Nombres y sistemas de marcas: el "naming" en acción para evitar desastres

Nombres y sistemas de marcas: el "naming" en acción para evitar desastres
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¿De dónde salen los nombres y las marcas de los coches?, ¿Qué pasa si un día alguien inventa la marca Rock Royce y pretende utilizarla en coches? o ¿Existirá alguna vez un SEAT “Sidney”?, son preguntas que esconden una temática que todos conocemos de manera inconsciente, pero que pocas veces nos paramos a analizar: los Nombres y sistemas de marcas.

Mucho tiempo ha pasado desde que personas como Henry Ford, Sōichirō Honda o André Citroën, simplemente colocaban a sus empresas y productos sus propios apellidos como marca. Hoy por hoy, el tema no es tan simple, al punto de que existe una rama específica del diseño especializada en la creación de marcas verbales: el naming.

Por ejemplo, de haberse realizado una correcta investigación, el Mitsubishi Montero de la foto no tendría dos nombres (uno de ellos tan embarazoso). La globalización y la posibilidad de vender el mismo coche en todo el mundo, hace necesario un estudio minucioso del nombre a utilizar. Si como empresa vas a gastarte millones en publicidad, no resultará caro invertir entre 6.000 y 20.000 euros en el nombre de tu próximo producto.

A primera vista parece una cifra elevada, pero analicémoslo fríamente. Para generar un nuevo nombre se debe tener en cuenta al cliente, los antecedentes y el perfil de la compañía. El nuevo nombre debe encajar bien en el sistema de marcas y nombres previo de la empresa. Debe ser nuevo o al menos no estar registrado. Puede ser descriptivo (Micra, Espace), pero su principal función es distinguir. Debe ser fácil de memorizar, tener gancho y ser original.

Pero eso es sólo el comienzo. A partir de crear-encontrar algunos “candidatos”, comienza el exhaustivo trabajo de verificar que ese nombre esté disponible para ser registrado legalmente a nivel mundial, y que no signifique nada ofensivo en otros idiomas. Por ejemplo, un caso similar al del Mitsubishi Pajero, es el del Rolls Royce Silver Mist, que terminó llamándose Silver Shadow, ya que su nombre original significaba “mierda dorada plateada” en Alemán.

Rols Royce Silver Shadow

En el aspecto legal, está claro que será mucho más fácil registrar una palabra nueva (inventada), que una existente, que además probablemente ya esté registrada (da igual que se esté utilizando o no). Por otro lado, aunque suene descabellado, quien piense que un Rock Royce no podría existir jamás, no tiene más que analizar la historia de los litigios con los que Coca Cola pretendió que Pepsi Cola no utilizara la palabra “cola” sin éxito; sin mencionar a Euro Cola o Mecca Cola y otras cientos por el mundo…

Las familias de nombres

Me atrevería a asegurar que no hay ciudad de España cuyo nombre no esté registrado por SEAT (al menos para su uso en el sector automotriz) para utilizarlo algún día, y para que otros no puedan cogerlo. Peugeot por su parte, utiliza en sus modelos el número cero en el medio, y bien conocida es la historia del Porsche 911, que iba a llamarse originalmente 901 pero no pudo utilizar esta cifra porque estaba registrada por la marca del león.

Así las cosas, tenemos empresas que ponen el énfasis en la marca, colocando a los coches nombres que le otorgan una identidad totalmente subordinada. Los anuncios de BMW pocas veces mencionan un coche en particular, sino que buscan generar imagen de marca (¿te gusta conducir?). Renault en cambio, abandonó hace años la política de numerar sus coches, por la de generar un nombre potente para cada uno de sus modelos, y en este caso “Twingo” o “Scenic” son verdaderas marcas en si mismos, dentro de un estilo difícil de imaginar aplicado un BMW.

Cada marca plantea de esta manera su política de naming, dando poca importancia al nombre (y más a la marca) o utilizando nombres potentes. Así encontramos a los Nissan Almera, Primera, Máxima. Serena, Micra, y todo lo que termine con “a”, a los Citröen C2, C3, C4, C5 (misma línea a través de distintas gamas), o simplemente Mazda 2 y Mazda 3. Mercedes por su parte, utiliza letras para separar las distintas clases: la A, B; CLS, SLK, etc. y muy pocos (como el Roadster 722 S) tienen nombre propio. Ford en sus comienzos utilizaba letras, pero esto es sólo anécdota…

Vientos para VW

Volkswagen por su parte, muchas veces sigue la tradición de utilizar nombres de vientos en sus coches: Scirocco o Bora son buenos ejemplos, por no mencionar al mismísimo “Vento” o al “Eos”. La marca alemana además se apunta un blooper histórico con el “Jetta”. Este nombre (en este caso de un asteroide) tiene malas connotaciones en algunos paises de habla hispana, tanto como “Jeta” (cara) como con “Yeta”, que en Argentina y Uruguay es sinónimo de gafe o mala suerte.

VW Jetta

Marcas Verdes

La última moda es la de crear un nombre especial para la gama “verde” de la marca. Así Puegeot tiene su Blue Lion, o Citröen la Airdream, SEAT su Ecomotive, y Ford su ECOnetic, por mencionar algunas.

Continuará...

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