Resuelto el misterio de quién estaba cortando los cables ABS de los coches de Cabárceno. No era un saboteador, era una marta

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Irene Mendoza

Hace unos meses, en pleno invierno, varios coches del Parque de la Naturaleza de Cabárceno comenzaron a presentar averías muy específicas: los cables del sistema ABS aparecían cortados. La sospecha de sabotaje interno creció rápidamente, sobre todo después de que la empresa Cantur implementara un sistema de control sobre el uso de sus vehículos.

Pero ahora, meses después, el enigma se ha resuelto… y el culpable no es un humano. Las trazas biológicas y, sobre todo, las imágenes captadas por las cámaras de seguridad, confirmaron que la responsable de los daños era un pequeño animal salvaje: una marta.

El misterio de los cables cortados y un culpable inesperado

“Se acabó el misterio”, decía el consejero de Turismo del Gobierno de Cantabria, Luis Martínez Abad, en la rueda de prensa en la que ha dado todos los detalles del desenlace de este curioso caso. Todo empezó a principios de año, cuando al menos cuatro vehículos de Cantur amanecieron con los cables del sistema antibloqueo de frenos (ABS) cortados.

“Se acabó el misterio”, decía el consejero de Turismo del Gobierno de Cantabria, Luis Martínez Abad, en la rueda de prensa en la que ha dado todos los detalles del desenlace de este curioso caso. Todo empezó a principios de año, cuando al menos cuatro vehículos de Cantur amanecieron con los cables del sistema antibloqueo de frenos (ABS) cortados.

Pronto se empezó a hablar de sabotaje interno e incluso se llegaron a relacionar los hechos con la implantación de localizadores GPS en la flota. De hecho, los vehículos afectados eran precisamente aquellos que llevaban instalado este tipo de dispositivos. Pero desde la dirección de Cantur se mantuvo la prudencia y no se confirmó ninguna hipótesis hasta que se completara la investigación.

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Mientras tanto, se llegaron a usar algunos vehículos como “cebo”, y se instalaron más cámaras. La sorpresa llegó cuando las grabaciones captaron a una marta merodeando bajo los vehículos. Aunque las imágenes no muestran con claridad a la marta mordiendo los cables, sí dejan clara su presencia frecuente alrededor de los coches.

A eso se sumaron análisis de ADN y otras pruebas biológicas recogidas en el lugar, lo que permitió confirmar que el daño era fruto de la fauna salvaje del entorno, y no de la acción humana. “La investigación ha concluido que se trata de hechos no deliberados atribuibles a fauna silvestre”, indicó Martínez Abad, apoyándose en el informe remitido por la Guardia Civil.

Por qué muerden las martas los cables de coches

Aunque para muchos este comportamiento pueda parecer sorprendente, lo cierto es que no es un caso aislado. Las martas, como otros pequeños mamíferos, se sienten atraídas por el calor y la seguridad del vano motor de los vehículos, especialmente en invierno. En países como Alemania, son muy conocidos los daños que estos animales provocan al morder cables y mangueras, especialmente las de goma blanda y plástico.

Hay fabricantes que confirman que los cables de esos modelos desprenden un olor que puede resultar especialmente atractivo para estos animales. Además, durante la época de apareamiento (ahora, en verano), las martas se vuelven más territoriales y tienden a marcar su entorno mediante orina y mordiscos, lo que refuerza esta conducta.

Parque

Con el misterio resuelto, el consejero no dudó en dirigirse a quienes alimentaron la teoría del sabotaje. “A aquellos que hablaron de falta de seguridad y control en Cabárceno, les pido que rectifiquen y se disculpen”, declaró. “No ante mí, sino ante los trabajadores de Cantur, porque al final se dijo que eran ellos quienes estaban saboteando los vehículos”.

También tuvo palabras para algunos representantes sindicales que vincularon los hechos a las negociaciones internas en la empresa pública: “Entiendo que a veces nos precipitamos, no pasa nada, pero algún miembro sindical debería saber que no vale todo para atacar o chantajear en una negociación”.

Por precaución, desde hace meses los vehículos han sido aparcados en un recinto cerrado para evitar nuevos ataques, y desde entonces no se han vuelto a registrar incidencias similares. La anécdota deja atrás semanas de tensiones internas, teorías y cierta alarma pública. Pero también pone de relieve un hecho curioso y cada vez más común: la creciente interacción (y conflicto) entre la fauna salvaje y la tecnología.

Imágenes | Motorpasión, Cantur

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