Situémonos en uno de los fríos inviernos de Suecia, concretamente entre 1976 y 1977. Ingenieros de Audi probaban sobre nieve algunos de los prototipos en los que trabajaban, acompañados por un Volkswagen Iltis de apenas 75 CV. Sus potentes máquinas de tracción delantera enrojecian frente al Iltis, capaz de traccionar mucho mejor.
El modesto Volkswagen Iltis, de procedencia militar, tenía algo que los Audi necesitaban: cuatro ruedas motrices. Pocas semanas después, un equipo de ingenieros encabezado por el mismísimo Dr. Ferdinand Piëch se ponía manos a la obra para desarrollar un sistema de tracción a las cuatro ruedas basado en el del Iltis, que acabaría siendo la tracción integral Quattro presentada en el Salón de Ginebra de 1970 con el Audi Quattro.
Audi Quattro
De aspiraciones deportivas y con carrocería coupé, el Audi Quattro original montaba en posición delantera y longitudinalmente un cinco cilindros en línea de 2.1 litros y 200 CV. A pesar de ser diseñado para producirse en pequeñas cantidades, la gran demanda por parte del público hizo que el modelo cosechara muchos éxitos y se comercializara hasta 1991.
Con su enérgico motor, turboalimentado por un KKK, un cambio manual de cinco velocidades y suspensión independiente, el Quattro era capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 7,1 segundos y alcanzaba los 222 km/h de velocidad máxima. Poco más tarde se convertiría en toda una leyenda del mundo de los rallies, en sus diferentes variantes.
Su sistema de tracción integral constaba de tres diferenciales libres, siendo bloqueables manualmente tanto el central como el trasero. Unos años después, en 1986, Audi introdujo un avance para sustituir el diferencial central de bloqueo manual por la primera generación del denominado Torsen, capaz de distribuir de forma variable el par del cinco cilindros.
Poco a poco Audi comenzó a ofrecer su sistema de tracción a las cuatro ruedas en todos los modelos, llegando incluso a las variantes TDI (diésel) allá por 1993 y haciendo también su aparición en el segmento de los compactos cuatro años después, en el A3 Quattro.
Nacía de esta manera el famoso sistema que equipan hoy en día cientos y cientos de vehículos Audi. El fabricante calcula que aproximadamente un 43% de sus clientes en 2012 eligió un modelo con tracción Quattro, habiendo vendido sólo en Alemania unos 99.800.
El sistema Quattro difiere según el modelo, dependiendo de las pretensiones de cada uno o de la orientación en la que lleva colocado su propulsor: embrague multidisco, diferencial autoblocante central o el más moderno diferencial central de corona.
Los modelos más deportivos, como los RS de última generación (RS5 Coupé y Cabrio, RS4 Avant...), cuentan con un sistema cuyo protagonista es el diferencial central de corona capaz de desviar hasta un 85% del par hacia el eje delantero o hasta un 70% hacia el eje trasero, dependiendo de la situación.
El superdeportivo de Ingolstadt, el Audi R8, utiliza un sistema propio que cuenta con un diferencial de acoplamiento viscoso situado en el eje delantero, que puede enviar entre un 15 y un 30% del par al eje delantero si es necesario.
A día de hoy, y por eso este pequeño guiño al pasado del fabricante alemán, Audi ha fabricado ya cinco millones de vehículos dotados con su tecnología estrella de tracción integral, Quattro, que ofrece para más de 140 versiones distintas de sus modelos.
La unidad número cinco millones es un Audi A6 Allroad 3.0 TDI de color blanco que ha abandonado ya la planta de producción de Neckarsulm y con el que se ha celebrado la mágica cifra alcanzada tras treinta y tres años de Quattro en el mercado. Esperemos que sean muchos, muchos más.
