Rumanía 'presume' de infraestructuras con una carretera que no va a ninguna parte

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No es que Rumanía sea una excepción en el ámbito de los despropósitos urbanísticos, pero lleva un tiempo despertando la atención de los medios. Tras la 'autopista' de un metro que mandó construir un empresario como forma de protesta por la falta de inversión en infraestructura, llega la carretera que no conduce a ninguna parte.

Ha sido construida en la pintoresca ciudad de Piatra Neamt, y sus 200 metros de longitud han costado nada menos que 100.000 euros procedentes de fondos europeos, según explica la prensa local.

Siguiente paso: farolas también de fondos europeos

La carretera termina abruptamente en una colina, pero este final inesperado cuenta con su propio paso de cebra y una señal de Stop, por si alguien decidiera cruzar por ahí. La calle Sânzienelor ya es famosa en Rumanía.

Pero si la red viaria ruamana se caracteriza por sus socavones y abandono, esta cuenta con los más altos estándares de calidad.

El alcalde de Piatra Neamt, Dragoș Chitic, defiende que la carretera forma parte de un plan de modernización de la zona, que se construirá un nuevo barrio y se asfaltarán todas las calles de la ciudad. Además alega que se ha construido por petición de los lugareños, que tenían que caminar por el barro y no podían acceder a sus casas en coche.

Pero las buenas noticias no terminan aquí, ya que el año que viene esta calle estará iluminada gracias a otro empujón por parte de fondos europeos.

Según datos recogidos por Bloomberg, Rumanía tiene la peor infraestructura de la Unión Europea -junto a Bulgaria- 12 años después de unirse, y las protestas contra la corrupción y el abandono de infraestructuras se han ido haciendo cada vez más habituales en el país.

En marzo de este año el empresario Stefan Mandachi mandó construir la primera y única 'autopista' de Moldavia occidental y de un metro de ancho. Consiguió que se iniciaran los trabajos para crear una infraestructura segura en esta zona del país, aunque no parece que vaya a ser suficiente.

El país tiene alrededor de 800 kilómetros de carreteras y solo 60 km fueron de nueva construcción en 2018. Una de las más famosas del mundo, la Transfăgărășan, está considerada también de las más peligrosas, aunque resulta una delicia para los amantes del motor.

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