¿Puede un SUV compacto moverse como pez en el agua en vía urbana y, al mismo tiempo, estar preparado para viajes largos y más aventureros? El Toyota Yaris Cross iniciaba su vida comercial con ese énfasis y nosotros hemos probado y enjuiciado su resistencia y prestaciones al enfrentarse a trayectos kilométricos.
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Este no era nuestro primero encuentro con el Toyota Yaris Cross Electric Hybrid, ya que el año pasado tuvimos ocasión de someterlo a juicio. Por entonces, nos concentramos en explorar su respuesta en terrenos casi opuestos: desde las calles de la gran ciudad hasta pistas de tierra.
Nos sorprendió la distancia clara que había marcado el B-SUV en relación a su apellido Yaris. Aunque comparten motorización, el crossover compacto nos demostró una identidad propia en muchos detalles y, entre ellos, su empuje. En esa prueba, contábamos con la versión Premiere Edition que aderezaba y canalizaba la entrega de los 116 CV a través de la tracción AWD-i.
Esta vez, el acabado que recibimos es el del Toyota Yaris Cross Electric Hybrid Style. No es, como en el anterior caso, ni el tope de gama; ni monta un sistema de tracción total.
Por tanto, tenía menos sentido someterlo a la ley del camino rural. Esto no quiere decir que lo abandonásemos a pacer asfalto urbano para resaltar, una vez más, las virtudes de su eficiencia en ciudad. No pensábamos sucumbir a esta tentación. Por eso, la premisa fue detectar cómo le sienta y qué nos hace sentir durante una ingente sucesión de kilómetros.
Viaje largo y familiar en un B-SUV
Otro tipo de actitud ante el vehículo que supondrán otras sensaciones. Nos lo planteamos así. La idea preconcebida, una vez tomamos prestado el modelo del cuartel general de Toyota, nos hacía pensar sobre el concepto de confort que el amplio segmento de los todocaminos lleva años abanderando.
El juicio se centraría esta vez sobre cómo se maneja en situaciones de conducción más aletargada y lineal; hasta qué punto podemos estirar la eficiencia en estos escenarios; cuánto se aleja del Toyota Yaris Electric Hybrid más utilitario; qué es lo que aporta en cuanto almacenamiento se refiere; o cómo pueden facilitarnos las cosas sus asistencias y sistema de infoentretenimiento.
Hay que ser justos en el análisis al sopesar que partimos de un B-SUV con genética de Toyota Yaris. Es decir, no se puede comparar con todocaminos que genuinamente se conciben con un ansia inicial de servir de cruceros para batallas continentales. Veamos qué tal se defiende nuestro "pequeño" SUV.
Un viaje largo comienza mucho antes de arrancar
Aunque no pueden tildarse de vacaciones, toda escapada como la que nos proponíamos requiere de la debida planificación. Para hacer más realista la prueba, tras una primera sesión de fotos, montamos dos sillitas infantiles e invitamos a dos niñas a acompañarnos en calidad de jurados profesionales.
En la anterior prueba, tuvimos ocasión de comprobar qué tal encajaba una bicicleta de 29 pulgadas, pero no enjuiciamos la asignatura más familiar que incluye de forma obligatoria la colocación de SRI. Pues manos a la obra.
Una vez más, es de agradecer la estandarización de Toyota con anclajes ISOFIX, más accesibles que nunca. La instalación de las dos sillitas no puede resultar más sencilla y breve, sin que el ángulo de apertura de puertas penalice.
¡Una cuestión fundamental! Nos fijamos que la sillita más voluminosa no compromete el espacio del asiento delantero correspondiente, dejándole margen para acomodarse jugando con los reglajes. Y es que, en alguna ocasión, nos hemos topado con algún habitáculo que alardeaba de amplio y luego esto terminaba por complicar la habitabilidad, sobre todo en modelos 100 % eléctricos.
Es cierto que el espacio sobrante en las filas traseras no es excesivo. Sin embargo, resulta suficiente para la comodidad de los pequeños y deja huecos libres en la plaza central, bajo los asientos y entre los SRI y las puertas.
Tetris de maletas nivel fácil
Todo conductor familiar puede imaginarse lo que viene: la hora del tetris. Para ponérselo más difícil a este Toyota Yaris Cross Electric Hybrid con acabado Style, la integrante más joven del jurado viajaba con equipaje exigente.
