
Los ciudadanos ni lo notarán, vino a prometer la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) cuando decidió someter a unas pruebas a toda Oklahoma City, de unos 500.000 habitantes entonces. Pero sí lo notaron, vaya si lo hicieron. Tanto como para se cancelara el proyecto estadounidense del avión supersónico de pasajeros que rivalizaría con el Concorde y el Túpolev Tu-144 soviético.
Durante varias semanas los habitantes de Oklahoma City sufrieron un estupendo calvario, con aviones militares sobrevolando sus casas y rompiendo la barrera del sonido nada menos que ocho veces al día. Cristales rotos, paredes y techos agrietados en edificios y viviendas fue el pan de cientos de miles de personas largos días. Todo un calvario. Pero era su patriótico deber.
"Las explosiones no serán problemáticas", pero acabaron incluso con el Concorde
Europa tenía el Concorde y, sobre todo la URSS, el Túpolev Tu-144. En plena Guerra Fría, que EEUU tuviera un avión supersónico de pasajeros se convirtió en asunto de Estado. El proyecto, asignado a Boeing y que supuso comenzar el desarrollo del Boeing 2707, no duró mucho. ¿El motivo? Las pruebas para determinar sus efectos en la población.
Las explosiones supersónicas nunca son plato de buen gusto para los oídos humanos, ni tampoco para infraestructuras. Y puede ser mortal para los animales. Pero en EEUU priman siempre las necesidades del Gobierno y más en plena escalada de tensión con la URSS.
¿Por qué la capital de Oklahoma? Para estos test de impacto, denominada 'Operación Bongo II', se escogió Oklahoma City. No fue casualidad: esta urbe disponía de varias dependencias aeronáuticas que daban trabajo y prosperidad a su población: la base aérea Tinker, el Centro Aeronáutico Mike Monroney de la FAA y otros centros de investigación y desarrollo de aeronáutica.
Además se entendía que estaban más acostumbrados al ruido de los aviones. Hasta la Cámara de Comercio de Oklahoma City ofreció la ciudad pensando que el avión supersónico estadounidense generaría aún más empleo.
En definitiva, se escogió esta urbe porque había altas probabilidades de que las pruebas tuvieran resultado positivo. Para sorpresa de nadie, no fue así.
Cientos de ventanas rotas y más de 9.500 ciudadanos quejándose de daños. Las pruebas de la 'Operación Bongo II' estaban basadas en vuelos supersónicos sobre Oklahoma City con aviones militares: cazas F-104, bombarderos B-58 o interceptores como el F-101 o el F-106. Estos pájaros de acero supersónicos debían sobrevolar la ciudad ocho veces cada día durante seis meses.
No duraron tanto pese a que la FAA estaba convencida "de que las explosiones no serán problemáticas", según recoge este artículo de The New York Times de enero de 1964 que anunciaba estas pruebas. Otros expertos en aviación no estaban tan seguros.
Cuando un avión rompe la barrera del sonido (Mach 1), que ocurre cuando se superan los 1.234,8 km/h, se produce una inmensa explosión que obviamente se escucha a la perfección en tierra. Y como también es obvio, es tremendamente molesto, además de que puede provocar daños en infraestructuras.
En total, lo que duraron los test, se produjeron 1.253 explosiones sónicas sobre Oklahoma City. Si bien primeramente hubo pocas quejas, los daños sucesivos acabaron con la paciencia de los ciudadanos: según publica Time, casi 9.600 personas se quejaron de daños en viviendas y edificios, aunque solo 4.629 presentaron reclamaciones formales por daños.
De las mismas cerca de 230 cobraron 12.800 dólares en indemnizaciones, esencialmente por cristales rotos y paredes y techos agrietados. El monto total de las indemnizaciones que asumió la FAA rondó los 123.00 dólares. No fueron pocas ventanas las que reventaron en estos test: según recoge Cabovolo, un total de 147, y sus respectivos cristales, en las primeras 14 semanas.
Vida y muerte de los vuelos supersónicos para pasajeros. Entre las indemnizaciones y el malestar de los ciudadanos, el proyecto del Boeing 2707 supersónico no salía a cuenta para la administración. Primeramente se prohibieron estos vuelos de prueba que martirizaban a la población de Oklahoma City para, poco después, suspender para siempre el programa de tests.
A comienzos de la década de los 70 se prohibieron definitivamente los vuelos comerciales de aviones supersónicos en todo el espacio aéreo estadounidense. También el propio desarrollo del Boeing 2707 en 1971, lo que supuso de facto el fin de la carrera de EEUU en la aviación comercial supersónica.
El Concorde europeo lo hizo mucho después, siendo el avión supersónico de pasajeros que más año estuvo en activo. Lo hizo casi tres décadas, desde 1976 hasta 2003. Pese a toda la pompa que lo envolvía no fue precisamente rentable ni para Air France ni para British Airways. El fatídico accidente del vuelo 4590 de Air France en julio del año 2000, con 113 fallecidos, precipitó su fin.
Unos de los motivos de la baja rentabilidad del Concorde fue precisamente que no pudiera contar con rutas a EEUU. Tampoco pudieron venderse a compañías norteamericanas como la Pam-Am.
Por su parte el Túpolev Tu-144, que fue el primer avión comercial supersónico propiamente, llevo pasajeros entre 1977 y 1994, pero solo en vuelos domésticos.
¿Posible resurrección de los vuelos supersónicos?
20 años después, una empresa de EEUU está retomando la carrera de los vuelos comerciales supersónicos: Boom Supersonic. Están desarrollando el Overture, al que señalan como el avión comercial "más rápido del mundo". De momento trabajan en el desarrollo de un prototipo, el XB-1, que ya ha realizado algunas pruebas.
Afirman que podrá completar rutas a una velocidad de Mach 1.7, cerca del doble de lo que alcanzan los aviones supersónicos a día de hoy. Pero lo más importante es que lo ha hecho, aseguran, sin provocar explosiones sónicas.
Según el CEO de Boom Supersonic, el nombre es por tanto bastante irónico, esto se debe "al límite de Mach": si se rompe la barrera del sonido a una altitud suficientemente elevada "las ondas de sonido se refractan en la atmósfera y se curvan hacia arriba, haciendo un giro en U antes de que alguien pueda oírlo".
De ser cierto, podría suponer la resurrección de los vuelos comerciales supersónicos 60 años después de amargar la vida durante semanas a los pobres residentes de Oklahoma City.
Imágenes | Wikipedia, US Airforce, Boom Supersonic