Uno de los mayores retos de la movilidad eléctrica en las ciudades sigue siendo la recarga, especialmente para quienes no cuentan con garaje ni punto de carga privado. En Alemania han dado con una solución tan simple como ingeniosa: empotrar los cargadores en los bordillos de las aceras.
Esta alternativa, que lleva un año a prueba en la ciudad de Colonia, es fruto de un proyecto liderado por Rheinmetall (el mayor fabricante de armas de Europa) y los resultados no pueden ser más prometedores.
Con más de 2.800 recargas realizadas, un 99% de disponibilidad y una alta aceptación por parte de los ciudadanos, estos discretos 'Curb Chargers' están listos para su producción en serie y podrían revolucionar la infraestructura de recarga urbana.
Una punto de carga muy útil en ciudades muy pobladas
El cargador empotrado en el bordillo tiene forma de módulo compacto de acero inoxidable y aluminio que sustituye a una pieza de hormigón convencional. El conjunto entero pesa unos 80 kg y puede suministrar hasta 22 kW de potencia en corriente alterna. Todo ello con conectividad 4G, control por app, lector RFID y pantalla integrada.
No hay postes, bolardos ni elementos que invadan el paso de los peatones. También se minimizan los cables sueltos, ya que cada usuario debe usar su propio cable tipo 2, como es habitual en Europa. Además, el sistema cuenta con protección IP68, sensor de nivel de agua, termostato integrado para evitar el hielo y un diseño resistente al vandalismo.
Pero quizá el verdadero punto fuerte de esta solución es su integración urbana. A diferencia de los cargadores en postes o farolas (opción que en EEUU se utiliza pero que España no está permitida por ley), estos cargadores en bordillos no alteran la estética del entorno ni requieren grandes obras. La instalación es relativamente sencilla, escalable y, en muchos casos, más barata que la de una estación convencional.
Durante las pruebas del proyecto se pidió feedback a los usuarios y, gracias a sus sugerencias, se mejoraron aspectos como la iluminación de la zona de conexión o la protección contra suciedad y el comportamiento acústico de las aletas metálicas. También se añadió un revestimiento antiadherente y se optimizó el software de gestión. Todo ello ha llevado a que incluso personas mayores o con movilidad reducida valoren muy positivamente su uso pese a tener que agacharse para usarlos.
¿Serían útiles en España? Todo apunta a que sí
En ciudades españolas donde la mayoría de coches duermen en la calle, este tipo de soluciones podrían ser en barrios donde instalar estaciones grandes no es viable y donde el coche eléctrico aún no despega, entre otras cosas, por falta de infraestructura pública cercana.
Además, encaja bien con la estrategia de recarga lenta y nocturna, pensada para quienes solo necesitan cargar unos cuantos kilómetros diarios y prefieren hacerlo mientras el coche está aparcado toda la noche frente a casa. De momento, el éxito de los cargadores en bordillos alemanes aporta algo de esperanza ante soluciones prácticas, seguras y mejor adaptadas a las necesidades reales de los vecinos.
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Imágenes | Rheinmetall
