La borrasca Claudia lleva días cruzando la Península dejando lluvia, granizo y viento intenso en buena parte del país. Ahora que parece encaminarse hacia su fase final, la AEMET mantiene avisos en zonas costeras, pasos de montaña y áreas expuestas donde las ráfagas de viento siguen superando lo normal para esta época del año.
En ese contexto, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha aprovechado para recordar en sus redes sociales la situación de algunas zonas afectadas y la necesidad de extremar la precaución si no queda otra que ponerse al volante. Lo que no dice ese tuit, es que el viento es uno de los fenómenos atmosféricos que más accidentes provoca en carretera, y no únicamente en días de temporal.
Conducir con viento extremo: lo esencial antes de salir
El viento es uno de los fenómenos meteorológicos más traicioneros, porque no siempre lo ves venir: puede aparecer de golpe y afectar al comportamiento del vehículo de maneras muy diferentes según la velocidad, la intensidad de las ráfagas y el tipo de coche. Y es que cuando el viento golpea un vehículo en movimiento, no sólo añade ruido o cierta incomodidad: puede modificar su trayectoria.
Si sopla viento lateral y a ráfagas, el conductor puede sentir cómo el coche se desplaza hacia un lado sin haber movido el volante. En los turismos más aerodinámicos el efecto es perceptible, pero en furgonetas, autocaravanas o coches cargados (especialmente con baúles, bicicletas o esquís en el techo) la situación puede ser mucho más crítica.
El primer fenómeno que conviene comprender es el llamado efecto pantalla. La DGT lo define como una interrupción momentánea del viento: durante unos metros circulas resguardado (por un túnel, edificios o un vehículo voluminoso al que adelantes) y, en cuanto sales de esa “protección”, llega la ráfaga lateral repentina. Esto puede acabar en bandazo que desplace el vehículo lo suficiente como para pisar la línea del carril, rozar el arcén o, en escenarios extremos, perder el control.
Fuente: DGT
Algo distinto pero igual de importante es el efecto tijera, que aparece cuando hay un remolque o caravana enganchado al coche. Al recibir un golpe de viento lateral, la parte posterior puede adelantarse al vehículo tractor formando un ángulo peligroso. En los camiones articulados o en caravanas mal cargadas, este fenómeno puede terminar en vuelco o colisión.
La tecnología ayuda a evitar estos efectos, pues cada vez más coches, furgonetas y vehículos recreativos incluyen asistentes de control de estabilidad específicos. Sin embargo, la tecnología no sustituye al sentido común: si hay aviso por viento fuerte, conviene evitar viajar con remolque salvo que sea imprescindible.
Lo que recomienda la DGT si tienes que conducir con viento intenso
Cuando el viento sopla fuerte, cualquier gesto al volante debe ser aún más consciente. La DGT insiste en que lo importante no es luchar contra las ráfagas, sino anticiparse, suavizar movimientos y reducir la exposición al riesgo. Con viento lateral, cada metro cuenta, y una leve corrección a tiempo suele evitar una reacción brusca después. Por tanto:
- Reduce la velocidad: cuanto más despacio vayas, menor desplazamiento lateral.
- Sujeta el volante con firmeza, pero evita movimientos bruscos.
- Circula con un régimen de revoluciones más alto (o una marcha menos).
- Mantente centrado en tu carril: deja margen para corregir.
- Si llevas carga exterior, asegúrate de que está bien sujeta o métela en un cofre cerrado.
Además, con viento fuerte conviene “mirar lejos”: observar las mangas de viento, prestar atención a puentes, viaductos, zonas abiertas y adelantamientos a vehículos grandes como furgonetas de reparto o camiones. En todos esos escenarios la ráfaga “espera” donde menos te lo imaginas. Y si llevas un vehículo alto como una furgoneta, autocaravana o un SUV grande, extrema aún más la prudencia y conduce más despacio de lo habitual.
Imágenes | DGT
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