¡Viva la lucha entre compañeros de equipo! ¿O no?

¡Viva la lucha entre compañeros de equipo! ¿O no?
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Ya sabéis que los fines de semana sin carreras de F1 acaban resultando en demasiado tiempo para pensar en cosas que no están necesariamente vinculadas con la actualidad más rabiante del emocionante Mundial que estamos viviendo. Y en este post tenéis un claro ejemplo, en el que intentaré resumir lo que muchas veces pienso pero nunca había puesto por escrito sobre el concepto de “compañeros de equipo”.

El origen de esta reflexión fue precisamente el ya demasiado comentado accidente entre Sebastian Vettel y Mark Webber en Turquía, pero si tiramos de hemeroteca, podríamos encontrar muchísimos casos similares que han tenido como protagonistas dos compañeros del mismo equipo. Pero no nos engañemos, especialmente en los equipos punteros, es prácticamente imposible que existan los compañeros de equipo, con un compañerismo real asociado.

Empezaré recordando el que quizás sea el paradigma de lo que tiene que ser un equipo de Fórmula 1: la exitosa Scuderia Ferrari de la era Schumacher. Esa Ferrari funcionaba realmente como un equipo de Fórmula 1, con un objetivo clarísimo, y desplegaba las piezas sobre el tablero de manera que todos los esfuerzos llevaran de manera incuestionable a ese objetivo común, que no era otro que ganar los títulos de pilotos y constructores.

Pero esta filosofía iba necesariamente ligada con una premisa muy discutida por muchos: el objetivo no era simplemente ganar el título de pilotos, sino que era ganarlo con Michael Schumacher, y por lo tanto, el segundo piloto de la escudería tenía que encajar en esa visión del “equipo”. Estaba muy claro, entonces: había un primer piloto y un segundo piloto, y el que quisiera igualdad de trato ya podía ir buscándose otro asiento.

La antítesis de este modelo es la que hemos visto en más de una ocasión en escuderías como McLaren, por nombrar quizás la más significativa en lo que a batallas internas se refiere. En la escuadra británica han coincidido parejas de la talla de Lauda-Prost, Senna-Prost, o, no hace tanto tiempo, Hamilton-Alonso. En muchos casos, especialmente en los que el coche era infinitamente superior al resto, cayeron los dos mundiales, pilotos y constructores, pero en otros, como el recordado 2007, se escaparon ambos cuando en ningún caso se debería haber permitido desde el propio equipo.

Ayrton Senna y Alain Prost

Pero es que estoy convencido que este modelo que tanto nos gusta a los espectadores de dos pilotos del mismo equipo peleándose por la victoria carrera tras carrera no es compatible con el concepto de “equipo” en la Fórmula 1 actual. La prueba más evidente de ello, es que no acostumbran a durar demasiado, mostrando así que se venda lo que se venda de puertas afuera, esos supuestos equipos distan mucho de tener la cohesión necesaria para considerarlos como tal. Es muy difícil, por no decir imposible, especialmente cuando los rivales están acechando desde cerca, gestionar un equipo puntero en el que los dos pilotos luchen libremente por el título. Se puede ir todo a pique fácilmente, y aunque para nosotros la F1 siga siendo un deporte de pilotos, para los que ponen el dinero y toman las decisiones, es un deporte de equipos por encima de todo.

Todos estamos de acuerdo, aunque la cosa puede cambiar de una carrera a otra, que con una gestión adecuada de sus pilotos, una escuadra puntera como Red Bull no debería sufrir demasiado por acabar venciendo este Mundial. Pero en el momento en el que sus dos pilotos se vayan restando puntos entre ellos, es evidente que las opciones de cada uno de los dos bajan, en beneficio del resto. Pero esto, desgraciadamente, tiene difícil solución.

La solución más evidente y tajante sería establecer claramente un primer piloto y un segundo piloto, y que ambos tuvieran muy claro en todo momento su rol. La misión del segundo piloto en cada carrera es ayudar en la medida de lo posible a su jefe de filas. Eso, hoy por hoy, no sucede en ninguno de los equipos (por eso no hay equipos punteros estables). Ya no hay figuras de escudero tan marcadas como los Irvine o Berger, y eso debe ser bueno para todos. ¿Por qué? Porque permite ver a dos grandes pilotos en cada gran equipo. Yo prefiero una pareja Hamilton-Button en McLaren que una Hamilton-Kovalainen. O si llegara a materializarse, me encantaría una dupla Alonso-Kubica en Ferrari. Es genial para el espectador, pero me temo que demasiado perjudicial para los equipos.

Y es evidente, desde que existe el título de equipos, que al final es el que hace mover el dinero de un bolsillo a otro cuando se reparte el pastel cada temporada, que lo importante es la suma de resultados, y no el mejor resultado. A un equipo le interesa más un segundo y un tercero que una victoria y un abandono. ¿Estamos de acuerdo en que sea así? Pues depende: a los que ven la F1 como un deporte de pilotos, no les gustará nada que existan estas políticas de equipo, mientras los que la ven como un deporte de equipos, ya les parece bien como están las cosas.

Mi opinión: sería mucho más espectacular que cada equipo pusiera simplemente dos monoplazas gestionados independientemente por dos equipos de ingenieros, más o menos como ahora, pero que pudieran luchar entre ellos sin miramientos. Con los pocos equipos punteros que luchan por victorias, tener dos pilotos con opciones reales de dar guerra subidos en ellos sería increíble. El objetivo del equipo sería que uno de sus coches ganara siempre, pero sin importar lo que haga el otro (vaya, que no existiera el mundial de constructores, o que la manera de asignar puntos al mismo fuera diferente). Pero, sin duda, se perderían otras cosas. Al fin y al cabo, se trata de que cada uno tenga su opinión y se pueda debatir, ¿no?

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