Por eso, lo primero que hicimos fue retirar las bandejas que delimitan el doble fondo del maletero para ganar algo más a los 397 litros de los que parte el B-SUV.
Conseguimos con facilidad y sin llamar a un perito experto en mampostería integrar un carrito de bebé, paquete de pañales grande, abrigos, dos maletas medianas y una mochila. En ese momento, uno de los miembros del jurado insistió en introducir una bolsa con instrumentos necesarios para el correcto desempeño de su profesión (cubo hortera, palas y rastrillos). Aunque nadie había hablado de playa o similar, accedimos. También cupo.
Una de las claves que propició este exitoso tetris fue el hecho de que el Toyota Yaris Cross Electric Hybrid cuenta con una bandeja superior de ocultación del interior del maletero fabricada de un material elástico, no rígido. Adaptó sus líneas a los varios salientes del equipaje, sin necesidad de sustraerla y dejar a la vista el contenido.
Comportamiento en autovía
Ya en carretera, nos aguardaban más de 400 kilómetros, algo más de tres cuartas partes del trayecto serían por autovía. Comenzamos por formarnos un juicio sobre su conducción circulando al límite que la autovía nos permitía en cada momento. La gestión electrónica del empuje y la transmisión no nos dio mucho margen. Tampoco lo necesitamos para transitar en una vía rápida, en la que lo que prima es el confort.
En cualquier caso, afrontamos la contradicción de apurar la eficiencia del Toyota Yaris Cross Electric Hybrid viajando lo más rápido que nos permitía la carretera y su normativa y, a la vez, vigilando que el consumo no se disparase en exceso.
Su esencia urbana marcó un claro límite. Se defiende bien, pero no podemos exigirle grandes y ágiles cambios de régimen sin penalizar la quema de combustible. Arrinconándolo en modo ECO, es complicado la activación de la circulación 100 % eléctrica por encima de los 100 km/h. Solo lo conseguimos cuando la pendiente favorece o en tramos menos veloces.
El consumo que rondamos no resulta nada escandaloso, todo lo contrario. El crossover homologa en ciclo combinado 4,9 l/100 km y, viajando en autovía entre 100 km/h y 120 km/h, nos movemos en una media de 5,5 l/100 km.
Da la impresión de que, de exigirle aún más, el consumo se dispararía; pero, a su favor, también conviene decir que durante este viaje se sucedían los desniveles con tramos de pendiente pronunciada en la que no nos cortamos y mantuvimos la velocidad superior, con un viento en contra que no bajaba de los 30 km/h.
No alarms and no surprises
Sus grandes virtudes se mueven en la esfera SUV: la del confort. Altura (el conductor viaja 6,3 centímetros más alto que un Toyota Yaris), suavidad en la dirección, vigor y presencia en la carretera jugaron a nuestro favor en todo momento potenciando la estabilidad. Notamos, y agradecemos, el trabajo de Toyota por mejorar algo la acústica en el interior.
En un viaje familiar como este, se nos antojaron muy útiles algunos de los sistemas ADAS de Toyota Assist. Los más recurrentes con el paso de los kilómetros fueron el Avisador de Cambio de Carril Involuntario (LDA) y el Sistema de Mantenimiento de Trayectoria (LTA).
Nos enfrentamos a rachas de viento fuertes que nos forzaron a estar pendientes, sobre todo, en tramos sinuosos y/o al sobrepasar camiones. La suavidad en la asistencia, no invasiva, nos facilitó el control.
Atravesamos tramos de firme muy incómodo por sus irregularidades y ondulaciones. Los conductores que transitan entre las ciudades de Benavente y León sabrán a qué nos referimos. Aunque en los últimos años se han realizado inversiones para mejorar este segmento, todavía persisten muchos kilómetros de rebotes constantes, en especial, en el carril derecho de los dos que cuenta la vía para cada sentido.
¿Por qué comentamos esto? Porque el Toyota Yaris Cross Electric Hybrid amortiguó esta mala experiencia. Su esencia B-SUV no eliminó del todo las vibraciones, pero sí las hizo mucho más llevaderas.
