Cuando William Shakespeare escribió la escena IV del Acto Quinto de Ricardo III e hizo que el monarca bramase aquello de "¡Un caballo, un caballo! ¡Mi reino por un caballo!" mientras se batía con Richmond, poco podía imaginar el autor treintañero que siglos después habría quien esgrimiría un caballo para recuperar todo un reino: el que gobernamos entre las paredes de un habitáculo.
Y es que Ashlee Owens es una joven que decidió pasearse a caballo hasta que le fuera devuelto el permiso de conducir. Eso sucedió en el condado de Amelia, una región del estado de Virginia (en Estados Unidos) que cuenta con unos 11.500 habitantes desparramados en 930 km², lo que da una densidad de 12 habitantes por kilómetro cuadrado. Allí el coche es una necesidad.
Y en estas que Ashlee Owens perdió su permiso de conducir por no presentar el recibo del seguro cuando le fue requerido. Un motivo como otro cualquiera. Ella explica que hizo llegar la documentación a las autoridades en varias ocasiones, de manera que habrá que colegir que el cartero se perdió por el camino en tan vasta y despoblada extensión de terreno.
Cuando le tocó renovar el permiso de conducir, descubrió que no le dejaban hacerlo. Y en vez de pedir un taxi para acudir a las oficinas del DMV de Richmond (serendipia), lo hizo a lomos de un corcel llamado Sassy. ¿La parte más sorprendente de la historia? Volvió a su casa a caballo pero con el permiso renovado. Funcionó. Será que aquel día las tías Patty y Selma estaban de buen humor.

Cuando pierdes el permiso de conducir
Abro un paréntesis. Leyendo sobre este caso pensé en la concesión del permiso de conducir y la percepción que más de uno tiene sobre esto. El léxico que empleo no es baladí. Es un permiso que nos concede la Administración en función de las expectativas que despertamos cuando nos lo concede. Al fin y al cabo, lo usaremos para llevar vehículos por la vía pública, la de todos.
Sí, otra cosa es a quién se le concede y cómo. Pero no hablaba yo de eso.
Estoy a un nivel mucho más primario: al nivel por el cual hay quien entiende que conducir es un derecho intrínseco del ser humano (¿derecho o privilegio?) y por tanto no comprende que quien otorga bien puede revocar. Asistiendo a cursos de recuperación de puntos, da la impresión de que quien perdió el permiso no ha comprendido que no se lo quitó nadie, sino él mismo.
Reciclo las palabras de una compañera de profesión y de promoción, y las hago mías:
Cuando a una persona se la considera adulta para conducir, es porque se la considera responsable de sus actos. Cuando esa persona tiene que recuperar el permiso porque ha perdido todos los puntos, debería acordarse de que es adulta y responsable de sus actos y "apechugar" con la penitencia. No he conducido por ti, no he perdido tus puntos, sólo estamos ayudándote a ver el porqué de las cosas que has hecho mal, así que no te "piques" conmigo y recuerda que los has perdido por no ser adulto y responsable de tus actos. Que una cosa es perder algunos y otra muy diferente es perderlos todos.
Ser niño o ser adulto no estriba, como dicen algunos, en el precio de los juguetes, sino en la asunción de responsabilidades. Cuando uno echa balones fuera para culpar a otros de la pérdida de su permiso de conducir, simplemente está jugando a ser niño aunque tenga frondosas axilas. Salvo que nos encontremos con un caso como el de Ashlee Owens, claro. Y aquí cierro el paréntesis.

Cuando te pierden el permiso de conducir
Es cierto que hay mucha tía Selma y tía Patty por ahí, dando alas a quienes ponen a caer de un burro a los funcionarios. Tras un año de trabajo en la pública (es una larga historia) entendí que, como en todos los pueblos, también se cocían habas entre funcionarios: había abnegados trabajadores que se dejaban la piel... y jubilados en vida (laboral) a los que cada mes les llovía un regalo en el banco.
