El primer SUV propio de BMW M, el primeroque no deriva de ningún otro coche convencional de BMW, no es precisamente el que mejor representa la esencia de la división deportiva de la marca alemana. Es el BMW XM, un SUV de formas extravagantes, con tecnología híbrida enchufable y 653 CV de potencia. Hemos tenido una primera toma de contacto con él y te contamos qué nos ha parecido.
Cada vez en el mercado hay más y más coches que no tienen ningún sentido, ninguna razón lógica de existencia, pero que curiosamente tienen público suficiente como para que las marcas acometan el proyecto de desarrollarlos y ponerlos a la venta. E incluso tienen éxito y alcanzan buenas cifras de ventas.
Nadie en su sano juicio necesita un coche como el que hoy nos ocupa, un SUV híbrido enchufable de 653 CV de potencia, mecánica aderezada con un diseño absolutamente rompedor y único entre los de su especie. Pero hay gente, mucha gente a decir verdad, que desearía tener este coche en su garaje.
El BMW XM nació en 2022, el año en que la división deportiva de BMW, llamada BMW M, cumplía su 50 Aniversario. Decidieron celebrarlo lanzando este coche que es la antítesis de sus valores primarios de ligereza, sencillez y rapidez. Bueno, esto último sí aplica, ya que este es un coche tremendamente rápido.
Curiosamente este BMW XM hace un cierto homenaje al modelo primogénito de BMW M, el M1. Aquel superdeportivo de motor central fue el coche que a finales de los 70 encendió al llama de la pasión por los deportivos en BMW, el origen de una saga de coches que ha sido un éxito en todos los sentidos y que año a año va ganando adeptos por todo el mundo.
Homenaje a los orígenes, aunque en formato SUV
¿Cómo rinde homenaje el BMW XM al M1? Admito que no es fácil captarlo, a mí mismo me ha costado un poco, pero es cierto que el peculiar diseño de la luneta posterior del XM, con un cristal sin marco que lo perfile y con los dos logotipos de BMW en los extremos superiores del cristal, hacen que guarde cierta similitud con el M1 que disponía también dos logotipos de BMW en las jorobas laterales de su parte trasera.
Y ya que hemos comenzado por esa parte el análisis del diseño de este coche, sigamos con algunos elementos que dan forma a esa trasera que pese a ser más discreta que la parte delantera del coche, siguen siendo muy curiosa y especial. Por ejemplo los pilotos integrados en la tapa del maletero, que son muy finos y pequeños en comparación con el resto de secciones de chapa gigantescas que conforman el coche.
Las salidas de escape tienen una forma y disposición muy curiosa, ya que son salidas trapezoidales alineadas de forma vertical en los extremos. Dentro esconden salidas de escape más convencionales, con sus correspondientes mariposas activas que se abren o se cierran dependiendo del ruido que quieras hacer en cada momento.
También destaca la pequeña luneta posterior, muy baja y ancha, que marca el diseño de la zaga del coche. Por último, todas las denominaciones del modelo y la marca van pintadas en color negro y perfiladas en dorado. Puede gustar más o menos, pero no cabe duda que se trata de un ejercicio de diseño espectacular.
Siguiendo el recorrido hacia adelante, este mastodonte de 5,11 metros de largo destaca por sus proporciones diferentes a lo habitual en un SUV convencional, ya que a ese largo se une una altura de solo 1,75 metros, que junto a los más de 2 metros de ancho, hacen que se vea imponente sobre la carretera.
Tiene más de 3 metros de batalla, puertas gigantescas y un diseño también en la vista lateral que no deja indiferente a nadie. Todo el perfil inferior del coche está marcado por una contundente moldura de color negro brillante que recorre desde los pasos de ruedas hasta la parte trasera.
