
Tesla se ha estrellado en el primer trimestre de 2025. Incluso más de lo que esperaban los analistas. Han caído las ventas de sus coches eléctricos, su facturación y sobre todo sus beneficios, con un desplome de más del 70 %.
Las miradas han apuntado estos meses a Elon Musk como principal culpable de la debacle de Tesla. Importantes inversores de la firma consideran que "está destruyendo la reputación de la marca". "Nunca en la historia una marca de coches ha perdido valor tan rápido", señaló el banco más grande de EEUU.
Musk ha admitido que su excesiva implicación política está arrastrando a Tesla al desastre: no dejará su cargo en el gobierno, pero sí que le dedicará mucho menos tiempo para intentar levantar la que aún sigue siendo la marca de coches más valiosa del planeta.
"El tiempo que voy a dedicar al DOGE va a disminuir significativamente"
Elon Musk dirige el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), un organismo recién creado por el gobierno de Donald Trump. Se encarga de recortar el gasto funcionarial: en estos últimos meses Musk ha despedido a miles de funcionarios, por ejemplo en la DGT de EEUU, o incluso eliminado entidades del estado federal. Esto ha generado movimientos como 'Tesla Takedown' o las oleadas de ataques contra coches e instalaciones de la marca.
"Probablemente a partir de mayo el tiempo que voy a dedicar al DOGE va a disminuir significativamente", ha asegurado Musk durante una la presentación de resultados ante los inversores de la marca. "Creo que continuaré un día o dos a la semana mientras que el presidente (Donald Trump) quiera que lo haga y mientras yo sea útil. Pero a partir del próximo mes dedicaré mucho más tiempo a Tesla", promete.
Es justo lo que había pedido Ross Gerber, uno de sus inversores históricos antes la nueva deriva de Musk, que eligiera entre la política o Tesla: "Elon debería regresar a Tesla y ser el CEO de Tesla y renunciar a sus otros trabajos, o debería concentrarse en el Gobierno y seguir haciendo lo que está haciendo, pero encontrar un CEO adecuado para Tesla".
Así, Musk no a dejará su cargo en el DOGE, pero reducirá su implicación en el gobierno porque considera que la mayor parte del trabajo ya está hecho. Aunque ha sido muy poco autocrítico: ha defendido que su labor en el DOGE "es muy importante" y que gracias a él se ha reducido "el malgasto y el fraude". Respecto a las protestas y el movimiento anti Tesla, señala que "están muy organizados y se les paga" por participar en las protestas. Una acusación de la que no ha aportado pruebas.
Casi 1.000 millones menos de beneficio
Los tres primeros meses de 2025 han sido nefastos para Tesla. Los resultados económicos recién presentados esta semana, reflejan una reducción del 71 % de su beneficio neto: se ha fijado en 409 millones de dólares en comparación a los 1.390 millones cosechados de enero a marzo el año pasado. Su facturación ha bajado un 9 % a los 19.335 millones.
Las ventas también han caído: un 13 %, con 336.681 coches entregados en todo el mundo. En el primer trimestre de 2024 entregó 386.810, lo que supone unas 50.000 unidades más. Sus dos superventas, el Model 3 y el Model Y han visto retroceder sus matriculaciones un 12 %. Las entregas de los Model S, Model X y Tesla Cybertruck son residuales: 12.881 entre todos.
Todo acompañado de su valor bursátil, cuesta abajo estos meses: desde enero las acciones de Tesla rondan una caída del 50 %. En este momento se fijan en 250 dólares cuando en diciembre alcanzaron los 480 dólares. Al menos tres grandes fondos de pensiones públicos, tanto de EEUU como de Europa, han vendido parte de sus acciones.
Elon Musk tiene mucha culpa de la debacle de Tesla, pero no es lo único
El descalabro de Tesla no tiene una sola causa, pero la denostada imagen de Elon Musk es la principal. Prueba de ello es ya considere rebajar su implicación política. Lo que no está tan claro es que esa decisión vaya a minimizar el rechazo al hombre más rico del mundo, cuya fortuna se estima en 340.000 millones de dólares según Forbes.
Los no pocos funcionarios que se han quedado sin trabajo o su ferviente alineación con posturas de ultraderecha no cambiará la percepción que muchos norteamericanos tienen de Musk. Tampoco en Europa, y especialmente en países como Alemania, donde el nazismo se considera una lacra histórica: la imagen de Musk brazo en alto en la investidura de Trump será complicada de borrar del inconsciente colectivo.
Competir con más y mejores coches eléctricos. Pero Tesla tiene otros problemas. Quizá el principal es la competencia a la que se enfrenta ahora y que no tenía hace unos años, cuando reinaba por completo el mercado de eléctricos. Ahora las marcas tradicionales han pisado el acelerador, sumando cada vez más eléctricos en sus gamas, con mejor autonomía y tecnología similar.
Aunque la gran competencia para Tesla viene de China. Los nuevos coches de la República Popular son más avanzados tecnológicamente, con rangos entre cargas que se acercan o superan a los Tesla y en su mercado local son más baratos. La de Elon Musk ha visto caer sus ventas en China un 21,8 % en el primer trimestre. Es su principal mercado, incluso por delante del norteamericano.
Tesla apenas ha variado su gama, los restyling de los Model 3 y Model Y han sido muy pobres (apenas ha cambiado el coche) y la Cybertruck se ha quedado en un modelo de nicho. Una planificación de producción demasiado optimista ha contribuido al agujero de Tesla y no deja de rebajarla buscando desesperadamente dar salida a las unidades fabricadas.
El Tesla barato y los robotaxis. Tesla sigue siendo la marca de coches más valiosa del mundo, rondado los 800.000 millones de dólares, pero ya ha visto caer su valor a la mitad en solo tres meses. Para su remontada ha de encomendarse a sus nuevos lanzamientos.
Por un lado, su nuevo SUV más barato basado en el Tesla Model Y (se estima ronde los 30.000 dólares). Pero las últimas informaciones apuntan a que Tesla no lo lanzará hasta finales de este año o principios de 2026. También está el nuevo Model Y que se ha lanzado ya en todos los mercados, y que, se entiende, subirá los pedidos de la firma.
Por otro, el robotaxi Tesla Cybercab, que Musk pretende empiece a prestar servicio este verano en Austin (Texas). De hecho, a largo plazo, Tesla ha marcado su nuevo rumbo a la conducción autónoma y la IA (con su robot Optimus como operario y asistente personal), para ir dejando poco a poco los coches eléctricos.
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Imágenes | Tesla, Elon Musk en X