Por primera vez, una de cada cinco personas en Japón tiene 70 años o más. Los datos, publicados en septiembre de 2018 por el Ministerio de Asuntos Internos y Comunicaciones japonés mostraron que los 26 millones de personas de 70 años o más representan el 20,7 % de la población, un aumento de casi el 20 % respecto a 2017.
Con el número de jubilados disparado y una serie de recientes atropellos, desde Tokio se ha propuesto impulsar una medida que obligue a los conductores mayores a conducir únicamente vehículos dotados con frenada automática de emergencia (AEB por sus siglas en inglés), que por otro lado será obligatoria en todos los coches nuevos en Japón a partir de 2020, y de 2022 en Europa.
La confusión con los pedales es la principal causa de accidentes
La medida se encuentra entre una serie de recomendaciones presentadas por el Gobierno nipón para detener la reciente ola de accidentes aparentemente causados por conductores mayores que confunden el acelerador con el freno y que han causado varios atropellos mortales.
Según la propuesta del Ministerio de Transporte, a los conductores mayores de 75 años solo se les renovará el permiso de conducir si su vehículo está equipado con este sistema, vital para contrarrestar la, en ocasiones, ineficaz frenada humana.
El AEB detecta una colisión frontal inminente con otro vehículo o con un ser humano, y ayuda al conductor a evitar o mitigar el impacto. El sistema primero indica al conductor que corrija su reacción para evitar el choque y, si la respuesta no es suficiente o lo suficientemente rápida, aplica automáticamente los frenos para evitar el choque.
También incluye unos sensores que detectan los obstáculos cercanos y si el conductor pisa el acelerador, el coche lo interpreta como un error y acciona los frenos.
La finalidad del sistema es detectar situaciones de frenada de emergencia, y se asegura que en ellas la fuerza de frenado, y con ella la deceleración del vehículo, sea máxima.
El Gobierno, liderado por Shinzo Abe, también está buscando prohibir la circulación vehículos en áreas cercanas a las escuelas, alentar el uso de coches compartidos, mejorar el transporte público para las personas mayores e introducir vehículos autónomos en las carreteras.
Estas propuestas fueron aprobadas en junio y se espera que el plan tome forma para finales de año, aunque el Ejecutivo quiere implementar algunas de las medidas antes.
Lo cierto es que Japón es un referente en cuanto a seguridad vial. El número total de muertes por accidentes de tráfico alcanzó un mínimo histórico por segundo año consecutivo en 2018 con 3.532 muertes en carretera, 162 menos que el año anterior.
En 2016 se introdujo una modificación de la Ley de Tráfico por la que cualquier persona mayor de 75 años debe someterse a pruebas de memoria y capacidades mentales cada tres años si quiere seguir conduciendo.
En España hay más de tres millones de conductores mayores de 65 años que poseen el carnet de conducir y su renovación y el consiguiente reconocimiento médico a esta franja de la población no implica pruebas distintas a las que debería pasar una persona de 40 años.
Mientras tanto, 40 países liderados por la Unión Europea y Japón han acordado que los coches nuevos y los vehículos comerciales ligeros lleven incorporado de serie el sistema de frenada automática de emergencia desde principios de 2020 en Japón.
Se espera que la Unión Europea, y algunos de sus vecinos más cercanos, sigan su ejemplo en 2022, año en el que también serán obligatorios una serie de sistemas de seguridad en los coches nuevos, como cajas negras y sistemas de velocidad inteligentes.