Calzar apropiadamente a semejante coche no es sencillo. De hecho, el BMW XM de serie viene equipado con llantas de 21 pulgadas, las cuales se ven literalmente ridículas en semejante coche. En opción las de 22 pulgadas me parecen las más adecuadas, pero para los que quieran ir más allá, también hay unas de 23 pulgadas con diseño bicolor, mucho más acertadas y capaces de cubrir con dignidad los gigantescos pasos de rueda.
Me llama la atención de esas llantas, más allá de su gigantesco diámetro, que no llevan el logotipo redondo de BMW en el centro cubriendo los bujes, sino que llevan las letras BMW en tres dimensiones sobre una sección de plástico negro brillante muy llamativo.
Y es que en el BMW XM no hay elemento que no destaque y no llame la atención de sobremanera. Por ejemplo, todo el conjunto de ventanillas está acompañado de un perfil exterior, dorado en algunos acabados, que enfatiza la cintura del coche y segmenta muy bien la sección de las ventanillas del resto del conjunto.
Los espejos con diseño específico de BMW M, con sus dos brazos (aunque el superior sea solamente decorativo), rematan un coche que personalmente en esta vista lateral me recuerda más a un Lamborghini Urus que a cualquier otro coche.
Una mirada que no deja a nadie indiferente
Y llegamos a la que es sin duda la parte más controvertida del coche, la delantera. Porque presidiendo el majestuoso capó delantero, al que recorren nervios muy marcados de delante a atrás, encontramos un frontal muy expresivo, que nada tiene en común con otros modelos de la marca.
Pese a que en este el centro está presidido por los dos riñones de forma hexagonal y de tamaño acorde con el resto del coche y que también tiene las ópticas divididas en dos secciones que conocimos en el Serie 7 o que aplican ahora a los X7, el diseño del BMW XM es diferente al de otros modelos.
Circulando con él por las calles y alrededores de Madrid, pudimos comprobar en primera persona cómo llama la atención a su paso. Es difícil que alguien no se gire al verlo, y será siempre el protagonista principal de muchas fotos. Sin duda, curioso.
Un interior a la altura no es algo sencillo
El barroquismo del exterior de este coche, hace difícil la tarea de diseñar un interior acorde, pero a decir verdad, creo que lo han conseguido. ¿Cómo? Pues a base de mezclar formas extrañas y superficies con rugosidades diferentes a las habituales con otros elementos más comunes en los BMW M, como los asientos deportivos o las pantallas.
Empezamos abriendo la puerta, que por cierto cuenta con manillas convencionales, no las enrasadas con la carrocería que se utilizan en otros modelos de la marca. Estas manillas llevan una textura romboide en 3D, a juego con la trama que se aplica al techo, la cual hace que siempre que abras el coche, lo sientas de una forma especial.
Una vez dentro, la posición de conducción es una mezcla entre la que esperas en un SUV, ligeramente elevada, y al mismo tiempo te encuentras con un entorno muy dirigido al conductor. Todos los mandos que rodean al puesto de conducción están diseñados para ofrecer al conductor una experiencia en la que no tenga que desviar la vista de la carretera.
Por eso en la pantalla situada detrás del volante y en el Head Up Display encontramos gráficos específicos M, que incluyen luces para indicar el cambio de marcha cuando llegas al régimen máximo de giro de su motor 4.4 V8 de gasolina. Maravilloso.
De serie vienen los asientos multifunción M, las almohadillas para las rodillas y un volante de cuero M específico para este modelo. El asiento recoge bien, sobre todo a la altura de los hombros, pero no llega a ser ni incómodo ni radical en su confección. Al fin y al cabo es un SUV.
Pero sin duda es el revestimiento prismático tridimensional y las 100 unidades LED que se disponen por el techo las que marcan el estilo tan especial de un interior que no deja indiferente a nadie. Por ejemplo, las luces LED dibujan los tres colores del logotipo de BMW M cuando abrimos el coche, para luego cambiar a infinidad de tonalidades que podemos elegir nosotros o dejar que sea el propio coche quien las seleccione de forma automática.
