¿Quiero y no puedo? Este pequeño gadget acercará a algunos a oír el sonido de un superdeportivo que jamás van a tener. Se llama SoundRacer y se conecta a la toma de mechero del coche. Es capaz de detectar las variaciones de revoluciones del motor por los cambios del pulso eléctrico de la toma.
A raíz del dato de las revoluciones, produce una emisión en banda FM de poca potencia, suficiente para ser adquirida por el sintonizador del coche. En dicha banda sonará un motor V8 ó V10, en función de nuestros gustos, para creer que estamos en un coche en el que evidentemente no estamos.
No funciona con cualquier coche, da problemas en los más modernos porque no se lee correctamente el pulso eléctrico, hay una lista de incompatibilidades. Tiene otro problema, y es que hay que encontrar una emisora FM en la que nadie emita, o el sonido estará lleno de interferencias o directamente no se oirá.
En los coches eléctricos se está debatiendo la necesidad de producir un ruido artificial para que niños, invidentes y personas con mala visión puedan percibir la llegada de estos vehículos silenciosos. Aquí hablamos de otra finalidad, la de dar alas a nuestro “macarrismo” aunque tengamos un humilde 1.2.
El sonido es de origen electrónico, generado por ordenador, de modo que no es tan natural como el auténtico sonido de un motor V8 ó V10, pero puede dar el pego y durante un momento dar una sensación de coche más potente. En Citroën C1, Peugeot 107 o Toyota Aygo no hace falta, el 1.0 VVT-i suena a bóxer de alucine.
Podemos pensar que este invento es la gran chorrada, y que sus 30-40 euros son tirar el dinero. Sus usuarios pueden reponder que por mucho menos consumo de gasolina pueden tener “el mismo ruido”, y ser felices con él aunque eso no se corresponda con prestaciones. El debate está servido.
En lo personal, no le pondría eso a mi coche, ya que no tengo ninguna necesidad. Si me moviese con un humilde motor de cuatro cilindros y poca cilindrada, no diré que me lo pensaría, pero no me parecería demasiado estúpido. ¿A quién le hace daño soñar? La mayoría de los presentes no va a tocar un V8 ó V10 en su vida.
Es una mezcla entre conducir en un simulador y en un superdeportivo de verdad, aunque esto hay que matizarlo: siempre hay que tener claro qué es realidad (la carretera) y qué es ficción (el sonido). Si no distinguimos ambos conceptos, vamos mal, pero que muy mal.
Me imagino que este gadget no va a tener muy buena acogida en Motorpasión, me acuerdo del antecedente del Turbo falso que se colocaba en el escape y le pusísteis a caer de un burro. Eso sí, tiene una ventaja fundamental sobre el motor de verdad: a menos que tengas los altavoces a todo trapo, no vas a molestar a nadie por “disfrutar del motor”.
Vía | Autopista.es
Enlace | SoundRacer
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