Este Toyota disfrazado de Aston Martin tiene un motor casi tan grande como el propio coche. Ahora, por fin está a la venta

Este Toyota disfrazado de Aston Martin tiene un motor casi tan grande como el propio coche. Ahora, por fin está a la venta
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El Aston Martin Cygnet es uno de los coches más exclusivos que existen porque se fabricaron menos de 1.000 unidades, pero una de esas unidades es todavía más especial porque es un ejemplar único.

Se trata del Aston Martin V8 Super Cygnet, un one-off creado sobre la base del Cygnet convencional, pero equipado con el motor V8 de 436 CV de un Aston Martin Vantage S.

Es la primera vez que se pone a la venta

El Aston Martin Cygnet era el Aston Martin más barato, pero claro, tenía poco de Aston Martin, así que duro muy poco. Lógicamente, las pocas unidades que se fabricaron son muy exclusivas, incluso Stirling Moss tuvo uno, y todavía se ven algunas en ciertos lugares (personalmente, he visto Cygnet en Londres, París y Madrid), pero ningún Cygnet es tan exclusivo como el que vende ahora Nicholas Mee.

Se trata del Aston Martin V8 Super Cygnet y hay que hablar de él en singular porque solo existe un ejemplar. Lo conocimos en el año 2018, cuando debutó y se dejó ver en el Festival de la Velocidad de Goodwood. Siete años después, sigue siendo una brutalidad y no ha perdido el título de coche urbano más exclusivo.

Aston Martin V8 Super Cygnet Nicholas Mee 2

Varios años después de terminar la producción del Cygnet, a Aston Martin le pareció bien coger una unidad para meterle el motor V8 atmosférico de 4.7 litros del Aston Martin Vantage S, con 436 CV y un par máximo de 490 Nm.

Para instalarlo en este minúsculo coche, los de Gaydon tuvieron que tirar de ingenio y modificaron prácticamente todo el Cygnet, de hecho, creció hasta los 3,7 metros de largo, en parte, porque la mitad del chasis venía del Aston Martin Vantage. El peso se contuvo en unos respetables 1.375 kg.

¿El resultado? Un urbano con esteroides que aceleraba de 0 a 100 km/h en 4,2 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 274 km/h. Contaba con jaula antivuelco, muchas piezas en fibra de carbono, asientos Recaro, volante de competición, la caja de cambios automática Sportshift II del Vantage, un sistema de escape a medida, llantas forjadas de 19” o frenos de alto rendimiento, entre otras cosas.

Aston Martin V8 Super Cygnet Nicholas Mee 5

Lo mejor de todo es que se homologó para circular por la calle, por lo que se podía utilizar a diario, incluso tenía puertos USB en el interior, tiradores de las puertas de cuero y posavasos. A pesar de ello, la persona que lo compró directamente a Aston Martin no lo utilizó mucho porque acaba de salir a la venta y solo tiene 2.883 millas, es decir, poco más de 4.600 km.

Lo que no tiene es precio. Las pocas unidades que hay a la venta cuestan entre 34.000 y 50.000 euros, pero, obviamente, ninguna es tan exclusiva como el V8 Super Cygnet, por lo que su precio será mucho más alto. A cambio, quien lo compre tendrá el urbano más rápido de todos los tiempos.

El ejemplo más particular de coche remarcado

En el año 2008, Toyota lanzó uno de los mejores coches urbanos que han existido: el Toyota iQ. Con solo 2,98 metros de largo, tenía espacio para cuatro adultos (o tres personas si querías llevar también algo en el maletero) y estaba disponible con dos motores de 68 CV y 98 CV que consumían poquísimo. Con este último, además, se movía razonablemente bien en todos los escenarios, incluso en carretera.

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El problema que tuvo el Toyota iQ fue el precio: resultaba demasiado caro para ser tan pequeño y mucha gente prefería el smart fortwo. Sin embargo, aunque el iQ no fue un pelotazo a nivel de ventas, ha pasado a la historia por ser la base del coche urbano más exclusivo (y caro) que ha existido: el Aston Martin Cygnet.

En el año 2012, la Unión Europea impuso una nueva normativa de emisiones medias por fabricante y Aston Martin no la cumplía con la gama que tenía, por lo que se iba a ver obligada a pagar multas bastante cuantiosas por tener una media de emisiones muy alta.

Para evitarlo, a la marca británica le pareció buena idea ampliar su catálogo con un coche radicalmente distinto a cualquier otro Aston Martin: un urbano. Simplemente habló con Toyota y llegó a un acuerdo para poner el logotipo de la firma británica al pequeño Toyota iQ. Es el ejemplo más llamativo de la historia de un coche remarcado.

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Hoy por hoy, hay muchos ejemplos similares, como el del Mazda 2 Hybrid, que es un Toyota Yaris remarcado, o el del Mitsubishi ASX, que es un Renault Captur remarcado, pero el caso de Aston Martin fue mucho más llamativo y singular, básicamente, porque Aston Martin nunca había tenido un urbano (y no ha vuelto a tenerlo).

También llamaba la atención por su diseño y por su precio. Parecía un Aston Martin Vantage comprimido, pero tenía la característica parrilla de los coches de Gaydon y por dentro era mucho más lujoso que el iQ del que derivaba.

Aston Martin V8 Super Cygnet Nicholas Mee 4

Se fabricaba en la planta de Aston Martin de Gaydon, en Reino Unido, únicamente con el motor de 98 CV. Realmente, lo fabricaba Toyota, pero se vestía de Aston Martin en Gaydon, donde se necesitaban decenas de horas para transformarlo, especialmente su interior, de ahí que fuese tan caro. Solo estuvo a la venta durante dos años: sus ventas fueron desastrosas.

Aston Martin esperaba vender unas 4.000 unidades al año, pero en los dos años que se estuvo fabricando solo se vendieron 150 unidades en Reino Unido y menos de 600 unidades en el resto de Europa. Tuvo mucho que ver que costase casi 40.000 euros, alrededor de tres veces más que el Toyota iQ. Si lo querías con cambio automático, a su precio base de 39.959 euros había que sumar otros 1.435 euros.

Imágenes | Nicholas Mee

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