La batería es el elemento más caro del coche eléctrico: puede suponer entre el 17 % y el 30 % de su coste de fabricación. Esto implica que cambiar o arreglar una batería es hoy por hoy muy caro: entre 4.000 o 30.000 euros dependiendo de si hay que cambiar un módulo, varios o toda la batería. Varía según la química de la batería o la marca, pero ya se han dado casos en los que el arreglo superaba el precio del automóvil.
Esto supone que un coche eléctrico se devalúe más rápidamente que un térmico, lo que afecta al mercado de segunda mano. Un reciente estudio sostiene que esta preocupación no existirá en 2030: entonces, reemplazar una batería al completo podrá ser más barato que reparar un motor térmico. Aunque quizá peca de exceso de optimismo.
¿Baterías de 100 kWh de entre 3.800 y 4.200 euros?
Lo sostiene el informe publicado por Recurrent, firma especializada en el análisis de las baterías de coches eléctricos. Parte de la premisa de la preocupación sobre los modelos usados y el temor a tener que reemplazar la batería ya usada, que habrá perdido gran parte de su vida útil. Pero concluyen que esto dejará de ser un problema porque el precio de las baterías va a bajar drásticamente.
Menos de 3.000 euros. Las estimaciones para 2030 varían según informes. Por ejemplo Goldman Sachs publicó en octubre del año pasado que el precio de de una batería podría caer a 80 dólares/kWh en 2026 y hasta los 64 dólares/kWh en 2030. Pero las hay más optimistas: según este informe de Rocky Mountain Institute (RMI), 35 dólares/kWh por celda o de 50 dólares/kWh por dispositivo es una "proyección optimista pero alcanzable".
Justo en estos precios se basa Recurrent para afirmar que reemplazar una batería de 100 kWh podría oscilar entre 4.500 y 5.000 dólares (unos 3.800 y 4.200 euros al cambio) o bien en unos 3.400 dólares (cerca de 2.900 euros) para un paquete de 75 kWh. Lo que significa, señalan, que es un precio equivalente o menor a reparar un motor de combustión.
También postulan que, dado el aumento del mercado de baterías usadas para darles una segunda vida, que seguirá creciendo en estos años, los compradores de un usado podrán negociar la venta de su batería reduciendo el precio de su reemplazo entre 10 y 20 dólares/kWh. Es decir, que podrán cambiarla por una nueva a menor coste.
Baterías más baratas. Es cierto que el precio de las baterías ha disminuido en los últimos años. Se debe en gran parte a la popularización de las baterías LFP (litio-ferrofosfato) cuya química recurre a materiales más baratos. A finales de 2024, cayeron a mínimos históricos: las celdas de fosfato de hierro y litio (LFP) fijaron su precio en 59 dólares/kWh. Cifra muy cercana a la prevista por CATL o BYD para dicho año: 56 dólares/kWh.
Las baterías LFP recurren a fosfato de hierro, más asequible y abundante que el niquel y el colbato usado en otras de iones litio, como las NMC y NCA. Por tanto estos dispositivos son más baratos de producir, abaratando la propia batería y el coche. Las llevan las versiones de acceso de los Tesla Model 3 y Model Y, así como los modelos más baratos eléctricos hoy disponibles, como el Citroën ë-C3.
En esta caída de precio se añaden además otros factores. Por ejemplo que las baterías están mejorando cada vez su densidad energética: ofrecen más capacidad recurriendo a menos materiales en su química, lo que reduce el uso de niquel y cobalto en las más costosas.
¿Demasiado optimista? Este informe de Recurrent plantea bastantes dudas. Primero, se han basado en las estimaciones más halagüeñas de los precios de celdas (35 dólares/kWh) y baterías (menos 50 dólares/kWh) cuando otros informes como el de Goldman Sachs sitúan el del paquete en más de 60 dólares/kWh.
Además, y aunque efectivamente una avería grave en un motor térmico puede rondar entre 4.000 y 7.000 euros (dependiendo del motor, el daño en sí y la marca del coche), sus previsiones no incluyen los costes de mano de obra (desmontaje, recalibración, instalación etc.).
Por otro lado, parte de un supuesto general homogéneo que es irreal: incluso si hablamos de un mismo modelo de batería equipado en un coche dado, no se degradará al mismo ritmo, pues depende del uso de cada propietario. Cómo se cargue (ciclos, niveles de descarga, tipo de cargador, etc.) o si está más o menos expuesta a climatología extrema.
Tampoco tiene en cuenta algunas normativas, como el nuevo Reglamento de Baterías de la UE, que exige desde 2024 que los dispositivos lleven un porcentaje mínimo de materiales críticos reciclados (cobalto, litio, níquel y plomo). Algo que puede aumentar su coste a corto y medio plazo. Y en todo caso la realidad varía según región.
En definitiva, las baterías están bajando de precio y eso a todas luces significará reparaciones más baratas y menor devaluación de un eléctrico usado, pero es demasiado arriesgado predecir el precio de cambiar una batería.
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