En la parte posterior, BMW dice que ha creado un M Lounge, y lo cierto es que los ocupantes se encontrarán con unos asientos cómodos y anchos, a los que acompañan unos cojines a juego con la tapicería elegida, con el logotipo XM, que hacen más placentero el reposo en esas plazas traseras.
Se puede elegir entre cuatro tapizados diferentes para personalizar el interior, así como un nuevo cuero Vintage para las secciones superiores del panel de instrumentos y los paneles de las puertas.
Equipa climatizador automático de cuatro zonas, el sistema de sonido envolvente Harman Kardon de serie, mientras que en opción se puede solicitar el sistema de sonido envolvente Bowers & Wilkins Diamond con un amplificador de 1.500 vatios y cuatro altavoces adicionales en la zona del techo.
Pese al peculiar diseño de su carrocería, con un techo muy bajo que deja poco espacio al segmento de ventanillas, el espacio para las cabezas en las plazas traseras es más que suficiente. Sentados en ellas, vemos hacia atrás y apreciamos que el espacio que queda entre techo y bandeja del maletero es muy reducido, lo cual limita la visión por el espejo retrovisor interior.
Y hay que hablar del maletero, que por supuesto tiene accionamiento eléctrico para su apertura. Dentro encontramos un espacio de 527 litros con truco. Sus formas son muy rectas y planas, bien aprovechables, pero hay que tener en cuenta que no hay espacio alguno en la parte inferior del piso del maletero, y que este es un coche híbrido enchufable. Por eso, en BMW M han creado una preciosa maleta negra, con trama a juego con el estilo romboide que encontramos en el techo del coche, en la cual se esconden los cables de carga. Tiene un tamaño generoso que resta el espacio de una maleta a esos 527 litros de maletero. Ahí está el truco.
Híbrido con motor V8, 653 CV y etiqueta CERO
BMW ha desarrollado este coche poniendo mucho empeño en él. Así lo demuestra el sistema M Hybrid, que combina un motor nuevo, un 4.4 V8 desarrollado para girar a altas revoluciones, con un sistema de motor eléctrico apoyado sobre una batería de iones de litio de alto voltaje montada en los bajos del coche con 25,7 kWh de capacidad.
El motor de gasolina ofrece 489 CV y el sistema de propulsión eléctrica con 197 CV. Estamos ante un conjunto de 653 CV, con tracción a las cuatro ruedas, que es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,3 segundos pese a sus casi tres toneladas de peso (2.785 kilos para ser exactos).
En marcha con la bestia híbrida
Tuvimos ocasión de conducir el BMW XM durante una primera toma de contacto de hora y media de duración, en la que nos limitamos a circular por los alrededores de Madrid. Por eso, esta simplemente va a ser una explicación de las primeras impresiones que transmite el coche, a la espera de hacer más adelante una prueba en profundidad de este modelo para poder dar otro tipo de datos.
Lo primero que destaca, es que como buen híbrido, el coche arranca en modo eléctrico. El silencio impera, no esperes un bramido del motor V8 que te ponga los pelos de punta cada mañana. Eso solo ocurriría si deliberadamente pulsases el botón Sport.
Sorprende moverse con semejante coche, con más de cinco metros de largo, dos de ancho y casi tres toneladas de peso, y hacerlo en eléctrico, con esa ausencia total de ruidos, vibraciones y demás. En este sentido, el BMW XM se siente un coche muy bien aislado, en el que apenas se percibía nada más que el ruido de rodadura, algo natural porque la unidad que llevábamos montaba los gigantescos neumáticos de 23 pulgadas, que por cierto llevan marcaje HL (hasta ahora reservado a camiones ligeros).
En la consola central el botón M Hybrid, permite seleccionar el modo de funcionamiento deseado para el sistema de propulsión. Se puede elegir entre los modos HYBRID, ELECTRIC y eCONTROL.
