Hace poco menos de tres meses Donald Trump convirtió el jardín de la Casa Blanca en un concesionario de Tesla, promocionado los modelos de su entonces querido y aliado Elon Musk. "Voy a comprar uno", aseguró un sonriente Trump en aquel evento. Dicho y hecho, se llevó puesto un Tesla Model S.
Pero en la guerra abierta que mantiene ahora con el sudafricano ha decidido venderlo. Una venganza un tanto tibia, esencialmente simbólica, pero digna de guion de una comedia de Netflix.
Comprarlo fue simbólico, venderlo también lo será
Musk y Trump han comenzado una encarnizada batalla: tras dejar su cargo en la Casa Blanca hemos asistido a una estupenda escalada de tensión entre ambos. Trump ha amenazado a Musk con poner fin a contratos estatales que tienen sus empresas, como SpaceX. Mientras, el CEO de Tesla sugirió que el nombre de Trump figuraba en la lista de la isla de Jeffrey Epstein y hasta mostró un video que lo retrataba con el magnate acusado de explotación sexual.
El último movimiento del presidente es poner en venta aquel flamante Tesla Model S en rojo brillante que compró para animar las ventas de la marca californiana, ahora en sus horas más bajas.
Venganza de postureo. Según publica Forbes, un funcionario de la Casa Blanca ha señalado que Trump "está considerando" vender este Tesla. En The New York Times otra fuente del gobierno va más allá y asegura que ya lo tiene a la venta. De ser así, sería más producto de la pataleta que otra cosa.
En primer lugar, Trump no ha conducido el Model S ni lo conducirá: por Ley expresa, el presidente de los EEUU tiene prohibido ponerse a los mandos de un coche propio. Ya puede ser muy entusiasta del automóvil, como lo era Joe Biden.
Esta normativa se aplica por seguridad y se extiende a vicepresidentes y altos cargos del Gobierno. Siempre ha de llevarles un chófer capacitado para maniobras arriesgadas y además en vehículos blindados. Por lo tanto Trump lo compró como favor a Musk, dada la debacle en ventas que sufre la firma.
Y en segundo lugar no es que eso vaya a rascar mucho el bolsillo del que sigue siendo el hombre más rico del mundo. Ya lo ha hecho en sí el pulso que mantienen ambos: las acciones de Tesla cayeron entre sus dimes y diretes hasta un 14 %. Dado que Musk es propietario de un 12 % de Tesla, esto afecta al patrimonio de Musk, restando cientos de miles de millones a su fortuna.
¿Malvenderá su Tesla? Sea como fuere, está por ver por cuanto se vende este Tesla Model S que tiene como aliciente haber pertenecido a un ilustre propietario. En su momento no se detalló qué versión era. El eléctrico oscila entre los 79.990 y los 94.990 dólares y lo que sí se confirmó es que lo compró a precio de tarifa.
Pero a pesar de que no puede conducirlo, no hablamos de un coche nuevo propiamente. Y los eléctricos se deprecian bastante más rápido que los térmicos: entre un 30 y un 40 % según un estudio de iSeeCars. Más lo hacen los Tesla en sí: de media, más de un 65 %de su valor tras cinco años de propiedad.
Esto se debe en gran parte a que últimamente los Tesla de segunda mano se venden a patadas en EEUU por animadversión hacia Musk. Rechazo motivado en su mercado local por sus lazos con la Casa Blanca y porque su puesto en el Gobierno tenía como cometido despedir a miles de funcionarios. Para quitárselos de encima los enfadados propietarios los están vendiendo a precio de saldo.
Imágenes | Casa Blanca, Tesla
