
España lleva más de tres décadas encabezando la donación de órganos y trasplantes. Ante una donación, el factor tiempo es crítico. El órgano tiene que llegar lo más rápidamente posible al paciente receptor. Esto plantea tantos problemas logísticos como biológicos. En España, como en muchos países, el transporte aéreo es clave. Rápido y seguro, permite ganar mucho tiempo. Pero una de las dificultades viene también en el transporte desde el aeropuerto al hospital.
En Italia, cuentan con un par de Lamborghini, un Urus y Huracán de la Polizia, regalados por la marca, para entre otros tareas transportar lo más rápidamente posible órganos. Portugal también un Nissan GT-R incautado a un narco para estos menesteres. Al otro lado del mundo, en Australia, Nueva Gales del Sur ha explicado en Instagram cómo hacen para llevar los órganos del aeropuerto al hospital tan rápido como es humanamente posible. Y no involucra ningún superdeportivo.
No, en Australia no usan Interceptor V8. Prefieren poner todos los semáforos en verde
La idea de un Ford Falcon Interceptor V8 o una pickup Ute con un potente motor V8, típicamente australiano, para llegar lo más rápido posible puede funcionar desde un punto de vista marketing, pero en la práctica han sido más pragmáticos. En cambio, las autoridades de Nuevas Gales del Sur utilizan la propia red de carreteras en su beneficio. Cuando se trata de llevar los órganos adonde tienen que ir, la velocidad no depende sólo de los conductores, sino de los asistentes de la sala de control de Transport for New South Wales.
¿Cómo lo hacen? Creando una onda verde. Todo el mundo recuerda el hackeo de los semáforos en el remake de ‘The Italian Job’. El personaje de Napster pone todos los semáforos de la ruta en verde para crear caos. Pues es exactamente lo que hacen desde la sala de control de Transport for New South Wales.
Salvo que en este caso, ponen todos los semáforos en rojo de las calles que cruzan la ruta de la ambulancia y en verde, los de la ruta de la ambulancia. La idea es despejar el tráfico, que la ambulancia nunca tenga que parar y que pueda hacerlo en seguridad.
“Cuando el equipo de trasplantes nos notifica la llegada de un órgano, trabajamos para encontrar la ruta más rápida desde el aeropuerto [de Sidney] hasta el hospital”, explica Brendan, controlador de tráfico de Transport for NSW. “Dependiendo de la hora del día y de las condiciones del tráfico, buscamos una ruta que podamos despejar rápidamente y nos aseguramos de que el vehículo llegue a [los cruces con] todos los semáforos en verde”.
“El tráfico puede cambiar rápidamente, así que prestamos mucha atención a las condiciones y ajustamos la ruta manualmente en tiempo real”, dice Brendan. “Hacer esto puede reducir el tiempo que se tarda en llegar al hospital y, potencialmente, ayudar a los pacientes a recibir más rápidamente un tratamiento que puede salvarles la vida”.
Lógicamente, esto puede afectar al flujo general del tráfico, causando mini retenciones, pero Brendan señala que los conductores deben ser conscientes de que hay una buena razón detrás de esto: “Si te encuentras parado en un semáforo en rojo durante más tiempo del habitual, ten en cuenta que puede ser para salvar una vida”, explica.
Puede parecer un poco extraño tener que, existiendo helicópteros, optar por cortar el tráfico y organizar una ruta en concreto para una ambulancia y su escolta (que sin ser un Lamborghini, no deja de ser un BMW Serie 5). Sin embargo, no siempre es factible un traslado en helicóptero, el aeropuerto tiene demasiado tráfico, no todos los hospitales disponen de helipuerto o sencillamente no hay aeronave disponible por la razón que sea.
Si bien sería un puntazo controlar los semáforos en el día a día, como hacen Brendan o Napster, esperemos que nunca tengamos que recurrir a ello.
Imágenes | Bidgee y Transport for NSW