal es situarla tras el retrovisor. Si un agente considera que la cámara limita la visibilidad y contribuye a un accidente, puede sancionar con una multa de 80 euros.

Además, está prohibido manipular la cámara mientras se conduce, incluso en un atasco o semáforo. Como ocurre con el móvil, el sistema multimedia o un navegador, hacerlo se considera infracción grave y conlleva una multa de 200 euros y la pérdida de 3 puntos del carné.

Qué dice la normativa en el resto de Europa

Si llevas una cámara de salpicadero en el coche y conduces por Europa, debes tener en cuenta que la situación no es igual en todos los países europeos, aunque tiene puntos en común.

En Francia, por ejemplo, no existe una normativa específica que prohíba las dashcams, pero su uso está rodeado de matices: el vídeo puede usarse como prueba en un juicio, aunque compartirlo en redes sin difuminar rostros o matrículas vulnera el RGPD. Allí, la CNIL (el equivalente a la AEPD) recuerda que el conductor pasa a ser “responsable de datos personales”.

En Alemania pasa algo parecido: los tribunales han admitido grabaciones de dashcam como prueba en accidentes, pero siempre limitadas al incidente. Italia, por su parte, las permite, pero recuerda que su instalación no puede vulnerar la visibilidad del conductor y que no se debe grabar de manera continua para otros fines distintos al personal.

Accidente

Portugal, en cambio, aplica la política más dura de Europa: no solo prohíbe grabar con cámaras de salpicadero, sino también llevarlas en el coche, aunque no estén en uso. Según la Ley Nacional nº 58/2019 y el artículo 199 de su Código Penal, hacerlo puede conllevar sanciones muy graves, desde multas hasta penas de prisión. Una situación paradójica para quienes viajan desde España, donde su uso es legal, pero que cruzan la frontera con una dashcam instalada de fábrica o en la guantera.

Así, mientras que en España las dashcams pueden ser grandes aliadas, en otros países como Portugal pueden ser un verdadero quebradero de cabeza. Si decides llevar una, recuerda que la cámara nunca es el problema: lo importante es cómo y dónde uses sus imágenes.

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