Del mismo modo en que los coches reciben información, también podrían ser capaces de transmitir instrucciones a otros elementos de su entorno. Esto es lo que se conoce como 'comunicación V2X' ('Vehicle 2 Everything')
Actualmente Ford está explorando un proyecto basado en esta tecnología, el cual permitiría a una ambulancia pasar en verde todos los semáforos que se crucen en su camino.
Sin embargo, para que una solución así llegase a la circulación real sería necesaria una mayor estandarización de estas comunicaciones, tanto a nivel de vehículos como de protocolos e infraestructuras.
El camino despejado
La firma del óvalo colabora desde 2020 con un proyecto de movilidad en la región alemana de Aachen, el cual cuenta con la financiación de su ministerio de transportes. Su aportación consiste en un sistema de semáforos conectados que permite conceder prioridad de paso a los vehículos de emergencia.
Este sistema funciona en dos vertientes. Por un lado, el vehículo de emergencia en servicio (policía, ambulancia o bomberos) informa de su presencia al semáforo, el cual cambia inmediatamente a verde para concederle el paso en el cruce.
Del mismo modo, para evitar que el resto de vehículos que llegan desde las calles adyacentes tengan que frenar bruscamente, el propio semáforo envía a estos últimos información sobre su estado.
Con ella, sus controles de crucero adaptativo pueden adecuar su velocidad y tomar una decisión en función de la proximidad de cada vehículo al cruce: o bien realizan una detención suave y controlada ante la luz roja, o bien ralentizan su paso sin detenerse hasta que el vehículo de emergencia se aleja y el semáforo vuelve a cambiar al verde.
Según relata Ford en su comunicado, los semáforos inteligentes se instalaron en un escenario interurbano (una carretera) y otro urbano (a las afueras de Aachen) Un Kuga Hybrid sirvió como vehículo de prueba, interpretando tanto el papel del vehículo de emergencia como el del tráfico común.
Una tecnología aún lejana
Dentro del V2X, Ford es una de las marcas que más experimentos acumula con esta tecnología, aunque no es la única. Otras como Volvo o Mercedes-Benz han ensayado también con ella, especialmente en proyectos de seguridad vial y redes de alerta anticipada entre vehículos, con el fin de advertir con antelación de accidentes y otros eventos en ruta.
Pero más allá de lo beneficioso de estas iniciativas, aún queda mucho para extenderlas en la circulación real. En primer lugar, sería necesario que todos los vehículos a la venta contasen con estas capacidades de comunicación, algo que todavía no se cumple: tan sólo modelos como el Mercedes-Benz Clase S o el actual Volkswagen Golf y sus derivados (Audi A3, Seat León) incluyen de fábrica estos protocolos.
Y una vez superado el primer escollo, queda el segundo, que es lograr que todos los vehículos 'hablen' la misma lengua. Es decir, establecer un protocolo común y estandarizado, tanto entre los vehículos como entre ellos y las infraestructuras.
Algunas marcas con intereses comunes (como la 'amistad' corporativa que mantienen Toyota, Mazda, Suzuki y Subaru) ya han acordado emplear una misma base tecnológica, pero aún no existe un consenso generalizado.
Por último, está la labor de las autoridades responsables de las infraestructuras, las cuales (en muchos países) todavía no terminan de apostar por los sistemas inteligentes. Este aspecto, por tanto, queda en manos de los poderes políticos y su interés por implementar estas tecnologías.
De momento, si miramos a España tenemos el ejemplo reciente de la señal V-16. Esta baliza de emergencia será obligatoria a partir de 2026, y contará con conectividad móvil para facilitar el auxilio y rescate en caso de emergencia.
En resumen, a pesar de lo prometedores que puedan ser estos avances, aún tiene que pasar mucho tiempo para que se conviertan en parte de la conducción y la circulación de cada día.
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