Ni en coche ni en transporte público: moverte por Madrid este verano es una pesadilla de obras, atascos kilométricos y caos en el Metro

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Irene Mendoza

Desde hace unos meses, Madrid se ha convertido poco a poco en un hervidero de obras, polvo y atascos para desesperación de conductores y vecinos. Las reformas urbanísticas que buscan una ciudad más habitable a largo plazo están teniendo un coste muy alto en el presente: moverse por la capital es hoy una tortura diaria.

Los madrileños, acostumbrados a disfrutar de veranos con menos tráfico del habitual y mucha más tranquilidad en las estaciones de transporte público en las horas punta, se enfrentan ahora a la pesadilla de desvíos kilométricos y rodeos infernales por carretera y cortes que afectan a las principales alternativas de movilidad.

La ciudad patas arriba: atascos al norte, al sur… y también bajo tierra

Moverse por Madrid este verano es una auténtica gymkhana diaria que nunca sabes cómo (ni cuándo) terminará. A la ola de calor habitual se suma un entramado de obras simultáneas que afectan a prácticamente todos los medios de transporte. Tanto si vas en coche como si confías en el Metro o Cercanías, el caos está garantizado.

Uno de los puntos más conflictivos es el soterramiento de la A-5. Enmarcado en el ambicioso proyecto del Paseo Verde del Suroeste, busca enterrar 3,2 km de autovía para crear un corredor verde entre barrios históricamente separados como Lucero, Aluche y Campamento. El problema: durante las obras, la capacidad viaria se ha reducido drásticamente y los desvíos colapsan arterias como el Paseo de Extremadura.

Y la lista no acaba ahí. En Ventas se trabaja en cubrir parte de la M-30 para crear un gran parque, mientras que en la zona de Cuatro Torres se está soterrando tráfico para conectar el Nudo Norte con Sinesio Delgado.

También hay grandes frentes abiertos en puntos neurálgicos del transporte público como el intercambiador de Conde de Casal o la estación de Chamartín, donde coger un AVE se ha vuelto casi misión imposible si no vas bien armado de paciencia y con mucha antelación.

El transporte público tampoco da tregua: una ciudad al límite

Los que han optado por el Metro para huir del atasco no han encontrado alivio. La Línea 6, clave por ser circular, está parcialmente cerrada, afectando a 400.000 viajeros diarios. A eso se suman obras en la Línea 7 y cortes en Cercanías, incluyendo el cierre del túnel de Sol, que ha interrumpido la conexión directa entre Atocha y Chamartín.

Ni siquiera el servicio público de bicicletas Bicimad ha escapado a los fallos, y en las últimas semanas se han producido varias averías en la Línea 10 y el Metro Ligero. El resultado: estaciones saturadas, trenes abarrotados y usuarios que no pueden viajar.

Con todo este panorama, la frustración crece entre los madrileños, que expresan su hartazgo en redes sociales día tras día. Madrid está cambiando y promete un futuro más verde y accesible, pero la factura de esta transformación hoy por hoy cada persona que intenta llegar a su destino.

Imágenes | 'Viajar es lo mío', Susana Carrasco

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