Álvaro Ruiz
Que tu coche sea diésel no significa que le puedas echar cualquier tipo de gasoil. No hay ningún problema si vas a la gasolinera y repostas cualquiera de los gasóleos que están hechos para utilizar en turismos, ya sabes, el normal (que es más barato) o el premium (que es más caro).
En cambio, si vas a una gasolinera que tenga gasóleo agrícola y lo utilizas para llenar el depósito de tu coche, te estarás metiendo en un lío.
El gasóleo agrícola tiene un tinte rojo, por eso se le llama gasoil rojo
En España existen tres tipos de gasoil. En primer lugar, el gasóleo A, que es de color amarillento o transparente y se utiliza en los turismos, las furgonetas, los autobuses, los camiones y las embarcaciones de recreo. Es el que te encuentras en las gasolinera.
En segundo lugar, está el gasóleo B, que es de color rojo y se llama comúnmente gasoil agrícola porque sirve exclusivamente para la maquinaria agrícola, los barcos pesqueros y, en general, la maquinaria autorizada. Por último, está el gasóleo C, que tiene un tono verde o azulado y es que se utiliza en la calefacción, es decir, en calderas domésticas e industriales.
El gasóleo A es el más caro, el gasóleo B tiene un precio más bajo y el gasóleo C suele ser el más barato, aunque puede ser ligeramente más caro que el B en algunos momentos. Para que te hagas una idea, el precio medio del gasóleo A en España en el momento que estoy escribiendo este artículo es de 1,402 €/l, mientras que el precio medio del gasóleo B es de 1,071 €/l y el gasóleo C cuesta, de media, 1,196 €/l.
Con esos precios, llenar el depósito de 55 litros de un coche con gasóleo A costaría 77,33 euros, mientras que con gasóleo B agrícola costaría 58,90 euros y con gasóleo C supondría un gasto de 65,78 euros. Hay casi 20 euros de diferencia entre llenar el depósito con gasóleo A y con gasóleo B, entonces, ¿por qué no utilizar este combustible para ahorrarse un buen dinero en cada depósito?
La respuesta es muy sencilla: porque no es legal. En España no está permitido utilizar gasóleo B (ni gasóleo C) en turismos o en vehículos destinados al transporte de mercancías o de personas. Lo prohíbe, concretamente, el Artículo 54 de la Ley 38/1992, de 28 de diciembre, de Impuestos Especiales.
La prohibición atiende, esencialmente, a un motivo fiscal. El gasóleo A de automoción tiene una carga impositiva mucho más alta, por eso es más caro, mientras que el gasóleo B se beneficia de bonificaciones estatales para apoyar al sector primario, de manera que es más barato.
Utilizar gasóleo B en un turismo se considera un fraude a la Hacienda Pública y conlleva una sanción de 601 euros a 12.000 euros. En caso de reincidencia, además, puede conllevar la inmovilización del vehículo. Como es una sanción basada en la citada Ley de Impuestos Especiales y no en el Reglamento General de Circulación, la multa es cosa de la Agencia Tributaria y no de la DGT.
¿Cómo se puede saber si un coche utiliza gasóleo B? Muy fácil: este tipo de diésel contiene un trazador, es decir, un colorante rojo. Como es muy persistente, tiñe los elementos por donde pasa, desde las paredes del depósito de combustible hasta los filtros, de manera que deja rastro. Esa coloración persiste, incluso si se llena varias veces después el depósito de gasóleo A de automoción: el tinte no se va.
La Guardia Civil puede detectarlo en un control, ya sea mediante una extracción visual o a través de papeles reactivos que se impregnan con gasoil.
Ojo, hay quien dice que si le echas gasóleo rojo al coche, el humo que saldrá por el tubo de escape es rojo, pero es falso. Tampoco huele de forma distinta. El único rastro que deja este diésel es el tinte en los componentes mecánicos, especialmente en el filtro de combustible.
Como estos controles no se ven a diario, hay gente que se arriesga y echa gasóleo rojo a su coche. Puede que nunca les pillen, eviten la multa y se ahorren bastante dinero, pero hay otro motivo por el que no es recomendable esta práctica, más allá de la posible sanción: el riesgo de avería.
En un coche diésel viejo, lo más probable es que utilizar gasóleo B no suponga ningún problema, pero sí puede darte un disgusto en un diésel moderno que tenga un motor con un sistema de inyección más preciso porque puede obstruir componentes clave, como los propios inyectores, la bomba de inyección o el filtro de gasoil.
El gasóleo B está menos refinado que el A, por lo que tiene más impurezas que pueden dañar el motor y, especialmente, el sistema de inyección. Además, el gasóleo agrícola no tiene los aditivos del gasóleo de automoción, incluidos detergentes y anticorrosivos, por lo que no cuida el motor.
Imágenes | Skoda, Repsol y Unsplash
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