"Sería casi imposible". Volvo avisa que o los clientes pagan de más por los aranceles de Trump, o no podrán vender sus coches en EEUU

"Sería casi imposible". Volvo avisa que o los clientes pagan de más por los aranceles de Trump, o no podrán vender sus coches en EEUU
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"La he liado parda" podría ser el próximo eslogan presidencial de Donald Trump. Su política de 'más aranceles para todos' aunque acabe perjudicando la propia economía estadounidense -y a sus consumidores- sigue en marcha con la última recomendación: imponer el 50 % de aranceles a la UE.

Marcas como Volvo ya han avisado de que obviamente tendrá consecuencias para los consumidores: su CEO ha dicho que serán sus clientes quieren paguen gran parte de este aumento de aranceles.

Nos da hasta el 9 de julio

Hace unos días Trump anunció su intención de imponer aranceles del 50 % a la UE a las exportaciones de todo tipo de bienes a Estados Unidos y al acero y el aluminio, y serían efectivos el 1 de junio. Tras una llamada de socorro de la UE, la presidenta de la Comisión Europea ha conseguido retrasar -que no cancelar- esa nueva subida: "Europa está dispuesta a avanzar en las conversaciones con rapidez y decisión", ha dicho Ursula Von der Leyen.

Ante esta nueva amenaza al comercio, marcas como Volvo han alzado la voz El presidente ejecutivo de la firma, Hakan Samuelsson, ha dicho que sus clientes tendrían que pagar una gran parte de los aumentos de costos relacionados con los aranceles. De hecho esta decisión de Trump haría que resulte "imposible" vender en EEUU su coche eléctrico 'asequible' EX30, que se fabrica en Bélgica, y no en China gracias a otra política proteccionista de la UE.

La política de Trump ha conseguido que se fabrique más en EEUU, pero que los coches sean más caros para sus propios votantes. Volvo, que tiene que importar la mayoría de sus modelos desde Europa ha indicado que pretende aumentar su producción en Estados Unidos. Actualmente, sólo fabrica la berlina S60 y el SUV eléctrico EX90. Con un precio inicial previsto de 35.000 dólares, los aranceles impuestos a los coches fabricados en China llevaron a Volvo a retrasar la venta del EX30 en el mercado estadounidense hasta el inicio de la producción en Gante, Bélgica, en abril de este año. El precio inicial es ahora de 46.195 dólares.

La máxima es "si no fabricas en EEUU te hundiré", y así ha inundado el mercado de incertidumbre ante los vaivenes de sus políticas arancelarias. "Los aranceles abrirán un agujero en la industria como no se ha visto nunca", decía el CEO de Ford. Así, los clientes se enfrentan a subidas de precios de entre 6.000 y  16.000 dólares, según los modelos.

Volvo S60

Ante el clamor de los fabricantes, el pasado 29 de abril Trump firmó una orden ejecutiva que suaviza algunos de los aranceles automotrices que su administración implementó a principios de este mes, aunque los aranceles del 25% sobre los vehículos importados a los EEUU continuarán.

El cambio permitirá a las empresas con fábricas en Estados Unidos reducir la cantidad que pagan en impuestos de importación sobre piezas extranjeras, utilizando una fórmula vinculada a la cantidad de automóviles que venden y al precio. Claro que la máquina ya se ha puesto en marcha y los represalias eran un hecho. China ha impuesto restricciones a la exportación de 17 metales y tierras raras, todos ellos refinados allí, así como a los imanes de tierras raras.

Es una respuesta a los aranceles escupidos por Trump del 145% a casi todo producto chino importado a Estados Unidos. Esto significa que China cierra el grifo de las tierras raras a nivel mundial.

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