La política de China con los fabricantes extranjeros no da los resultados esperados

La política de China con los fabricantes extranjeros no da los resultados esperados
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Para los nuevos en la materia os haré un resumen. China es desde 2009 el mercado automovilístico más grande en volumen del mundo, superando a Estados Unidos. El gigante asiático, que crece más que los músculos de Popeye, tiene una emergente clase media y ricos que suben las ventas, hasta 18 millones de unidades al año.

Después de años de férreo comunismo y economía planificada, China se abrió al comercio mundial, y se dio cuenta que no tenía inversión ni presencia aceptable de fabricantes extranjeros. Empezaron a hacer sus propios coches partiendo desde muy atrás, y proliferaron las malas copias, el reusar diseños (descartados o no) de otras marcas bajo licencia, y fabricar chatarra.

Entonces a los dirigentes del partido comunista se les ocurrió una idea: forzar a los fabricantes extranjeros, los que realmente saben, a interesarse por China como país productor, no como un mero mercado de compradores. Así, se atraerían inversiones y se crearían muchos puestos de trabajo.

Mercedes-Benz GLK en China

Las barreras de entrada

China ha utilizado medidas proteccionistas que son clave para entender esto:

  • Los que fabrican fuera de China han de pagar elevados aranceles de importación, lo que se traslada al precio, y hace la venta de los coches menos interesante. Eso no es un problema para las marcas más lujosas, y en China sobran millonarios. Además, el yuan es una moneda débil, sale caro importar coches de divisa más robusta.
  • Para evitar los aranceles, hay que fabricar dentro. Pero un fabricante no puede montar una fábrica por su cuenta, le obligan a formar una empresa conjunta con un fabricante existente chino desde los años 90, y no poseer más del 50% de dicha empresa (joint-venture). Además, ha de compartir con el fabricante local su experiencia en el montaje de coches y procesos de fabricación.
  • Se han endurecido todavía más las barreras a los fabricantes extranjeros. Y vendrán más medidas después.

Un ejemplo de lo primero sería Rolls-Royce. Que los coches suban unos yuanes les da igual a sus clientes, porque están podridos de dinero. Por otro lado tenemos a Volkswagen, que no se ha unido a un fabricante local sino a dos. Incluso han desarrollado modelos exclusivos para el mercado doméstico chino, como el Lavida.

No hay que confundir esto como deslocalización empresarial, las fábricas que cierran en Europa o EEUU, no son debido a esto, porque no se ha trasladado producción a China para los viejos mercados. Lo que se produce en China, es mayoritariamente para China. Hay excepciones, por ejemplo, el Honda Fit se fabrica en China para Norteamérica en vez de en Japón.

Ferrari en China

Se ha atraído mucha inversión, no tanto conocimiento

En la práctica, lo que se ha conseguido es crear muchos puestos de trabajo, 30 millones de personas relacionadas con el sector, de los cuales el 11% son operarios en las fábricas. En el mercado chino se pueden elegir 410 modelos diferentes, no más variedad en otro país según la consultora J.D. Power & Associates.

Es cierto que los fabricantes extranjeros han mejorado el conocimiento de los fabricantes locales en cuando a montar coches, pero sigue habiendo muchos procesos totalmente opacos para ellos y la tecnología punta ni la huelen. Por ejemplo, desde Alemania vienen las instrucciones de montaje y cómo es cada pieza. El cómo se han diseñado, eso ya no lo saben, o reciben tecnología desfasada.

Una de las formas tradicionales del fabricante chino de hacer algo que no sabía hacer antes, era la ingeniería inversa. Comprar dos o tres coches extranjeros, desarmarlos pieza a pieza e imitar lo que veían. Así entendemos que creasen abortos como un símil Mercedes CLK con trasera de Mégane CC y parrilla Chrysler: el BYD F8.

Fabricantes chinos

Por copiar, hasta han fusilado algunos logotipos, el de BYD se parece al de BMW tanto que hasta Forrest Gump los confundiría. Otro cogió el logotipo de Mitsubishi, le dio una vuelta y cambió la orientación de los diamantes. Una falsificación ferpecta, nadie se daría cuenta.

Pero una cosa es imitar carrocerías y piezas en el plano estético, y otra distinta es saber cómo se han diseñado y todo lo que hay detrás. Los fabricantes veteranos se gastan barbaridades de dinero, hacen millones de kilómetros de pruebas y tardan varios meses para sacar adelante un coche, solo tardan menos si es un restyling. En ese sentido, los fabricantes chinos siguen igual de verdes en general.