Conducción educada y prestacional entre valles de eucaliptos
Tras dejar atrás la autovía, tuvimos varias sesiones, mucho más cortas, de carreteras cantábricas entre eucaliptos. En este escenario, más ameno, tratamos de explotar el perfil eficiente del Toyota Yaris Cross Electric Hybrid.
Por nuestra experiencia previa, sabíamos que nos lo iba a poner fácil. Y así fue. Aunque en su día nos ofreció un comportamiento aceptable al llevarlo más al extremo, sobre todo para recuperar resuello tras curva o en desniveles pronunciados, esta vez aplicamos otra lente más familiar.
El modelo mantiene el tipo no solo para el conductor, sino para el resto de ocupantes. Sus 17 centímetros (9 cm más que el Toyota Yaris) al suelo no lastran la estabilidad, que mantiene una línea bastante regular en sucesiones de curvas. La suspensión denota una rigidez ponderada, apoyada en la distribución de la masa del vehículo. Parece que los ingenieros de Toyota han querido potenciar esta faceta, derivada del chasis del Toyota Yaris.
Es decir, el crossover extiende la comodidad demostrada en su conducción urbana a otros ámbitos más agrestes. Y, de paso, logramos bajar algunas décimas el consumo.
Como es lógico, todo tiene un límite. Lo notamos con una pérdida puntual de tracción, al detenernos en un tramo muy estrecho, de firme engravillado, con una pendiente superior al 20 % y tratar de reanudar de inmediato la marcha. Eso sí, el bloque no tarda en recomponer la compostura con bastante dignidad tras la broma de mal gusto a la que le sometemos.
Estabilidad en sus emociones
Al paso por ciudades, volvemos a notar la marcha de su motorización híbrida eléctrica, refinada al tacto de los pedales y a la hora de maniobrar entre calles, semáforos y estacionamientos. Después de todo, de ahí parte su esencia.
Poco a poco, hemos ido copando todos los compartimentos de almacenamiento. El volumen total no destaca por excesivo. Sin embargo, el espacio disponible resulta funcional y suficiente para una escapada así, sobre todo con el hub de carga en la base de la consola central, en el que se pueden acomodar dos smartphones; y otro muy recurrente que divide los dominios de la pantalla central y el climatizador.
Para la gestión de este último, hemos agradecido una vez más la política de Toyota de integrar controles físicos, botones de asientos calefactados incluidos.
En general, se nota que Toyota ha hecho crecer a este Toyota Yaris Cross Electric Hybrid al ritmo que marcan los nuevos tiempos. Es decir, abonando la experiencia interior y convirtiéndolo en algo más que un vehículo para trasladarse de un punto A a un punto B.
Y estabilidad en sus emisiones y consumos
Tras recorrer a los mandos del B-SUV 1.156 kilómetros, llega el momento de dilucidar un veredicto final sobre su eficiencia. Hemos logrado una cifra final de 5,3 l/100 km.
Hay que tener en cuenta que más de la mitad de la distancia acumulada la hemos hecho en autovía sin esforzarnos por incrementar la eficiencia, sino tratando de llegar lo más rápido que nos permiten los límites legales.
Que el conjunto híbrido eléctrico con motor tricilíndrico 1.5 logre estas cifras meritorias no es ninguna novedad. Lo hemos vuelto a probar, esta vez con una vocación más familiar, valorando la delicada relación entre hacer más breve los viajes largos a los más pequeños sin que nuestros bolsillos se tambaleen (y más con los precios de récord que marcaba el combustible durante esta prueba).
Al mismo tiempo, hay que mencionar que aprovechamos las paradas intermedias para repostar en dos ocasiones. Los 36 litros del depósito le otorgan una autonomía de entre 400 kilómetros y algo más de 500 kilómetros.
En comparación con otros segmentos, puede que resulten algo escasos en largos trayectos, sin que sea algo que llegue en verdad a condicionar los planes. Nosotros aprovechamos para realizar los descansos recomendados y encontrar gasolineras con precios muchos más asequibles que las cifras que muestran los tótems de las que hay en la gran ciudad.
Así, hemos vuelto a comprobar que el Toyota Yaris Cross Electric Hybrid se presta a escapar del mundanal ruido. Su marcha no desentona en ningún orden jurisdiccional. Mantiene la eficiencia y eleva la experiencia en cuanto a prestaciones, buscando un término medio entre el utilitario y la dinámica más SUV.