Tras años de desarrollo, el que podría ser el camión eléctrico subterráneo más grande del mundo capaz de operar en minas en galería, está siendo puesto a prueba en el gran yacimiento de oro ‘Sunrise Dam’ (Australia Occidental) bajo la atenta mirada de la industria minera, que todavía depende en gran medida del diésel.
Bautizado como Sandvik ‘TH665B’, este auténtico coloso de 855 CV no sólo es importante por sus dimensiones mastodónticas o por su brutal capacidad de carga, sino que podría suponer un antes y un después tanto para la descarbonización de la industria minera en sí, como para los trabajadores de la misma.
Con baterías intercambiables y mejor operabilidad en cuestas y galerías
Aunque la industria minera sigue siendo muy dependiente de los combustibles fósiles (sobre todo el diésel), está inmersa en plena trasformación.
Muestra de ello son los grandes camiones eléctricos e incluso de hidrógeno que llevan tiempo a prueba en grandes yacimientos y minas de todo el mundo, esencialmente a cielo abierto, con el objetivo de lograr avances significativos para minimizar el impacto ambiental de un sector tremendamente contaminante.
En este sentido, el Sandvik TH665B no sólo especial porque mide 11,6 m de largo, 3,5 m de ancho y 3,6 m de alto o por su capacidad de carga útil de 65 toneladas métricas. Es que este gigante con un corazón eléctrico de 630 kW (unos 855 CV de potencia) está especialmente desarrollado para operar en las profundidades de la tierra.
El Sandvik TH665B se alimenta de grandes baterías de fosfato de hierro y litio (LiFePO4 o LFP) y cuenta con la interesante tecnología de intercambio automático de baterías “AutoSwap”. Según la compañía, este sistema patentado “permite que el proceso de intercambio de baterías resulte extremadamente rápido y sencillo, pues normalmente solo lleva tres minutos”.
Además, este sistema promete ser seguro para el operador de este modelo de camión, pues durante el proceso no tendrá que abandonar la cabina ni necesitará maquinaria adicional o complicadas estructuras como los denominados puentes grúa.
Antes de entrar en su fase comercial, la prueba definitiva de la eficiencia del Sandvik TH665B será su capacidad para operar en la mina de oro australiana de ‘Sunrise Dam’. Esta explotación, que dejó de ser una mina a cielo abierto en 2014, es propiedad de AngloGold Ashanti y Barminco produce 2,7 millones de toneladas métricas aproximadamente de oro al año.
Menos ruido, menos calor y más seguridad para los operarios
Según la minera Sandvik, desde el punto de vista económico, vehículos eléctricos como su TH665B tienen el potencial de “aumentar la productividad, disminuir costes operativos y reducir la inversión en sistemas de ventilación y enfriamiento”.
El fabricante también apunta a que estos camiones eléctricos capaces de operar bajo la superficie “proporcionan un entorno de trabajo más saludable para los operadores al reducir la exposición a partículas diésel, vibraciones, ruido y calor”. Asimismo, se espera que sean hasta un 25 % más capaces que los camiones convencionales en rampas muy inclinadas.
Según el informe del Banco Mundial “Minerales para la acción climática: La intensidad mineral de la transición hacia la energía limpia”, la producción de minerales como el grafito, el litio y el cobalto podría aumentar un 500 % de aquí al año 2050.
En total, se necesitarán más de 3.000 millones de toneladas de minerales y metales sólo para desplegar la energía eólica, solar y geotérmica, así como necesarios sistemas de almacenamiento de energía.
Mención aparte merecen las tierras raras y los materiales críticos esenciales para las baterías de los vehículos eléctricos, en pleno despliegue. Sin embargo, a más necesidad de minerales para conseguir energías limpias y un transporte más sostenible, más extracciones mineras hay que llevar a cabo.
Esto supone un gran perjuicio para el medioambiente, ya que las minas tienen un efecto negativo directo tanto en el suelo, como en el aire o el paisaje que las rodea. Así, muchos de los principales fabricantes de vehículos pesados como Volvo, Caterpillar o Komatsu, ya cuentan con maquinaria pesada mucho más eficiente en sus gamas.
Sin embargo, pruebas como las que se llevan a cabo bajo tierra con el Sandvik TH665B amplían un poco más el horizonte y son parte del camino para lograr una minería realmente más eficiente en el futuro.