Las baterías de estado sólido, llamadas a impulsar las ventas globales de eléctricos, se han considerado durante mucho tiempo ‘el santo grial del coche eléctrico’, por sus ventajas frente a las tradicionales como la mayor seguridad y densidad energética o el menor el coste. Sin embargo, su mayor talón de Aquiles (la escalabilidad) abre la puerta a nuevas tecnologías.
Es el caso de las baterías de iones de litio de base líquida, que se postulan como una de las alternativas más interesantes.
Según el CEO de Prime Planet Energy & Solutions (una empresa conjunta formada por Toyota y Panasonic y líder en el mercado de baterías) estas “podrían cambiar las reglas del juego” en la próxima década.
Con la mirada puesta en 2025
En los últimos años la carrera por el desarrollo de baterías de estado sólido se ha intensificado entre los principales fabricantes, puesto que su tecnología es una de las más prometedoras de cara a resolver los principales problemas de las baterías “tradicionales” de los coches eléctricos.
Entre ellos: el tiempo de carga, la capacidad y el riesgo de incendios y explosiones.
Al menos la teoría es que estas baterías permitirán cargas ultrarrápidas para poder contar con la máxima autonomía en un coche eléctrico en un tiempo similar al que se tarda en repostar con uno de combustión…y sin que la batería vea afectada su vida útil.
Uno de los fabricantes que más está apostando por esta tecnología es Toyota y sin embargo uno de sus ex directivos, Hiroaki Koda -ahora al frente de Prime Planet Energy & Solutions- ha declarado recientemente en una entrevista "que las baterías de estado sólido vayan a cambiar las reglas del juego de los eléctricos todavía está muy lejos".
Hay dos razones principales detrás de la afirmación de Koda. Una es la dificultad de su desarrollo y los problemas para su escalabilidad, y la otra es “el gran potencial que están demostrando tener las baterías de iones de litio líquidas” en su lugar.
Solo en 2021, Prime Planet produjo más de 1,4 millones de baterías para vehículos híbridos y eléctricos. A principios de este año, la compañía fundada en 2020 ya anunció que ampliaría sus plantas de Japón y China con más líneas de producción para fabricar hasta medio millón más de baterías en los próximos meses.
Por el momento, esta empresa dirigida por Hiroaki Koda, fabrica baterías cuadradas de iones de litio para Toyota (la mitad de las cuales se utilizan en los vehículos híbridos e híbridos enchufables de la marca), mientras que Panasonic centra su actividad en las baterías cilíndricas más pequeñas, que se estrenarán en el Tesla Model Y de cara a 2024.
En los dos años que restan hasta entonces, la compañía preparará su planta de Wakayama con ese fin con nuevos laboratorios y dos líneas de producción para garantizar el suministro a la marca californiana.
Toyota, que tiene más de mil patentes registradas relacionadas con las baterías de estado sólido, reveló hace un año que “quería empezar a vender coches con estas baterías antes de 2025”.
Pero no es el único fabricante que, en plena transición de la industria, ha dedicado esfuerzo a la investigación y desarrollo de la tecnología que dé con la clave de baterías de estado sólido más ligeras y seguras que las actuales.
Por ejemplo Honda ya ha anunciado que invertirá 301 millones de dólares en 2024 de la mano de LG para poner en marcha un centro de investigación y desarrollo de baterías en EEUU, mientras que Nissan afirma que planea producir en masa estas baterías para 2028, dos años después de lo que ha prometido Stellantis.
Ortos gigantes como el Grupo Volkswagen y sus marcas o Ford, han invertido respectivamente en las start-ups de baterías de estado sólido QuantumScape y Solid Power (socia de BMW y que además cuenta con el capital de compañías como Samsung y Hyundai).
Pero siguen siendo caras y difíciles de producir, entre otras cosas por la actual escasez de algunas de las materias primas necesarias para ello y por el encarecimiento de otras como el litio, lo que obliga en muchas ocasiones a los fabricantes a retrasar su lanzamiento.
Incluso especialistas como Bosch tuvieron que abandonar definitivamente la idea debido a los enormes costos operativos e inversión iniciales que harían falta para dejar de depender de rivales como Panasonic o Samsung. En este sentido, los analistas de Strategy Analytics predicen “que el despliegue de las baterías de estado sólido en los vehículos eléctricos se retrasará hasta 2030”.
Mientras tanto empresas como Prime Planet ya trabajan en otras alternativas. Según su CEO, la compañía “ya habría empezado a desarrollar la próxima generación de baterías de iones de litio de base líquida” con Toyota y Panasonic, que esperan poder poner en marcha a partir de 2025.
Para competir con rivales más grandes como la china CATL y la surcoreana LG Energy Solution, Koda asegura que ha reducido el coste de producción de las baterías empleando las técnicas de fabricación que aprendió en Toyota: "La clave es acortar los procesos de desarrollo y producción", asegura.
El ahorro de costes es fundamental para que los fabricantes de baterías sigan siendo competitivos debido al elevado coste de los metales. Según Koda, estos ya suponen “hasta el 60 % del coste total de una batería”, y aproximadamente la mitad proviene de recursos naturales como el litio.