Pavener, una forma útil de aprovechar el calor del asfalto

Pavener, una forma útil de aprovechar el calor del asfalto
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El proyecto Pavener va en la línea de que, cada vez con mayor frecuencia, las infraestructuras viarias van a ser más que simples caminos para que circulen los vehículos. Tiempo atrás conocimos la utopía de las carreteras solares, que electrificaban parte de la energía que recibían, pero ahora hablamos de otro sistema que aprovecha la carretera y cuyo uso está más que probado.

Pavener fomenta el aprovechamiento de la energía calorífica que almacena el asfalto tras pasarse muchas horas tomando el sol, alcanzando hasta 70 ºC que hasta la fecha se disipan sin más. Ese calor se transmite gracias a un fluido que circula por unas tuberías instaladas bajo el asfalto, como si de un colector solar se tratara.

A partir de aquí, los usos que se le pueden dar al calor recogido por la carretera son múltiples: desde usarlo para calentar los edificios cercanos, piscinas y demás instalaciones hasta, mantener la temperatura del asfalto por encima de los niveles de congelación, lo que redundaría en un ahorro en la sal que se emplea para combatir el hielo.

Otro ahorro que conviene tener en cuenta viene dado por el mantenimiento del asfalto, que al tener una temperatura más estable a lo largo del tiempo no se ve sometido a bruscos cambios de temperatura que ocasionan grietas en su superficie. Por otra parte, al tratarse de energía solar aprovechada, su uso puede hacer descender el consumo de otras formas de energía.

Carretera al sol

Precedentes del aprovechamiento del calor de la carretera

Desarrollado por la constructora Grupo Campezo y por el centro tecnológico Tecnalia, el proyecto Pavener lleva ya más de un año en ejecución en nuestro país, y de hecho ahora está en fase de evaluación con simulaciones y mediciones experimentales para optimizar el sistema y obtener un prototipo realizable.

Con todo, el sistema no es nuevo. Hay precedentes del aprovechamiento del calor de la carretera que se remontan a una década atrás, cuando el grupo holandés Ooms Avenhorn se propuso sacar partido del calor acumulado por el asfalto. Road Energy System, se llama el invento.

De forma similar al Pavener, el Road Energy System viene formado por un entramado de tubos flexibles de plástico y una rejilla rigidizadora que se cubren con asfalto. El líquido que contienen las tuberías se calienta por la radiación solar y se bombea hacia acuíferos naturales que funcionan como almacenes energéticos donde el agua se mantiene a una temperatura de unos 20 ºC. Esa misma agua se puede recuperar incluso meses más tarde para mantener la superficie de la carretera libre de hielo en invierno.

Algunas mejoras introducidas en el asfalto, incorporando cuarcita en la mezcla del pavimento, han dado como resultado temperaturas más elevadas y mayor conservación de la energía en la carretera, lo que ha redundado en un mayor aprovechamiento energético del sol. Eso sí, la parte negativa se la llevan los neumáticos de los vehículos, cuyo desgaste se acelera por la acción del calor.

Luz solar

Ooms lleva años con este sistema y parece ser que les está funcionando, que con el Road Energy System se consigue aprovechar el calor con cinco ventajas, dicen, frente a otros sistemas que sacan partido de la energía solar, como los paneles fotovoltaicos; a saber:

  1. Es barato.
  2. No hace falta dedicarle terrenos adicionales.
  3. El colector energético es invisible.
  4. La acumulación de calor dura horas, por lo que puede funcionar incluso de noche.
  5. La superficie asfaltada cercana a cualquier consumidor de calor es enorme.

Atardecer

Hombre, que la superficie asfaltada es mucha… es cierto. Pero habría que sopesar si la red viaria posee capacidad suficiente de insolación para acumular energía suficiente, por ejemplo, en las ciudades, donde se unen dos factores que a priori parecen adversos entre sí: la menor cantidad de luz solar que llega al asfalto por la mayor altura de los edificios, y la mayor concentración de consumidores energéticos por metro lineal de carretera.

Y barato, no parece que sea si hay que andar levantando todo el asfalto que ya tenemos puesto sobre la tierra para instalar los tubos. Eso sí, incorporar el sistema a las calzadas que hay que reasfaltar hasta la base podría ser una solución interesante y seguramente se podría amortizar en un plazo de tiempo bastante razonable si consideramos que la energía solar es… gratuita (si no contamos con gastos de mantenimiento de las instalaciones, claro).

Por otra parte, tenemos las dudas que ya surgieron con motivo de las carreteras fotovoltaicas, y que tienen que ver con la idoneidad de elegir el asfalto y no otras ubicaciones para estos colectores energéticos como, por ejemplo, las cubiertas de los edificios, que serían infraestructuras más expuestas si cabe a la acción del sol y quizá saldría bastante más barato que rehacer las carreteras que ya tenemos.

En resumen, tenemos un sistema útil e interesante para aprovechar el calor del asfalto que, de otra manera, se perdería al contacto con el aire, y eso es un ahorro energético vinculado a la carretera del que se puede beneficiar buena parte de la sociedad, pero es un sistema que presenta algunas sombras que habría que disipar.

Vía | Tecnocarreteras, Renewable energy info
Foto | Circula Seguro
En Motorpasión Futuro | Carreteras y estacionamientos solares

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