Las bujías son de esos componentes de un coche extremadamente duraderos y de los más desconocidos. Pueden pasar decenas de revisiones antes de necesitar ser sustituidas. A pesar de su pequeño tamaño y su capacidad para resistir el calor intenso, las altas presiones, corrientes eléctricas de alta tensión y vibraciones constantes, estas piezas suelen pasar desapercibidas hasta que surge un problema.
Los signos más comunes que indican que un motor necesita bujías nuevas son una dificultad al arrancar, un aumento del consumo de gasolina y un coche que parece haber perdido todo nervio.
Mitos y verdades de las bujías
Las bujías son bastante pequeñas y desconocidas, pero son esenciales para el motor de gasolina. Sí, específicamente para el de gasolina ya que los diésel carecen de bujías. A pesar de su naturaleza resistente, todas las bujías terminan por romperse y necesitan ser sustituidas. Como con muchos otros aspectos del coche, como los aditivos milagrosos para el combustible, el mantenimiento de las bujías también está rodeado de mitos, como recuerdan desde Jalopnik.
No, no vale cualquier bujía. No se puede utilizar cualquier bujía siempre que encaje en el cilindro. En realidad, las bujías varían en tipos, pueden ser de cobre, platino o iridio, por ejemplo, y dimensiones. Instalar el modelo incorrecto puede provocar fallos de encendido y reducir el rendimiento.
Las bujías también tienen diferentes rangos térmicos, y el uso de una bujía inadecuada puede provocar mala combustión llevando a una acumulación de carbonilla. Esta puede generar puntos calientes que desencadenen en un detonación prematura de la mezcla de aire y combustible. Y esto es un problemón, ya que puede ocasionar daños más graves en el motor, como la deformación de los pistones o incluso la rotura de bielas.
Las bujías no duran cientos de miles de km. Ningún componente de un automóvil es permanente. Aunque el fabricante diga lo contrario, como que nunca habrá que cambiar el aceite de un cambio automático, todos los componentes tienen una vida útil.
Las bujías de cobre deben sustituirse cada 30.000 a 50.000 km, mientras que las de platino o iridio pueden durar hasta 160.000 km. Da igual el tipo de bujía, siempre terminan desgastándose.
No deberíamos cambiar una bujía sola. En ocasiones, sólo una bujía del motor está rota y es la que provoca fallos. La tentación, por ahorrar unos euros, sería cambiar sola la que está rota. Aunque técnicamente es posible, mezclar bujías nuevas y usadas desequilibra el sistema de encendido. Es preferible sustituirlas todas al mismo tiempo para garantizar un funcionamiento óptimo del motor.
Tampoco vas a ganar potencia por poner bujías de alto rendimiento. Las bujías de iridio o platino, habitualmente utilizadas en modelos de corte deportivo o en preparaciones deportivas mejoran sobre todo la longevidad y la eficiencia de las bujías, pero no aumentan la potencia del motor.
Imágenes | asgw
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