Conclusión, que los modelos de ingeniería extranjera (diseñados fuera) están comiéndose vivos a los modelos nacionales. En julio, copaban el 63% del mercado, cuando en enero de 2010, los fabricantes chinos tenían el 49,2% de la cuota. China tiene 171 constructores propios. No hace mucho, los autóctonos dominaban el mercado.

Toyota Prius en China

En China sobran fabricantes locales

Se cree que en los próximos tres años, la mitad de esos fabricantes van a desaparecer. Es más, el Gobierno de China va a presionarles más, eliminando del tablero a todos los que no vendan más de 1.000 turismos al año en dos años. La cúpula comunista quiere tener marcas muy fuertes.

Los pesos pesados de la industria china son SAIC, Dongfeng, FAW, Changan y BAIC, todos por encima del millón de unidades vendidas en 2011. Huelga decir que todos esos fabricantes están ligados a varios constructores de Europa, Estados Unidos, Japón o Corea del Sur. Pero aún hay más.

El consumidor chino, cuando tiene dinero, sabe que los coches de ingeniería nacional son peores. De los coches que dan problemas, los chinos superan a los extranjeros por un 75%. Antes era peor, en 2011 las quejas por coches de ingeniería local descendieron un 30%, algo es.

Volkwagen Lavida

China no es un simple mercado low-cost. Hay bolsillos de todas las categorías. Es cierto que se han vendido reediciones del Citroën ZX, del SEAT Ibiza de primera generación o del Volkswagen Santana. Sí, todos coches de los 80, con actualizaciones estéticas, motores algo más ecológicos, e interiores que no reconocerían ni sus diseñadores originales.

Pero también hablamos de un mercado donde Lamborghini, Bentley o Ferrari se hinchan a vender, y así se capea la crisis del “viejo mundo”. Contra ellos, los fabricantes locales no pueden competir. Contra los coches de gama media, tampoco, salvo que compren marcas enteras, como hizo Geely con Volvo, con espionaje industrial o fichando diseñadores extranjeros. Al menos, en transferencia tecnológica, que les quiten lo bailao.

En la gama baja, los fabricantes locales compiten en precio, pero no en calidad, y el producto es malo… pero muy barato. Son los famosos coches chinos que se supone que iban a invadir los mercados tradicionales con precios de derribo, porque a que son baratos hay que sumarles un yuan depreciado que beneficia sus exportaciones.

Great Wall en Perú

Los coches chinos apenas salen de su país

Pero esos coches sufren una justificada mala fama. Hace unos años, nos acordamos de los desastrosos resultados en las pruebas de choque (como en la copia del Opel Frontera), en los que hasta los dummies se quejaban de malas condiciones laborales. La última, nada importante, admitir que fabrican motores con componentes cancerígenos como el asbesto.

Los fabricantes chinos son como un wannabe de David, y Goliat se parte de risa. Han obligado a los extranjeros establecerse allí, y fabricar con su mano de obra. No hay problema, sus cuentas de resultados no paran de agradecerlo, siguen viviendo de la creciente teta de la economía de China.

Pero ese crecimiento no va a seguir eternamente, y en algún momento, esta burbuja va a pinchar. Muchos constructores locales desaparecerán, y los tradicionales aguantarán mucho mejor el embiste. Mientras los autóctonos sigan fabricando chatarrilla, mejor que no la exporten. Ojo, en Sudamérica están teniendo un incipiente éxito, es un mercado más humilde, como vimos en el caso de Perú.

Chery J3

No quisiera aparentar ser xenófobo ni nada que se le parezca. A los hechos nos tenemos que ceñir, los coches de fabricación y diseño chino no se los compraría prácticamente nadie en Europa (lo que mejor conocemos) de no ser porque son baratos. No tienen historia, ni reputación, y se han diseñado con peores medios, más deprisa y menor conocimiento.

Mirad a los surcoreanos, son los nuevos japoneses, empezando fabricando para su ombligo mercado doméstico y ahora que entienden al cliente extranjero, se hartan de ganar dinero. Pero no creo que China sea como Corea del Sur hace unos años, estamos hablando de un país que puso por delante de todo la educación y el desarrollo como metas, y eso no ha pasado en China, que era comunista pura y dura hasta hace poco.

Van a tardar años en llegar al mismo nivel. Los japoneses han llegado a eclipsar a los pesos pesados, en volumen, tecnología y hasta prestigio en décadas, los coreanos van por el mismo camino, pero la industria china está aún en pañales. No han conseguido aprobar el examen con los apuntes de los mayores, no todo es copiar o imitar, también hay que entender/saber qué hay detrás.

Vía | Automotive News, J.D. Power, China Car Times

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