Álvaro Ruiz
Una de las cosas que más molestan al conducir son las vibraciones, especialmente las que se transmiten a través del volante. Muchas veces, estas vibraciones no se notan a baja velocidad, pero aparecen a medida que circulamos más rápido, por ejemplo, en una carretera secundaria y, sobre todo, en autovía.
Además de ser molesto, puede ser peligroso, por lo que es importante solucionar el problema cuanto antes. A menudo, encontrar la causa de las vibraciones es sencillo y acabar con ellas es barato, pero en otras ocasiones es más complicado y el arreglo cuesta más porque se trata de una avería más seria.
Mal estado de los neumáticos
Antes de acudir al taller, conviene empezar por lo más sencillo y evidente: revisar el estado de los neumáticos. Un desgaste excesivo de las ruedas o incluso un desgaste irregular puede provocar que el coche vibre en algunas circunstancias. En ese caso, la vibración desaparecerá cuando se cambien las gomas por unas nuevas.
También existe la posibilidad de que los neumáticos tengan demasiados años y se hayan quedado duros o agrietados. Aparentemente pueden verse en buen estado y con suficiente dibujo, pero si tienen mucho tiempo pueden haber perdido elasticidad o haberse desgastado de forma irregular, transmitiendo vibraciones al volante.
Un neumático que tenga diez años desde la fecha de fabricación debería cambiarse, aunque tenga suficiente dibujo, porque a partir de esa fecha pierde propiedades.
Presión, equilibrado y alineación
Un neumático nuevo o en perfecto estado también puede transmitir vibraciones al volante. Es más habitual de lo que parece y no tiene nada que ver con el neumático ni con su diseño, sino con el montaje. A veces, cuando se cambia un neumático no se pone la presión correcta, que es la indicada por el fabricante: si es más baja o más alta, puede provocar vibraciones en la dirección.
También se producen errores a la hora de equilibrar las ruedas. El equilibrado consiste en distribuir de forma uniforme el peso del neumático y la llanta para evitar que haya desequilibrios que causen vibraciones y desgastes prematuro. Para llevar a cabo este proceso, se monta la rueda (llanta + neumático) en una máquina que simula la rotación y detecta dónde hay desequilibrios, indicando en qué zonas hay que colocar contrapesos para compensarlos. Si el equilibrado se hace mal, pueden aparecer las vibraciones, por lo que hay que repetir el proceso.
La alineación también puede dar guerra. También se conoce como paralelo. Este proceso es una tarea básica de mantenimiento que consiste en ajustar los ángulos de las ruedas para que el coche “pise” bien. Se recomienda hacer después de cada cambio de neumáticos, pero también puede ser necesario después de dar un bordillazo. Si la alineación no es correcta, los neumáticos pueden desgastarse de forma irregular y, a la larga, provocar vibraciones.
Rodamientos
Normalmente, no nos acordamos de este componente y lo cierto es que su vida útil es muy larga porque duran aproximadamente 150.000 km, pero cuando un rodamiento de una rueda se desgasta, hay que cambiarlo a la mayor brevedad posible.
Si escuchas un ruido extraño en algunas de las ruedas, como un zumbido muy fuerte, especialmente cuando circulas a más velocidad, es probable que el rodamiento de esa rueda lo haya dado todo y tenga que cambiarse. También se puede comprobar cuando el coche está subido a un elevador y tiene las ruedas en el aire: si al mover una rueda tiene juego, el rodamiento está para cambiar.
Frenos
Los frenos también pueden provocar vibraciones. Cuando el disco está doblado o alabeado, se producen vibraciones al frenar porque las pastillas no encuentran una superficie plana para hacer su trabajo.
Se nota muchísimo y es algo que hay que tener especialmente en cuenta si entras con frecuencia a circuito o te gusta conducir de forma animada por carreteras de montaña muy exigentes con los frenos. Para que las vibraciones desaparezcan hay que cambiar discos y pastillas.
Suspensión o dirección
Si las vibraciones no están provocadas por ninguno de los motivos anteriores, el fallo puede ser más serio y la avería más cara. Es posible que algún componente del chasis esté dañado, como la suspensión o la dirección. En el mejor de los casos, puede tratarse simplemente de un silentblock desgastado que tiene holguras y necesita sustituirse.
Si vibra el coche entero y no solo la dirección, puede que tengas un taco motor gastado. Esta pieza amortigua las vibraciones del motor y cuando se desgasta deja de hacerlo, por lo que esas vibraciones se transmiten al habitáculo.
Imágenes | Motorpasión, BYD y Goodyear
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