V12 de 30 litros y 700 CV, 15 metros de largo por 5 de ancho. Así era el Berliet T100 ideado para cruzar el Sahara
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V12 de 30 litros y 700 CV, 15 metros de largo por 5 de ancho. Así era el Berliet T100 ideado para cruzar el Sahara

En cualquier evento de coches clásicos, las estrellas suelen invariablemente los coches que nos han hecho soñar. Desde el eterno Jaguar E-Type hasta un Lamborghini Countach o una de esas bestias de rallys que sirvieron para homologación en el mítico Grupo B. Pero este año, en el Salón Rétromobile de París, la estrella fue un Berliet T100, apodado el gigante del desierto. Es tan grande que cualquier coche a su lado parece una simple maqueta. Esta es su historia.

Berliet era una de los fabricantes de camiones más importantes del mundo hasta los años 70. En la actualidad, la marca lionesa fue diluida en lo que es hoy Renault Trucks. Pero en los años 50, Berliet era uno de los líderes del mercado y Francia seguía siendo una potencia colonial (Indochina, buena parte de la mitad norte de África). A mediados de los años 50, en Francia pensaron que podrían encontrar petróleo en una zona del Sahara que hoy está en Argelia.

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El Berliet T100 es tan grande que caben personas de pie debajo de su chasis.

La República envió al Sahara un ejército de geólogos, ingenieros y transportistas, y dio concesiones a varias petroleras, entre ellas la Shell. Argelia vivió bajo la dominación francesa una fiebre del oro negro. Y tal y como ocurrió en el pasado con las fiebres del oro, todo aquello se convirtió en una pesadilla logística.

Los camiones que lograban sortear las dunas no podían llevar cargamento. Y los que sí iban cargados, se quedaban en las dunas. Al final, la mayoría de equipos de las petroleras optaron por el camello para el transporte del material.

En uno de sus viajes a Argelia, invitado por Shell en 1956, Paul Berliet se da cuenta de primera mano que no es viable construir carreteras para llegar hasta los pozos de prospección. Pero es que tampoco los camiones que tiene en su gama (o los que hay en la gama de sus competidores) son aptos para este tipo de trabajo.

Lo mejor será fabricar el camión más grande del mundo

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El Berliet T100 número 1 delante de la fábrica de Berliet, el barrio de Monplaisir, Lyon.

El propio Paul Berliet decide que construirá el camión más adecuado para ello. Le encarga a su ingeniero jefe de vehículos especiales, André Billiez, la creación de un camión capaz de llevar 50 toneladas de carga por las dunas del desierto con una ausencia total de carreteras o pistas. Billiez vuelve de África una semana más tarde y decide que deberá ser un camión sencillamente gigantesco.

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Berliet T100

El desarrollo del T100 comenzó en enero de 1957. Según cuenta en Hagerty, Berliet comenzó a diseñar el camión en función de los neumáticos Michelin. Pidieron a sus paisanos de Clermont-Ferrand los neumáticos más grandes que tenían y a partir de ahí diseñaron el camión. Nueve meses después, en octubre de 1957, nacía la nueva criatura de Berliet, un bebé de 103 toneladas.

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Bautizado oficialmente como T100 (por cien toneladas), fue expuesto en el Salón de París antes de ser enviado al desierto argelino. Pronto se gana el apodo de gigante del desierto. Mide 15,30 metros de largo, casi 4,5 metros de alto, cada rueda pesa casi 1.000 kg y su V12 pesa tanto con Mercedes AMG G 65, es decir, 2,5 toneladas. Un V12 que, por cierto, bebe de dos depósitos de gasóleo de 945 litros cada uno.

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El Berliet T100 número 3 encargado por una compañía estatal francesa para operaciones en minas a cielo abierto.

Bajo el capó grande como un SUV, late a un ritmo suave, un V12 turbodiésel de 29.6 litros de cilindrada y 600 CV de origen Cummins. Berliet prefirió comprar un motor antes que desarrollar uno propio por razones de coste (y finalmente hizo bien). El par es enviado a las seis ruedas -sí es tracción integral- vía un cambio semi automático Clark de cuatro relaciones hacia adelante y otras tantas hacia atrás.

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La dirección es lógicamente asistida y cuenta con su propio motor. Un dos cilindros bóxer Panhard. Este se pone en marcha para mover las ruedas si fuese preciso y así evitar encender el V12 solo para girar las ruedas.

Tan solo se fabricaron cuatro unidades

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Berliet T100

Este primer T100 llega a África para las primeras pruebas y los ingenieros se dan cuenta rápidamente que necesitan más potencia. Consiguen llegar hasta los 700 CV sin dificultad. Rápidamente, Berliet fábrica una segunda unidad. El gobierno francés le encarga una tercer unidad, con 10 ruedas, para trabajar en una mina y Berliet produce una cuarta unidad, con la cabina sobre el motor, que envía de gira a Estados Unidos a ver si consigue clientes. Fue un fracaso.

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El Berliet T100 número 4, utilizado para fines promocionales en Estados Unidos tenía un diseño futurista para la época.
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El Berliet T100 "trabajando" en Argelia.

Y no hubo más T100 que estas cuatro unidades. Tras una guerra que marcó Francia y Argelia para siempre (es su Vietnam particular), Francia le devuelve la independencia a Argelia en 1962. Se acabó la prospección en el Sahara. Berliet cancela definitivamente el programa T100 en 1964 tras usar la unidad “estadounidense” como prototipo con una turbina de helicóptero de 1.000 CV.

Ese prototipo fue desmantelado por Berliet en 1964, así como el T100 número 3 que tras terminar su vida laboral fue devuelto a Berliet en 1978 y desguazado. En cuanto a las dos primeras unidades su destino es dispar. El T100 número dos fue repatriado en Francia en 1981 y restaurado por la Fondation Berliet. Es la unidad que fue expuesta en el pasado Rétromobile. En cuanto a la primera unidad, sigue en África, abandonada a su destino.

Fotografía | Berliet, e Y.Leclercq

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