Hemos ahorrado gasolina para convertirla en 3 toneladas de comida para familias necesitadas. Así ha sido el Suzuki Litros x Kilos 2024
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Hemos ahorrado gasolina para convertirla en 3 toneladas de comida para familias necesitadas. Así ha sido el Suzuki Litros x Kilos 2024

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Acaba de celebrarse la novena edición de “Suzuki Litros x Kilos”: una competición solidaria entre periodistas especializados en automoción, organizada por Suzuki Ibérica, cuyo objetivo es recaudar la mayor cantidad de alimentos posible para donarlos a familias necesitadas a través de la Fundación Banco de Alimentos de Madrid.

La mecánica es sencilla: por parejas, los participantes han de completar un recorrido de 57 km en carreteras de todo tipo con tráfico real y, mediante una conducción eficiente, rebajar la cifra de consumo mixto homologado del coche en ciclo WLTP. Los litros ahorrados al final de la prueba se convierten en kilos de alimentos para donar.

Nosotros hemos tenido el honor de participar, en este caso, a los mandos de un Suzuki Vitara 1.4 BoosterJet Mild Hybrid 4WD AllGrip, y esta ha sido nuestra experiencia.

Más que nunca, en esta competición lo importante es participar

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“Suzuki Litros x Kilos” es una iniciativa que forma parte de la estrategia de responsabilidad social corporativa de Suzuki Ibérica desde hace varios años, gracias a la cual la marca ya ha donado más de 35 toneladas de alimentos a la Fundación Banco de Alimentos de Madrid.

Toda ayuda es poca para una Fundación que cada año atiende a más de 180.000 personas (7.000 de ellos, lactantes) en riesgo de exclusión social a través de 565 entidades benéficas.

Este año la dinámica era sencilla (o lo parecía): 20 equipos formados por periodistas especializados en motor debían completar el recorrido de 57 km programado por la organización por carreteras abiertas al tráfico, al volante de los Suzuki Vitara 1.4 Mild Hybrid 4WD para rebajar lo máximo posible su consumo mixto de 5,8 l/100 km en ciclo WLTP.

La ruta comenzaba en la espectacular finca “Las Tenadas” de Madrid, seguía por la M-507 y se desviaba hacia San Agustín de Guadalix, para desde allí coger la A-1 en sentido Madrid y volver al punto de origen. Autopista, carreteras secundarias y montones de cuestas, bajadas, rotondas y “trampas” típicas del tráfico que pronto se convirtieron en muchos retos a gestionar al mismo tiempo.

Los coches tenían la ruta grabada en el navegador (indicaciones del cambio de conductor incluidas), todos los mandos que podían influir en una medición errónea “capados” para que no se pudieran manipular ni por error y un tiempo máximo para completar la prueba de 1:05:00. “A partir de ese tiempo, se penalizará 0,1 l por minuto”, nos avisaba la organización.

Cuando nos llegó el turno de salir había más ganas de lograr cumplir con la estrategia y hacer el mejor resultado posible que nervios (aun sabiendo que había participantes con mucha experiencia y en mi caso era la primera vez).

Pese a que este tipo de competiciones sacan nuestro lado más técnico y competitivo, pues a veces, es más difícil competir yendo despacio que rápido, la iniciativa tiene un fin mucho más importante que cualquier victoria individual: que aquí ganamos todos, pero sobre todo los que más nos necesitan.

Suzuki

Así que tocaba disfrutar y jugar nuestras cartas lo mejor posible, y eso hicimos. Ventanillas cerradas, climatizador apagado para no gastar energía y mucho frío fuera, que hacía que pronto se nos empañasen los cristales. Un mantra: marchas lo más largas posibles en cada tramo (el coche es manual) y velocidad constante evitando frenazos y acelerones.

Mucha antelación y caso omiso a los conductores enfadados por encontrarse con “un coche lento” aunque no obstaculizásemos el tráfico, vaya a ser que nos desconcentrase y pisáramos de más o de menos, que cada minuto cuenta y hay que ser muy cuidadoso con los pedales. No quedaba otra que acelerar sólo lo justo y necesario en las pendientes ascendentes y dejar rodar el coche en las bajadas para aprovechar las inercias y frenar lo mínimo posible.

Salimos a las 11:11, completamos el recorrido en 1:03:18 y finalmente bajamos el consumo medio a 3,9 l/100 km, aunque por momentos coqueteamos con los 3,8 l/100 km (dos litros por debajo del homologado en WLTP). Pese a que la cifra es para sentirse orgulloso, la competición estuvo muy ajustada, y los compañeros Javier Moltó y Carlos Espinosa se llevaron la victoria con 3,7 l/100 km.

En total, todos los participantes conseguimos recaudar 3,2 toneladas de alimentos, que se entregarán el próximo 8 de febrero en las instalaciones de la Fundación de Banco de Alimentos de Madrid. Seguro que próximamente Suzuki Ibérica organizará la décima edición y, para entonces, esperamos poder volver crono en mano para aportar nuestro pequeño granito de arena a una iniciativa tan bonita y necesaria.

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