La apasionante historia del Golden Sahara II, el 'coche autónomo' de 1958 que ha vuelto a la vida con Goodyear
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La apasionante historia del Golden Sahara II, el 'coche autónomo' de 1958 que ha vuelto a la vida con Goodyear

La historia del Golden Sahara II, uno de los primeros prototipos de coche autónomo, comienza en una carretera con niebla, en Sacramento (California). Allí, George Barris, padre de coches como el Batmóvil, conduce su flamante Lincoln Capri Hardtop de 1953 y de repente el motor de su coche revienta. Su amigo Dan Landon acude en su rescate, y remolca el Capri de forma precaria con su Chevrolet de 1949... hasta que el Capri se suelta y va a chocar contra un camión de heno, empotrandose contra él.

Como resultado de la colisión, el coche original pierde toda su parte superior, que queda destrozada, pero mantiene la parte inferior intacta. Barris lo mira y, cabreo aparte, decide que el coche se puede aprovechar, de manera que se lo lleva a su taller para restaurarlo y convertirlo en un icono de la automoción.

"El único problema era que olía a pescado"

George Barris

En su proyecto, Barris cuenta con el apoyo financiero de Jim Street. Juntos cambian la apariencia de lo que queda del Capri hasta dejarlo irreconocible, y le añaden una media capota transparente en forma de burbuja que confiere al coche un aspecto muy futurista.

Pero si hay un aspecto llamativo en el coche que están transformando, ese es el color de la pintura exterior. No se va a llamar Golden Sahara de forma gratuita. Entre los elementos que incorpora, se encuentra el oro de 24 quilates en sustitución de los habituales cromados de la época. Pero para darle un aspecto realmente sorprendente, hace falta una pintura que esté a la altura.

Barris explica que en aquella época estaba buscando tener una "perla dorada", algo imposible de obtener, así que un día, mientras se da una vuelta por el mercado del pescado, tiene una inspiración de origen absolutamente natural.

Golden Sahara Pescado
Foto: David Hunter

Aquellas sardinas que están a la venta tienen un aspecto realmente dorado y perlado... Si les raspas las escamas y las metes en un frasco, y si esas escamas las mezclas con lacas para pintura de automóviles... Y si esa mezcla la fijas sobre una base blanca... "El único problema era que olía a pescado", recuerda Barris.

Eso es lo que sucede cuando uno mezcla pescado crudo con pintura para coches. No intenten hacerlo en sus casas. O sí, porque a George Barris le funcionó. Fue lo que el histórico diseñador de coches consideraba uno de sus primeros trabajos con pintura nacarada.

Un coche con control remoto de la aceleración y frenada autónoma... en 1958

Golden Sahara 20

Así fue como en 1954 nació el primer Golden Sahara, derivado de un Licoln Capri que había quedado destrozado. Y entre 1956 y 1958, George Barris, Jim Street y Bob Metz reformarían el aspecto del vehículo hasta conseguir el Golden Sahara II, un prototipo con características de coche autónomo con el que pasó a la historia del autómovil.

En esa segunda transformación, Metz tomó la iniciativa y cambió el parabrisas, el capó y el techo del vehículo, le añadió faros cuádruples y unas aletas posteriores, y le dio un nuevo baño de oro a los guardabarros, entre otras mejoras exteriores. Pero lo impresionante llegó de la mano de Jim Rote, que diseñó una serie de mejoras electrónicas que darían al Golden Sahara II un carácter único.

Entre las características que hacían del Golden Sahara II un coche autónomo, hasta cierto punto, estaban el control remoto de aceleración, frenado, arranque y parada del motor, y la apertura de puertas. El vehículo disponía asimismo de una palanca de control similar al timón de un avión, adicional al volante y a los pedales, y también (agárrate) contaba con frenado autónomo por medio de unas antenas situadas en el paragolpes delantero que actuaban a modo de sensores de proximidad.

Esto, en 1958.

Golden Sahara 25

Entre los detalles de equipamiento más modernos, el Golden Sahara II contaba también con televisor, radio y grabadora en el salpicadero, además de tener una nevera en la parte posterior.

Y, desde luego, cuatro de los puntos más singulares del Golden Sahara II se encontraban a ras de suelo. En las ruedas, en forma de neumáticos que, lejos de tener un anodino color negro, eran de llamativos colores anaranjados. A juego con el dorado perlado de la carrocería.

Los neumáticos del Golden Sahara II se desarrollaron utilizando Neothane, una forma translúcida de caucho sintético, y contenían iluminación interna. Esto formaba parte de una investigación más amplia que realizó Goodyear sobre la viabilidad de desarrollar neumáticos que ayudasen a mejorar la visibilidad en condiciones climáticas adversas, e incluso convirtieran al neumático en un dispositivo más de señalización.

Golden Sahara 30

En su época dorada, el Golden Sahara recorrió los Estados Unidos y fue toda una estrella mediática. Obtuvo un gran éxito en la feria Motorama, y enseguida fue llamado a participar en todo tipo de eventos. Entre 1954 y 1956, el primer Golden Sahara pasó de stand en stand gracias a las gestiones de Jim Street, que intentó así recuperar lo invertido en el coche: unos 25.000 dólares de la época.

En 2019 eso serían casi 234.000 dólares. O 207.000 euros, al cambio.

Así, no es de extrañar que tanto el Golden Sahara como el Golden Sahara II acudieran aquí y allá, llegando a protagonizar la comedia 'Cinderfella' (1960) junto a Jerry Lewis, Ed Winn y Judith Anderson, y apareciendo en el longevo concurso 'I've got a secret', en 1962.

Pasada la era del despampanante coche dorado, el Golden Sahara II desapareció de la esfera pública y quedó guardado durante casi 50 años, motivando todo tipo de rumores sobre su paradero. En realidad, Jim Street lo conservó en su garaje durante todo este tiempo.

Ahora, con ocasión del Salón de Ginebra, Goodyear ha presentado el Golden Sahara II restaurado. En el trabajo ha colaborado Speakeasy Customs and Classics, de Chicago, y monta de nuevo cuatro neumáticos traslúcidos que Goodyear ha fabricado de forma exclusiva para el insólito vehículo.

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No sabemos si George Barris aprobaría los nuevos neumáticos desarrollados para el Golden Sahara II, pero no sería de extrañar. Aquel prototipo de coche autónomo se desarrolló como se hacían las cosas en la época dorada de los Estados Unidos: con ganas, con esfuerzo y sin demasiados reparos. Toda una lección de pasión por el automóvil que se resume en este vídeo facilitado por Goodyear.

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