Al fin y al cabo, errare humanum est y el funcionariado no escapa a esta locución del latín, de manera que bien puede suceder que a uno le pierdan el permiso por un mero error burocrático. Y ahí podemos elegir entre reclamar peldaño a peldaño que nos sea devuelto lo que nunca se nos debió retirar o bien hacer ruido (con los cascos del caballo), a lo Ashlee Owens. Como siempre en la vida, hablamos de un continuo entre seguridad y riesgo en el que quizá exista un punto medio.
Buscando ese punto medio, recuerdo que años atrás se puso de moda la polémica de los permisos caducados. Había gente que no estaba al caso de la vigencia de su permiso de conducir, se les caducaba y lo perdían. El debate daba para varios kilos de palomitas. ¿Aquel que se dejaba caducar el permiso era un despreocupado o bien tenía otras preocupaciones de las que encargarse?
Aquellos a quienes les habían perdido el permiso en una de estas tesituras clamaban contra el sistema, y desde el sistema se defendía que quizá quienes habían dejado vencer su permiso tampoco estarían mucho por la labor de vivir con arreglo a unas normas. Al final una reforma legal dio la razón a los primeros, pero quizá sea ese debate un punto medio en el que todos iban a caballo y a calzón quitado. Lo cual para las posaderas tenía que ser incomodísimo, todo sea dicho.
Ver 14 comentarios
14 comentarios
Usuario desactivado
Tu post de hoy me sugiere más preguntas que certezas, ¿por qué alguien puede perder algo que le es indispensable o tremendamente necesario? ¿qué interés tienes en algo que te caduca y no te das cuenta? Yo prácticamente cuento los días de vigencia de mi permiso, y de mi ITV y la fecha de cargo de mi seguro, y el día exacto de la revisión de cada coche, y el viernes repostaré al salir del trabajo... Siempre he pensado que la gente a la que estas cosas les importan poco o nada de nada están intentando desesperadamente decirnos que ellos no son conductores, que están corriendo un grave peligro haciéndolo y que por favor alguien les eche una mano, la administración, un familiar, quien sea, porque resulta muy difícil entender que el que es muy "despistado" para todas esas cosas no lo vaya a ser nunca para cualquier otra cosa de las demás, eso que se empieza a descubrir oficialmente y que ya sabíamos todos perfectamente, que las distracciones al volante causan más muertes que cualquier otra circunstancia.
Usuario desactivado
Según en que circunstancias, un caballo es más util y más rentable que un coche.
pableras
Pero lo surrealista de esta historia no es que alguien vaya montado en caballo a realizar algún trámite con la administración, si no que te lo resuelvan en el mismo día! Aqui en España eso es algo totalmente impensable. Si prsentas todos los papeles (que no es tan sencillo, si osas buscar qué documentación necesitas en la página web oficial puedes encontrarte con que los datos no están actualizados) en forma y plazo y tienes suerte, hablamos de días. Como la cosa se tuerza, prepárate porquen nos ponemos en mesese. Y encima, rizando en rizo, si se pasa el plazo de resolución, que según el trámite suelen ser 18 meses, el silencio administrativo implica que se resuelve negativamente la solicitud.
Con respecto al resto del artículo, estoy de acuerdo con las palabras de tu compañera. Las normas serán injustas, pero por desgracia, al sacarnos el carnet se supone que las conocemos. Y sabemos perfectamente las consecuencias de no cumplirlas.
Usuario desactivado
Pues esta noticia, da pié para hacer otro artículo donde se hable de la DGT, que envía los carnets renovados por correo ordinario, con lo que más de uno en este país no lo habrá recibido por haberse extraviado o que desde que solicitas la renovación y hasta que te lo entregan, está físicamente sin carnet (te dan un resguardo), pero que no te vale para ir al extranjero y alquilar un coche por ejemplo.
Ráfagas, GTO.