La instantaneidad de los 280 Nm de par del motor eléctrico, que llegan a 450 Nm justo cuando la transmisión entra en funcionamiento y aumentan hasta los 800 Nm cuando se utilizan ambos sistemas de forma combinada, permiten mover el coche con mucha alegría y facilidad.
Cuando se produce la transición del modo eléctrico al híbrido y el motor de combustión se pone en marcha, el salto es notable. El silencio absoluto inicial da paso a un estruendo notorio cuando el motor 4.4 V8 se pone en marcha, emitiendo un bonito rugido por esas colas de escape hexagonales dispuestos en vertical.
Como suele ocurrir en coches con este tipo, cuenta con un sistema de regeneración de energía de frenado que condiciona el tacto de los frenos. Para parar semejante bestia, hay que apoyarse mucho en el freno, y este ofrece un tacto algo irreal al comienzo del recorrido del pedal, cuando actúa ese sistema de regeneración, siendo solo después cuando las gigantescas pinzas de seis pistones en el eje delantero muerden realmente con contundencia los gigantescos discos de freno.
En carretera tipo autovía, seleccionando el modo Sport para asegurarnos las máximas prestaciones, el BMW XM impresiona. Es capaz de acelerar y ganar velocidad con contundencia, algo que ocurre mientras en el interior se mezcla el sonido mecánico del motor V8 con el sonido específico de este coche, creado por el compositor Hans Zimmer. Combinados, el ambiente que se crea a nivel sonoro, es muy curioso y único.
Nos vamos hacia una carretera de curvas, para comprobar cómo se comporta el coche en un entorno que sobre el papel no es el más adecuado para su planteamiento. Sorprende la reactividad que ofrece, lo rápido que se mueve cuando le damos ángulo de volante y en general, lo bien que camufla su notable sobrepeso.
Hay que tener en cuenta que la batería va situada muy abajo, en el piso, y eso hace que el centro de gravedad esté muy bajo. Creo que una de las claves de ese comportamiento tan BMW, está en la priorización del envío de potencia hacia el eje trasero.
Cuenta con tracción total M xDrive, pero cuando llevamos activado el modo 4WD Sport, es especialmente notable cómo es el eje posterior el que empuja más, dejando al delantero en una posición más de acompañamiento.
Todo esto, como decía al comienzo de esta sección, teniendo en cuenta que apenas hicimos una veintena de kilómetros en estas condiciones de carretera de curvas. Habrá que hacer una prueba en profundidad más adelante para afianzar estas sensaciones iniciales.
Me parece barato el BMW XM
De regreso a la base desde donde comenzaba esta prueba de contacto con el BMW XM, uno de los temas de conversación entre los periodistas allí reunidos, era el precio del coche. El BMW XM cuesta en España 179.700€.
Me parece excesivamente barato, y no malinterpretéis mis palabras. Está claro que es un precio al alcance de muy pocos, pero me parece que este coche tan especial no debe costar lo mismo que un BMW X6 M Competition, por poner un ejemplo.
Es un coche con un diseño único, con un desarrollo específico, es un BMW M que no tiene equivalente en BMW y se sitúa en el segmento de los super SUV como el Lamborghini Urus o el Porsche Cayenne Turbo GT. El primero de estos, que tiene 666 CV de potencia, cuesta 265.443€ en su versión S o 296.596€ en el acabado Performante. El Porsche, cuando se vendía en España (en la última actualización del Cayenne el Turbo GT se ha dejado de vender en Europa), costaba 237.734€. En ambos, la lista de espera para hacerse con uno,era y es importante.
Así pues, considero que el precio del BMW XM podría ser más alto, y ese encarecimiento lo haría más exclusivo si cabe y mantendría ese aura de coche especial que con el precio actual no tiene. Dicho esto, bienvenidos sean esos 179.700€ para quien se lo pueda permitir, porque sin duda se llevará un coche que tiene todo para convertirse en el centro de atención. En todos los sentidos.
