
En Ámsterdam, intentar aparcar puede ser un acto de equilibrismo… literalmente. Para muestra, los vídeos que sube la holandesa @marilenapoot a su Instagram de cuando en cuando, intentando entrar en su coche sin caer al agua del canal que hay frente a su casa.
Más allá del tono de humor, estos vídeos son el reflejo real de un problema muy serio: la falta de espacio y el problema de convivencia entre peatones, conductores y bicis en una ciudad que ha dicho "basta" al coche. Porque si hay un lugar en Europa donde tener un coche parece más un problema que una ventaja, ese es Ámsterdam.
Una ciudad que no quiere coches… y lo deja claro
La capital de los Países Bajos no es amiga de los coches. Apenas el 40 % de los hogares tiene uno y la propia ciudad está diseñada para prescindir de ellos. Calles estrechas, canales por doquier, una red de tranvías activa y, sobre todo, una cultura ciclista profundamente arraigada, hacen que circular en coche por el centro sea cada vez más incómodo, caro y en ocasiones, hasta peligroso. Que los coches sean cada vez más grandes, tampoco ayuda.
Los vídeos de la influencer holandesa intentando entrar en su coche aparcado junto a un canal, tratando de mantener el equilibrio sobre la mínima franja de acera disponible son cada vez más populares: un paso en falso, y el baño está asegurado. Y no es la única que sube este tipo de vídeos.
¿Exageración? En absoluto. Según datos de Planetizen, Ámsterdam cuenta con poco más de 432.000 plazas de aparcamiento y sigue eliminando más de las que crea. Solo este año, se prevé que desaparezcan otras 10.000. Y el aparcamiento en la calle puede costar hasta 7,50 euros la hora en el centro.
Bicicletas sí, coches no
Ámsterdam está hecha para pedalear. Literalmente. En una ciudad de poco más de 780.000 habitantes, se estima que circulan más de 880.000 bicicletas. El espacio es limitado, y las autoridades lo tienen claro: hay que priorizar a peatones y ciclistas. Así lo explicaba Melanie Ter Horst, teniente de alcalde, a Euronews: “No tenemos espacio suficiente para que todo el mundo pueda ir de A a B. Por eso necesitamos más espacio para ciclistas y peatones”.
Esto se traduce en que muchos coches acaban aparcados en situaciones precarias: junto al agua, en esquinas ajustadas, entre raíles de tranvía o en zonas con visibilidad reducida. Mientras tanto, las inversiones van destinadas a infraestructuras para bicicletas, como los impresionantes parkings subterráneos como el de Stationsplein, inaugurado en 2023, con capacidad para 7.000 bicicletas.
Aunque cada vez son menos los visitantes que se aventuran a alquilar un coche en Ámsterdam, aún hay quienes no saben lo que les espera. Circular por la ciudad implica no solo sortear ciclistas (que siempre tienen preferencia), sino también navegar por un entramado de calles en las que peatones, bicis, tranvías y vehículos comparten espacio en una coreografía compleja que no siempre acaba bien.
Por eso, si estás planeando visitar la ciudad y pensabas moverte en coche, plantéatelo dos veces. O mejor aún, no lo hagas. El transporte público es eficiente, la bicicleta es casi obligatoria y, como muestra el vídeo viral, intentar aparcar puede terminar con un chapuzón inesperado. En Ámsterdam, el verdadero lujo no es tener coche, sino no necesitarlo.
Imágenes | @Marilenapoot, Not Just bikes