Movilidad urbana e industrial sostenible, por ejemplo Zaragoza

Movilidad urbana e industrial sostenible, por ejemplo Zaragoza
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Interesante, la conferencia que se celebró ayer por la tarde en la sede de la Fundación San Valero de Zaragoza, donde se habló largo y tendido sobre la movilidad urbana y sostenible a nivel de concienciación ciudadana para que cualquier persona que pasara por la calle pudiera entrar y participar.

Organizada por SEAS Estudios Superiores Abiertos, la charla giró en torno a la problemática de la movilidad en las ciudades, la alternativa del transporte planificado y la solución que aportan las motorizaciones alternativas.

Viendo cómo se generalizan las iniciativas que tienen que ver con la sostenibilidad urbana y la reducción de emisiones contaminantes en los distritos centrales de las principales ciudades, cada vez más los organismos municipales se interesan por la viabilidad y el funcionamiento de los vehículos limpios, y de ahí también que se impulsen este tipo de charlas.

Además, el uso de este tipo de motorizaciones alternativas dará pie a una serie de procesos de investigación y desarrollo que, a su vez, generarán empleo. Más aún si el objetivo es trabajar en la transformación de energías renovables a electricidad, donde existe un gran trazado por recorrer todavía.

De hecho, como convertir los grandes núcleos urbanos en áreas sostenibles es una de las mayores necesidades de las ciudades a la hora de llegar a un equilibrio entre las actividades económicas, medioambientales y sociales, cada vez son necesarios más profesionales formados en las últimas tecnologías dentro de las energías renovables.

La bicicleta, como puerta de acceso a la movilidad sostenible

Bicicleta

Para ofrecer soluciones viables, el primer punto es partir del territorio que se estudia y de los hábitos de movilidad de las personas. En ese sentido, una de las principales soluciones que se aportaron tiene que ver con un vehículo tan sencillo como limpio: la bicicleta.

La bici se presenta como un buen punto de partida para acercarse a los vehículos eléctricos, para familiarizarse e invertir en movilidad urbana y en medio ambiente, en general, y sus beneficios tienen que ver, además de con la salud personal, con tres elementos que hay que tener en cuenta a la hora de hablar de movilidad sostenible: la disponibilidad, la velocidad y el espacio.

La disponibilidad, porque muchas son las personas que ya tienen en casa una bicicleta infrautilizada. La velocidad, porque en muchos casos cubrir el trayecto en bici supone llegar antes que realizar el mismo recorrido en coche. Y el espacio, porque una bicicleta es mucho más manejable, en todos los sentidos, que un coche. Es cuestión de cambiar de hábitos, por tanto.

Y puestos a hablar de hábitos, el razonamiento se extiende hacia la bicicleta eléctrica, vehículo idóneo en una ciudad donde la necesidad media de desplazamiento ronda los 30 kilómetros diarios. En España, según datos aportados por los conferenciantes, se vendieron en 2011 un total de 7.000 bicicletas eléctricas. En Alemania, fueron 200.000 en el mismo periodo. Cuestión de hábitos.

De la bici al vehículo eléctrico

Vehículo eléctrico

El siguiente paso en la conferencia viene dado por la necesidad de una mayor autonomía o la prestación de un servicio de transporte de mercancías ligeras. De hecho, gran parte de los vehículos eléctricos que se han ido incorporando a nuestras ciudades tienen que ver con estos usos, combinados con la necesidad de ser más respetuosos con el ámbito en el que se encuentran.

Y es en la ciudad donde los eléctricos de menor tamaño mejor se armonizan con el entorno. Son menos agresivos y también respetan la calidad del aire, que por ley ha de cumplir con unos límites máximo de emisiones contaminantes. Además, los vehículos eléctricos ocupan menos espacio urbano y se adaptan mejor a los trazados sin liberar partículas pesadas propias de los motores de combustión interna.

En el terreno de los precios, los ponentes no dudan en abordar la cuestión de un menor coste en el mantenimiento (menor, que no inexistente, recalcan) a la vez que recuerdan que los precios no harán sino bajar a medida que aumenten las prestaciones de los vehículos, especialmente en lo que respecta a la autonomía de las baterías.

En lo que respecta a las emisiones de los vehículos, también son claras las referencias. Hablan de cero emisiones locales, porque luego hay que considerar las derivadas de producir industrialmente la electricidad, amén de la contaminación derivada de la fabricación de los vehículos. En ese sentido, la apuesta por las renovables es firme.

Y es que, como conclusión final se puede extraer que no queda otra, que la dependencia del petróleo extranjero nos lleva, más allá de la controversia sobre si el fin de los fósiles está o no cerca, a la necesidad de ahorrar en la compra del oro negro, un aspecto económico que muchas veces se olvida pero que en la charla está muy presente.

Cómo se materializan las políticas de sostenibilidad

Uso del vehículo privado en ciudad

Desde una perspectiva más institucional, las medidas propuestas en Zaragoza para la mejora de la movilidad urbana e industrial ataca a los siguientes puntos, que ya se han probado con éxito en otras muchas capitales:

  • Incremento de la red peatonal, recuperando espacio urbano para las personas.
  • Reducción del acceso al centro por parte de los vehículos de combustión.
  • Fomento de una red de cercanías que una poblaciones y extrarradio con el centro de la ciudad.
  • Incremento del metro y el tranvía hasta lograr una red que sirva como alternativa real.
  • Creación de terminales de transporte público con intercambiadores modales.
  • Reordenación del sector bus, con incremento de carriles exclusivos y aumento de la fiabilidad del servicio.
  • Reordenación de las plazas de aparcamiento, creando espacios subterráneos para los residentes de la zona, también plazas para bicis y motos, y creando parkings disuasorios.
  • Creación de una tela de araña de transporte público en beneficio del ciudadano, llegando al sistema tarifario común.
  • Incorporación de itinerarios y carriles bici entre la capital y las poblaciones aledañas.

El de Zaragoza es un ejemplo, uno de tantos, de cómo la movilidad sostenible comienza a calar no ya en los organismos oficiales y en foros especializados, sino con un ánimo de llegar a la población general. Porque, desengañémonos, hasta que la movilidad alternativa deje de llamarse alternativa y pase a ser convencional, nos queda un larguísimo camino por delante, y a saber cuánto tarda en materializarse. ¿Lo verán nuestros ojos?

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