"A medida que mi período programado como Empleado Especial del Gobierno llega a su fin, me gustaría agradecer al Presidente Donald Trump la oportunidad de reducir el gasto innecesario". Puede que sea un dardo, o no. Elon Musk se ha despedido así de su tiempo en la Casa Blanca tras sus 130 días anuales establecidos.
Designado como "empleado especial del Gobierno", al magnate le ha costado caro su apoyo a Trump y sus inclinaciones políticas, perjudicando hasta el extremo la imagen de Tesla. La marca de coches se desangra en ventas, mientras el propio gobierno estadounidense acorrala al coche eléctrico.
Se queda en Tesla cinco años más
Despidos masivos y a loco para hacer hueco en el Gobierno. Musk ha estado al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental, conocido como Doge, y cuyas políticas han resultado en la fulminación de miles de empleos federales. Se estima que 260.000 de los 2,3 millones de empleados civiles federales han perdido su trabajo o han aceptado acuerdos de despido como resultado de Doge.
La situación ha sido tan bestia que "en ocasiones condujo a que algunos trabajadores fueran despedidos por error, incluido personal del programa nuclear estadounidense", detalla la BBC.
Donde dije digo... El multimillonario ha demostrado ser un total defensor y mecenas de las políticas del republicano desde que comenzó su campaña presidencial (ha donado más de 300 millones de dólares a la causa), algo que ha ido cambiando con el tiempo. Y nadie puede decir que no estaba avisado: "Terminaré con el mandato del coche eléctrico el día uno", prometió Trump en su campaña. Y eso que los eléctricos representan únicamente el 1,4 % del total de vehículos que circulan por las carreteras estadounidenses.
La salida de Musk se produce un día después de que dijera que estaba "decepcionado" con el proyecto de ley de presupuesto de Trump, que propone exenciones fiscales multimillonarias y un impulso al gasto de defensa. El CEO de Tesla también se ha mostrado en desacuerdo con la guerra arancelaria de Trump contra China y Europa, y obviamente, con la persecución a los coches eléctricos en EEUU.
As my scheduled time as a Special Government Employee comes to an end, I would like to thank President @realDonaldTrump for the opportunity to reduce wasteful spending.
— Elon Musk (@elonmusk) May 29, 2025
The @DOGE mission will only strengthen over time as it becomes a way of life throughout the government.
Su "Gran y Hermoso Proyecto de Ley" contempla eliminar la ayuda estatal de 7.500 dólares para la compra de coches eléctricos y aplicar un impuesto anual de 250 euros para los coches eléctricos y de 100 dólares para los híbridos. ¿El argumento? La pérdida de ingresos por impuestos a la gasolina que no pagan los eléctricos. Impuestos que van destinados para mantener las carreteras.
La peor crisis de su historia. Las ventas de Tesla cayeron un 13% en los primeros tres meses de este año, la mayor caída en entregas en su historia. No le va bien ni en China ni en EEUU, donde sus Cybertruck han sufrido actos de vandalismo que el Gobierno ha clasificado como "terrorismo". Los datos muestran también un mal desempeño de Tesla en suelo Europeo, con una caída de más del 80 % en Suecia en abril o un 74 % en Países Bajos.
Así que el multimillonario (Musk) vuelve a sus negocios basados cada vez menos en coches eléctricos, con China al asedio y los robotaxis en el punto de mira. Asegura que en junio estará lista la primera unidad del Model Y autónomo en Austin, Texas, como avanzadilla a lo que será su próximo gran negocio. Le veremos al frente de su imperio al menos los próximos cinco años.
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Foto | Wikipedia/Gage Skidmore
