Tratar bien el coche, usarlo de forma adecuada, mantenerlo y, en definitiva, cuidarlo en el día a día es directamente proporcional al tiempo que te puede durar y a su valor en el mercado. Ya el propio envejecimiento del vehículo provoca una devaluación desde el mismo momento en el que sale del concesionario; pero, si a eso le sumamos las consecuencias que acarrea un mal uso, la depreciación será mayor y la seguridad, menor.
Nuestra forma de conducir, los malos hábitos adquiridos con el paso de los años o el modo en que conservamos el coche son algunas de las malas costumbres que vamos a repasar.
Forzar la mecánica sin necesidad
Está claro que hay que buscar el máximo rendimiento cuando es necesario, sin embargo, en algunos casos el comportamiento del conductor no es del todo racional. Por ejemplo, aplicando continuos acelerones y frenazos, sobre todo, en los desplazamientos urbanos.
Esta conducción tan agresiva e incómoda para los pasajeros contribuye a un desgaste acelerado de motor, transmisión, sistema de frenos o neumáticos. El efecto es todavía peor si se realiza con el motor frío, sin que este haya alcanzado la lubricación ni la temperatura adecuadas.
Evita siempre la sobrecarga, acelerones o frenazos
Otro aspecto que puede influir en la mecánica es la sobrecarga o el no distribuir los pesos correctamente. Esto afecta a todo el sistema de suspensión y, a corto plazo, a la seguridad durante la conducción. Por último, un elemento que merece especial atención son los neumáticos. Utilizarlos con una presión inapropiada, normalmente demasiado baja, acelera su deterioro, además de comprometer de nuevo la seguridad.
Esos malos hábitos…
Hay algunas costumbres que se repiten de manera habitual y que, sin darnos cuenta, van muy poco a poco desgastando ciertas piezas sin ninguna necesidad. Dos de ellas afectan al sistema de la caja de cambios.
Por una parte, el embrague sufrirá si somos de aquellos a los que les gusta ir con el pie en el pedal continuamente, aunque sea con una presión muy leve. El embrague funciona por fricción y, cada vez que se pisa, experimenta un desgaste, por lo que ese mal hábito pasa factura a medio-largo plazo.
Por otra parte, hay quienes utilizan la palanca de cambios para descansar la mano. También en este caso se está ejerciendo una presión en los mecanismos internos del cambio, lo que provoca erosión y holguras en sincronizadores o rodamientos.
Los malos hábitos provocan un desgaste lento y continuo
También es una práctica desaconsejable apurar demasiado el combustible y conducir en reserva, pues incide negativamente en el motor. En muchos vehículos, esto implica que la bomba tenga que hacer un mayor esfuerzo para mover el combustible a través de los filtros y los diferentes conductos. Este sobreesfuerzo puede producir una succión defectuosa y la generación de burbujas de aire en el circuito.
Mantenimiento y limpieza
El día que un conductor decide vender su coche es el momento en el que se arrepiente de muchas malas decisiones que han causado unos daños que, con un simple aseo, no es suficiente para solucionarlos.
No obstante, descuidar la higiene de la carrocería va mucho más allá de una mera cuestión estética. La carrocería es la piel del vehículo, es decir, se encuentra en contacto directo con los agentes externos y está completamente expuesta. Para solucionar el daño que ocasionan la resina de los árboles, las deposiciones de aves o la excesiva exposición al sol, en algunas ocasiones hay que pasar por el taller y ni la mejor de las limpiezas puede solventarlo. Es más, mucho ojo con productos o útiles de limpieza agresivos.
Una carrocería degradada da imagen de coche poco cuidado
Sobre la incidencia del sol, además de al revestimiento de pintura, puede perjudicar al sistema de alumbrado –faros opacos– o al interior del vehículo, ocasionando decoloración y agrietamientos en el salpicadero. Y, por supuesto, el mantenimiento adecuado –con cambios de aceite, filtros y demás líquidos a su tiempo–, una sustitución periódica de los limpiaparabrisas y la limpieza del interior contribuyen a tener el vehículo en mejor estado.
La depreciación por la edad
Tras la compra del coche se pone en marcha el contador de la depreciación. Una manera de conocer lo que puede costar tu coche objetivamente es consultando las tablas de devaluación que aparecen en el Boletín Oficial del Estado y que publica el Ministerio de Hacienda y Función Pública con periodicidad anual.
En este documento y para cada modelo, es posible consultar el período comercial y algunos otros datos de la ficha técnica, como la cilindrada o la potencia. También figura su valor en euros en la actualidad. En el mismo BOE, en su anexo IV, podrás ver los porcentajes que se aplican a los precios en función de la antigüedad para vehículos ya matriculados de turismo, todoterrenos, autocaravanas y motocicletas.
Alternativas para despreocuparse
Pero ¿y si nos podemos ahorrar todos estos cálculos? La verdad es que sería una preocupación menos. Hoy en día, los fabricantes ofrecen una serie de opciones en el momento de la adquisición que te ayudan con el mantenimiento adecuado del vehículo o con productos financieros a la medida de cada usuario.
Una muy buena alternativa es la garantía Toyota Relax. Esta brinda la posibilidad de renovar cada año la extensión de garantía, haciendo tu mantenimiento oficial dentro de la red oficial Toyota, y se puede extender hasta los 10 años.
Se suma a la garantía de fábrica Toyota, que contempla la mecánica de 3 años o 100.000 km (lo que antes suceda) y cubre cualquier anomalía de fabricación, incluyendo materiales y mano de obra. En el caso de los componentes híbridos, hablamos de 5 años o 100.000 km (lo que antes suceda).
Otra propuesta muy interesante es el modelo de financiación Toyota Easy. Con él, se ofrece la oportunidad de comprar un coche adaptándose a las necesidades de cada cliente mediante el pago de cuotas mensuales.
Dichas cuotas pueden ser elegidas por el comprador a 3 o 4 años, y al final del contrato cabe la opción de renovar el vehículo, quedártelo pagando o financiando la última cuota o devolverlo y cancelar la deuda. Se trata de una medida en la que pagas por el uso, con la que puedes estrenar coche cada poco tiempo y que evita muchas preocupaciones.
Imágenes | Unsplash/Hilbert Hill, Pixabay/IamTimEre/geraldoswald62/Sauerlaenrder, Toyota
