Coches que no nacieron como fúnebres, pero apuntaban maneras

Coches que no nacieron como fúnebres, pero apuntaban maneras
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Para dar la réplica al artículo de Héctor sobre coches fúnebres para acabar sobre ruedas, vamos a ver ahora una pequeña selección de coches que fueron concebidos como normales, pero acabaron aterrorizando al respetable, más por su parecido razonable con un portaféretros que por otra cosa. Tercera entrega de nuestros coches de miedo, por aquello de celebrar Halloween a nuestra manera.

De forma casi irremediable, ahora nos vamos directamente a por ese segmento de difícil diseño (o demasiado fácil, según se mire) que es el de los familiares. Familiar, station-wagon, break, combi, rubia, ranchera, vagoneta... Cajas de zapatos con ruedas hasta hace muy poco tiempo, a las que sólo les faltaba la corona de flores y el séquito de plañideras circulando a velocidad de resalto.

Fiat Stilo SW (2004)

Fiat Stilo SW (2004)

Más que de ranchera, con el Fiat Stilo SW podríamos hablar de yogurtera. Una superficie acristalada que nos lleva hasta un portón bastante vertical, y una estética que más que sobria entronca con lo triste, pasando por una línea de faros posteriores superada por unas vetas de metal difíciles de mirar, confieren a este diseño un aspecto de posible vehículo mortuorio.

Honda Accord LX Wagon (1993)

Honda Accord LX Wagon (1993)

Otro que tal baila (sobre nuestra tumba). Desde luego, la rectitud de líneas propias de los 70, los 80 y los 90 jugó muy malas cartas en favor de los coches alargados, y más con una ventana de custodia sobreelevada, para dar el último adiós. Sólo se echan en falta las flores, que quizá se comercializaran en un nivel superior de acabados (nunca como elemento suelto, en un japonés de pro).

Lancia Thema SW (1988)

Lancia Thema SW (1988)

Y del espíritu nipón, de vuelta a la pasión italiana... cuando pasión significa acción de padecer, por aquello del sufrimiento. Aunque el Lancia Thema tendría que buscar su clientela entre los finados más bajitos, la relativa verticalidad de su zaga revela la verdadera alma de este familiar. Le faltan las cortinas para darle un poco de intimidad al difunto, eso sí.

Tata Indigo SW (2007)

Tata Indigo SW (2007)

Al buscar una imagen de estos coches que comentamos en un país exótico como es la India, descubrimos que preparar los difuntos de cara a la cremación es una tarea que bien se puede desempeñar con un vehículo de dimensiones aún más reducidas que las del Thema. Coche fúnebre ideal para hindúes y sikhs de naturaleza concentrada.

Renault 12 TL familiar (1975)

Renault 12 TL familiar (1975)

Claro, que si buscamos la quintaesencia del coche de muertos no declarado como tal, de forma ineludible tenemos que pasar por el Renault 12 familiar. Eso sí que era rectitud a la hora de concebir un diseño. Y con las proporciones naturales que se gastaba el celebérrimo familiar, raro es que en día de mercado no se le subiera al maletero un muerto viviente.

Chrysler 300C Touring (2005)

Chrysler 300C Touring (2005)

Si algún día nazco rapero y me salen cadenas de oro al cuello y anillos alrededor de las falanges, ya sé qué coche quiero para cuando unos narcos me frían a balazos y haya que llevarme a un funeral repleto de mozas vestidas de negro por primera vez en sus vidas. Nada, por si acaso ocurre.

Volvo 760 GLE Combi (1984)

Volvo 760 GLE Combi (1984)

Y, por fin, llegamos a uno de esos diseños que representan como pocos lo que sugiere el título del artículo. Sí, porque hoy decimos que Volvo mola y no hay nadie que nos quite la razón. Pero hasta hace unos pocos años, la zapatería de Gotemburgo lanzaba extraordinarios artefactos como el que reposa sobre estas líneas, entre árboles otoñales que ponen la guinda al funeral.

SSangyong Rodius (2004)

SSangyong Rodius 2004

Quizá este atrevido diseño de la coreana Ssangyong se salga un poco, o bastante, o mucho, de la tendencia a hacer del típico coche familiar una pesadilla en familia. Siendo un monovolumen de cuerpo grande, entró sin embargo por la puerta más grande todavía del Olimpo de los coches fúnebres a su pesar: entre el pilar C apegotado y el riguroso luto, se hace merecedor del puesto.

El elevado éxito de una apuesta como la del Rodius nos enseña dos cosas: que no hay un solo coche feo que sea feo para todo el mundo, y que en el fondo los coches fúnebres no declarados y, en general, pasar miedo con los coches, es algo que nos entusiasma en un día como hoy.

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