La última joya de Porsche Classic es este espectacular Porsche 959 S de Nick Heidfeld que la firma acaba de restaurar

La última joya de Porsche Classic es este espectacular Porsche 959 S de Nick Heidfeld que la firma acaba de restaurar
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Porsche Classic nos suele deleitar con la restauración de joyas clásicas y para prueba su último trabajo: nada más y nada menos que el Porsche 959 S perteneciente al expiloto de Fórmula 1 Nick Heidfeld.

Solo 29 unidades de esta variante del mítico Porsche ochentero derivado de la competición vieron la luz y el alemán se hizo con los servicios de uno de ellos.

Fue en 2017 cuando Heidfeld encargó la restauración de su ejemplar a Porsche Classic. Así, ha tardado cerca de cinco años en ver la luz para lucir como nuevo.

Demasiado tiempo parado en el garaje...

El Porsche 959 S de Nick Heidfeld restaurado por Porsche Classic

Y eso que Porsche Classic tiene bastante experiencia con los Porsche 959: la marca asegura que casi todas las unidades de este deportivo nacido en la década de los 80 han pasado por sus dependencias en algún que otro momento.

No obstante, "debido a la gran complejidad de la tecnología", explica Uwe Makrutzki, Director de Restauración de Fábrica de Porsche Classic, "una restauración de un 959 es siempre una misión muy especial y maravillosa".

El Porsche 959 S de Nick Heidfeld restaurado por Porsche Classic

Se da el caso que el Porsche 959 S de Heidfeld, no había rodado mucho estando en sus manos y en general: cuando lo entregó a los cuarteles de Porsche Classic su odómetro firmaba los 4.183 km. "Si un coche como este no se conduce con regularidad, los daños por estar parado son inevitables", afirma Makrutzki.

De esta manera, durante estos cinco años, la firma de Stuttgart lo ha tenido en sus dependencias, trabajando en una restauración completa de la mecánica y el motor, además de ajustes en el chasis. Y por supuesto, ha recibido también una puesta al día a nivel de carrocería y habitáculo.

El Porsche 959 S de Nick Heidfeld restaurado por Porsche Classic

Además, al realizar el diágnostico, Porsche Classic apreció que el sistema de gestión del motor había sido modificado. Tras la pertinente autorización del piloto germano fue devuelto a la configuración original con la unidad Motronic.

A finales de 2021, este Porsche 959 S de tan ilustre propietario estuvo listo para salir a carretera. Tras la entrega a Heidfeld se le ha recomendado que no cometa el mismo error y que lo saque del garaje regularmente: "recorrer unos 100 km por distintos tipos de vías al menos una vez al mes protege de los daños debidos a la inmovilidad", señala Makrutzki.

Con 515 CV y capaz de hacer el 0-100 en 3,7 segundos

El Porsche 959 S de Nick Heidfeld restaurado por Porsche Classic

Un total de 292 unidades del Porsche 959 vieron la luz entre 1986 y 1988, de los cuales solo 29 lucían el apellido S, sigla de Sport. El modelo de producción derivó del concebido para competición nacido para el Grupo B y se presentó en el Salón de Frankfurt de 1985.

Respecto al modelo convencional, los Porsche 959 S se distinguen por ser más potentes, rindiendo su motor bóxer de seis cilindros y 2.9 litros los 515 CV y los 561 Nm de par.

Este bloque va aderezado con dos turbocompresores que funcionan en secuencia, siendo el 959 el primer coche de producción en sumar esta tecnología a un motor bóxer.

Parando la báscula en los 1.350 kg, los Porsche 959 S aceleran desde parado hasta los 100 km/h en 3,7 segundos y su punta se fija en 339 km/h. Cifras que, cuando llegó al mercado, le valieron por convertirse en uno de los coches de serie más rápidos del planeta.

El Porsche 959 S de Nick Heidfeld restaurado por Porsche Classic

Entre las innovaciones aplicadas al Porsche 959 encontramos  amortiguadores regulables y sensibles a la velocidad, la suspensión autonivelante (que no se incluyó en los 959 Sport), la tracción total variable controlada electrónicamente con selección del programa, el antibloqueo de frenos (ABS) o un sistema de control de la presión de los neumáticos.

Además, su coeficiente aerodinámico se fijaba en 0,31 Cx y su carrocería disfrutaba de elementos heredados de la competición, como alguno paneles de kevlar y fibra de vidrio o las puertas y el capó concebidas a base de una aleación especial de aluminio.

Para ahorrar más peso al conjunto, los 959 S también se desmarcaban de los convencionales por carecer de ciertas comodidades, como el climatizador automático, el cierre centralizado, los elevalunas eléctricos, el espejo lateral derecho o la fila trasera de asientos.

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