Chevrolet Captiva Sport VCDi, prueba (parte 1)

Chevrolet Captiva Sport VCDi, prueba (parte 1)
16 comentarios
HOY SE HABLA DE

Esta vez toca algo más grandote, un todocamino. El Chevrolet Captiva es primo del Opel Antara, el cual ya desmenuzamos en una ocasión anterior. Hablamos concretamente del Captiva Sport, una versión que busca entrar por el ojo, ya que se trata fundamentalmente de cambios estéticos, nada más.

En estas fotos se le ve muy limpito, pero pronto lo veréis un poquito más sucio, es lo que tiene probar un todocamino como Dios manda. La galería creo que hace récord, son 72 fotos que recogen todos los detalles posibles del coche.

Exterior

Estamos ante un bicho de 4,6 metros de largo, 1,85 de ancho y 1,72 de alto. Creo que es el modelo más grande que he metido en el garaje, y sus dimensiones eran prácticamente las de la plaza en sí. Una de las cosas que llama la atención del Captiva es su pobre maniobrabilidad, necesita 11,5 metros entre bordillos.

Chevrolet Captiva Sport

Salvo evidentes diferencias visuales, el Chevrolet Captiva y el Opel Antara son el mismo vehículo. Se accede bien al habitáculo, y también se sale cómodamente del mismo. Afortunadamente las puertas pesan poco, aunque el coche no tiene de ligero nada, pesa casi dos toneladas. Las barras en el techo o intermitentes integrados en los retrovisores también se encuentran en la versión LTX, la que está por debajo de esta.

La versión Sport tiene un aspecto levemente distinto al del modelo normal. Tiene llantas de 18 pulgadas, nuevo frontal, faros delanteros oscurecidos, pilotos traseros ahumados y algunas molduras plateadas sobre color oscuro. Al respecto de las ruedas, son Dunlop SP Sport 270 de dimensiones 235/55. Para carretera van bien, pero fuera de ella pfffff...

Chevrolet Captiva Sport

Un vistazo rápido a las protecciones inferiores no dirán mucho, pero sé de buena tinta que son endebles y vulnerables a la primera piedra u objeto contundente que toquen, nada que ver con unas de verdad. Si nos vamos a la parte trasera y le miramos los bajos, descubrimos una rueda de repuesto de emergencia (WTF!) y una doble salida de escape real.

La luneta trasera es practicable, muy útil para llenar el maletero si no podemos desplegar el gran portón (ver detalle).

Interior

El Captiva tiene un interior de bastante calidad aparente, aunque no sea un coche digamos caro. La versión probada sube a 36.000 y pico euros, pero es la más equipada posible y encima automático. Como es obvio, tiene una terminación muy parecida a la del Opel Antara, pero tiene algo que el alemán no tiene: siete plazas (depende de la versión). Cosas como el cable amarillo a la vista atrás empobrecen esta sensación de calidad (ver detalle).

Chevrolet Captiva Sport

La versión Sport está hecha de forma un poco diferente. Los asientos son de cuero rojo y negro, colores que encontramos en el volante, cofre central y paneles de las puertas. Se han colocado unas inserciones de plástico que simulan ser fibra de carbono, a un profano igual se la colamos. Por lo demás es exactamente igual.

El puesto de conducción no es sobresaliente para todas las morfologías, pero el volante se ajusta en profundidad además de en altura. A mano izquierda hay ranuras para tarjetas y una guanterilla útil para dejar las llaves o teléfono móvil. A mano derecha hay más lugares para deshacerse de los típicos objetos que molestan en los bolsillos. El volante integra los mandos del equipo de sonido y control de velocidad.

Chevrolet Captiva Sport

El Captiva tiene más habitabilidad que una berlina clásica. Caben siete personas sí, pero tenemos que matizar esto un poco. La plaza central de la segunda fila tiene el respaldo duro, pues tiene un cajón extensible/reposabrazos, aunque los pies caben perfectamente al no haber túnel central. En las plazas de la tercera fila caben bien adultos pero si son más bien de talla media, si no niños.

La accesibilidad a la tercera fila no tiene ningún secreto para los más pequeños de la casa, el mecanismo de abatido del asiento es sencillo y no requiere fuerza (igual para un niño es demasiado). Estas plazas se guardan bajo el piso del maletero cuando no se usan, tienen el respaldo un poco duro, pero para un viaje corto se pueden soportar.

Chevrolet Captiva Sport

En la segunda fila el respaldo de los asientos es ajustable, de forma asimétrica (60/40). Estas plazas son tan cómodas como las delanteras. Los huecos de las puertas son pequeños, y en el cofre central pueden guardarse un par de objetos pequeños. Un monovolumen de toda la vida es un poco más práctico en cuanto a huecos y receptáculos. Los vasos pueden dejarse a nivel del suelo (ver detalle), molestos para el pasajero central si va montado.

El motor diesel del Captiva, de origen VM Motori, transmite pocas vibraciones al habitáculo y un ruido moderado, ¡nada que ver con el típico 4x4 tanque! Es suave en todos los sentidos, pero tiene un rendimiento tirando a pobre. En cruceros el nivel de ruido es muy razonable, y la aerodinámica (principal fuente de ruido) demuestra ser buena cuando se va muy rápido, pues se nota menos de lo esperable.

Chevrolet Captiva Sport

La climatización es monozona, un defecto considerando que hablamos de siete plazas. Podría ser como en un Citroën C4 Grand Picasso, con esta cuestión mucho mejor resuelta. No sé cómo anda el confort climático en la tercera fila, pero algo me dice que no será excelente en los primeros minutos. En cuanto al confort de marcha, me pareció bueno y agradable para afrontar largos trayectos.

Hablemos ahora de maletero. Con todas las plazas útiles hablamos de sólo 85 litros de capacidad, si acaso para mochilas. Con cinco plazas la cosa aumenta a 465 litros (más que el Antara con diferencia), capacidad que tienen algunos sedanes o familiares. Pero podemos rizar más el rizo y con sólo dos plazas tener hasta 930 litros de capacidad. El asiento del copiloto puede abatirse y quedar plano (ver detalle).

Chevrolet Captiva Sport

Al abatir la segunda fila, el espacio de carga también queda enrasado. Disponemos de un pequeño espacio donde van los triángulos y herramientas necesarias para el cambio de rueda (ver detalle). La galleta está alojada fuera, pero atada con un cable de acero al interior para evitar que la roben.

A mano izquierda hay una toma de 12V, así como un posavasos. La cortinilla que cubre el maletero puede plegarse cómodamente cuando están usándose todas las plazas.

Continuará...

Temas
Comentarios cerrados