Lo más normal es que los polis utilicen coches de fabricación nacional (marcas patrias o extranjeras), y los rumanos no son una excepción. Ante vosotros el Dacia Logan policial, vehículo utilizado para procurar mantener la ley y el orden. Un simple vistazo a la parrilla, de color negro y sin antinieblas, denota que hablamos encima de versiones básicas, de como mucho 90 CV en gasolina y 70 en diesel (al menos en España).
Con estas cifras deberíamos pensar que estos vehículos no se usan para persecución, a menos que sea contra coches similares, lo más fácil en aquel país. Su coste de utilización es bajo y permite tanto a los agentes como a los sospechosos viajar con suficiente desahogo espacial. El maletero tiene espacio para albergar armas grandes como rifles de asalto, lanzacohetes, ametralladoras multitubo… y conos, más sospechosos o lo que se tercie.
Quédate con estas imágenes en tu memoria, pues es lo que verás por el retrovisor si la lías en Rumanía.
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