Así acaba el calor extremo con las carreteras: se deforman y se abren, literalmente

Así acaba el calor extremo con las carreteras: se deforman y se abren, literalmente
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Las graves olas de calor alimentadas por el cambio climático se han convertido en la nueva realidad del verano y son cada vez más intensas, largas y frecuentes. Esto no sólo puede afectar a la mecánica de los coches, sino también a las infraestructuras, como por ejemplo las estaciones de carga para coches eléctricos, vías de trenes o incluso a las carreteras.

Dependiendo de la composición del asfalto y de su antigüedad, cuando azota el calor extremo, pueden darse fenómenos extraños como las carreteras que se pliegan en Cambridge o, más recientemente, 'las que se abren' en Minnesota (EEUU), dejando enormes baches y peligrosas grietas.

Cómo afectan las temperaturas extremas a las diferentes carreteras

Cuando los termómetros superan los 40ºC el asfalto puede rebasar fácilmente la barrera de los 60ºC (o más, si el calor se mantiene). Así, dependiendo entre otras cosas de su antigüedad, de los compuestos con los que se haya fabricado el asfalto y del tipo de tierra que se encuentre debajo del mismo, pueden darse problemas de diversa gravedad.

También puede suceder que los espacios o juntas de dilatación que se dejan para prever la expansión y la contracción del asfalto entre los distintos segmentos de una carretera no sean suficientes y esta termine deformándose, como está pasando en una autopista de Minnesota (EEUU).

En consecuencia, se forman grandes pliegues y baches peligrosos para los conductores. Cuando las juntas de dilatación no son suficientes, “el pavimento se dobla o estalla, sobre todo cuando es más viejo y débil". Y cuanto más alta es la temperatura, más se expande el material y se dobla.

"Las deformaciones son cada vez más frecuentes en los pavimentos de hormigón más antiguos”, explica el Departamento de Transporte de Minnesota. Aunque no es la primera vez que pasa (el vídeo de este post es de 2016), EEUU está viviendo uno de los veranos más calurosos de su historia y, según en qué zonas, las carreteras no están preparadas.

Como sucede en el caso de Minnesota, su composición y mezcla betuminosa está más encaminada a todo lo contrario: soportar heladas y lluvias copiosas, la mayor parte del año.

En España, por ejemplo, es diferente. La mezcla betuminosa de nuestras carreteras, que no se caracterizan precisamente por una conservación óptima, se constituye básicamente por tres componentes.

Carretera2

Estos son árido (en diferentes granulometrías), fíller (polvo con alta superficie específica) y betún (que liga a los anteriores). Así, la mezcla estándar en nuestra red viaria es la fabricada en planta "en caliente discontinua" (o en batch).

El betún solo es un 5 % de la misma, pero marca su comportamiento mecánico: este material cambia su viscosidad con la temperatura y condiciona el comportamiento de la mezcla asfáltica. Así, a mayor temperatura, más deformable es.

Siempre que se observen baches o alguna deformidad en la carretera lo más recomendable es la prevención y el sentido común: siempre que sea posible, no se debe pasar por encima de estas irregularidades, reducir la velocidad de circulación y cambiar de carril siempre que se pueda y las condiciones y el tipo de vía lo permitan.

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