
Durante la pandemia, el aislamiento por el confinamiento, el estrés por tener a los hijos en casa o la pérdida de ingresos y el propio miedo a contraer la Covid-19 afectó a la salud mental de millones de ciudadanos en EEUU, donde las coberturas sociales son menores que en Europa. Lo que se tradujo en un aumento del consumo del alcohol.
Pero también ha supuesto un problema para la seguridad vial: más conductores cogieron el coche bebidos. Así, repuntaron las muertes en carretera a causa de conducir bajo los efectos del alcohol. En España es endémico: el alcohol lleva años entre las principales causas de siniestralidad en carretera. La crisis sanitaria no ayudó a rebajar las estadísticas.
El 60 % de los estadounidenses bebió más en pandemia
Lo concluye un estudio recién publicado por el IIHS (el Instituto de Seguros para la Seguridad en las Carreteras por sus siglas en inglés) estadounidense. En EEUU, en 2019, el 28 % de los fallecidos en accidentes de tráfico habían bebido, superando una tasa del 0,8 g/l de alcohol en sangre. Solo un año después, en 2020 (año en el que estalló la pandemia), se elevó al 30 %. Así se mantuvo hasta 2022.
Las causas señaladas por el IIHS fueron varias: además de los problemas de salud mental (como la ansiedad, la depresión o las intenciones de suicidio), que supuso el aumento del consumo del alcohol, también fue determinante la reducción de agentes de policía y controles en la carretera.
Un combo peligroso. El organismo relaciona directamente el aumento de consumo con el repunte de fallecidos en carretera por alcohol en la ecuación, en base a estudios realizados por varias organizaciones. En varias encuestas realizadas en mayor de 2020, el 60 % de los estadounidenses admitió haber bebido más durante los primeros meses de pandemia, los más duros que coincidieron con el estricto confinamiento.
Además de una tasa más elevada de enfermedades mentales ocasionadas por la situación, a esto también contribuyó que se abrió la mano con la entrega de bebidas alcohólicas a domicilio. El IIHS señala una causalidad directa por ello, con 304 muertes adicionales de conductores bajo los efectos del alcohol en los estados que adoptaron esta política, entre enero y diciembre de 2020.
Sobre todo adultos. El estudio ha dividido la muestra de datos por edades: jóvenes de entre 16 y 20 años y resto de conductores. La conclusión es que principalmente afectó a conductores de más de 21 años, más sensibles a factores como el desempleo y la ansiedad, además del propio acceso al alcohol (en EEUU se prohíbe la venta de bebidas alcohólicas a los menores de 21 años).
Esta muertes, en su mayoría, se produjeron en accidentes de noche y con un único vehículo afectado: el del propio siniestrado.
Menos controles policiales. Al repunte de consumo y venta de alcohol, se sumó el menor control en las carreteras y más barra libre para infringir las normas. Según el IIHS, se redujeron cinco agentes por cada 100.000 habitantes entre 2018 y 2022, lo que relacionan directamente con 214 muertes más al año por conducir en estado ebrio.
La reducción de efectivos policiales en las calles tuvo que ver con la protección frente a contagios, pero también menores presupuestos derivados de escándalos como el asesinato de George Floyd en mayo de 2020.
España reducirá la tasa de alcohol, ¿será efectivo? "Tenemos un problema con el alcohol que va más allá de la Seguridad Vial", señaló Pere Navarro en 2022, cuando aún coleaba la crisis sanitaria. En 2021, en más del 49 % de los fallecidos en carretera se detectaron alcohol o drogas. De los mismos, el 75 % superó los 1,2 g/l, tasa que se considera delito contra el tráfico.
El alcohol y las drogas se mantienen desde hace años como una de las tres causas más recurrentes de muertes en carretera, y la DGT lo señala como una de las principales batallas a combatir para reducir la siniestralidad. Así, ya se han dado los primeros pasos en firme para reducir la tasa de alcohol: se propone la máxima de 0,2 g/l en vez de los 0,5 g/l actuales. A efectos, casi supone una tasa 0,0, pues se puede dar positivo con una sola cerveza. "No se puede beber absolutamente nada", puntualiza el director de Tráfico.
Mientras, el IIHS aboga por un enfoque más reeducativo con los llamados 'tribunales DUI'. Integrados por fiscales y jueces especializados en casos de conducción en estado de ebriedad, estos tribunales han demostrado ser más eficaces para reducir la reincidencia mediante terapia, grupos de apoyo y programas de salud mental.
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