La población más fría de los Alpes italianos se llama Livigno. Allí donde las temperaturas alcanzan con frecuencia mínimas de -20 grados centígrados, además de poder esquiar y hacer compras aprovechando su fiscalidad especial, también puedes participar en la Lamborghini Esperienza Neve, una actividad en la que puedes mejorar tus dotes de conducción sobre superficies deslizantes poniendo al límite los Lamborghini Huracán EVO, STO, Técnica y también el Urus Performante. Hemos estado allí y te contamos la experiencia.
Llegar a Livigno no es precisamente sencillo. Esta pequeña población está enclavada en pleno corazón de los Alpes, a escasos kilómetros de Suiza y muy lejos de cualquier aeropuerto. El más cercano, si descartamos el aeródromo para vuelos privados de Saint Moritz o el de Davos, al que solo podrás acudir si eres presidente de un país con avión privado oficial, posiblemente sea el aeropuerto austríaco de Innsbruck, a dos horas y media de coche.
En nuestro caso volamos desde España hasta Milán. Una vez allí, desde el aeropuerto de Malpensa nos esperaban cuatro horas de coche atravesando zonas tan bonitas como el Lago di Como y otras poblaciones menos vistosas a medida que nos acercábamos a los Alpes, siempre presentes al fondo con la majestuosidad de sus montañas nevadas.
Una experiencia para clientes Lamborghini de todo el mundo
El largo viaje merecía la pena por lo que nos esperaba en Livigno. Allí, desde hace 8 años Lamborghini, la marca de Sant’Agata Bolognese, celebra durante los meses de invierno la Esperienza Neve, una actividad de conducción en hielo y nieve dirigida a clientes muy especiales de la marca, que pagan 9.500 euros por persona más desplazamientos para participar en ella.
El precio está más que justificado por todo lo que ofrece Esperienza Neve. Desde un plantel de 25 coches de los últimos modelos de la marca, hasta los mejores monitores de conducción, la mayoría de ellos pilotos oficiales de la marca en activo, integrantes del Scuadra Corse, el programa de competición de Lamborghini.
Para los clientes el programa dura tres días. El primero, es el de viaje y llegada al Hotel Lac Salin Spa & Mountain Resort, un precioso resort de montaña con vistas a las estaciones de esquí, al que se puede llegar directamente con las botas y esquís puestos. Eso sí, tendrás que quitártelas para disfrutar del spa.
La primera noche ya nos esperaba una experiencia única, ya que Lamborghini había organizado una cena en un refugio de alta montaña situado a 2.400 metros de altitud. Para llegar hasta allí no bastaba con los Urus Performante, así que dos máquinas pisa nieve nos llevaron hasta la cima subiendo por las pistas de esquí de noche con sus impresionantes orugas con palas. No hay pendiente imposible para estos artilugios.
La sorpresa la recibimos al llegar a la cima, ya que frente al refugio comenzamos a escuchar el rugido de un motor V10 atmosférico girando a muy altas revoluciones. Entonces, por medio de la colina y derrapando entre la nieve apareció el Huracán Sterrato, la última novedad que ha presentado Lamborghini hace tan solo unas semanas.
En persona el coche se ve espectacular con esos pasos de rueda tan abultados, las luces suplementarias en la parte delantera y su mayor altura al suelo. Los clientes que nos acomapañaban, algunos llegados de lugares tan lejanos como Hong Kong, no paraban de hacerle fotos al coche y admirarlo. Seguro que alguno ya encargó el suyo directamente allí, si es que no lo tenían ya encargado.
La noche terminó pronto, tras una agradable cena con productos italianos. Al día siguiente había que estar frescos y nadie se quería perder la fiesta de caballos que nos esperaba.
Mucha caballería por delante
Mientras me vestía en la habitación, equipándome con las necesarias prendas térmicas para soportar las temperaturas de -18 grados que marcaba el teléfono a primera hora de la mañana, no dejaba de escuchar el rugido de coches llegando a la puerta del hotel. Me asomo al balcón, lleno de nieve, y abajo veo 15 Lamborghini Urus Performante de todos los colores, esperándonos para llevarnos al circuito donde se desarrolla la actividad de conducción.
La pista está en las afueras del pueblo, en un lateral de la carretera principal que lo atraviesa. Entramos al recinto con un espectacular derrapaje nada más abandonar el asfalto que sirvió como aperitivo de lo que nos esperaba ese día.
Una flota de 25 coches lucía como un arco iris sobre la nieve, todavía sombría a primera hora de la mañana. Una caseta de madera con gigantescos ventanales iba a ser el punto de encuentro y reunión entre prueba y prueba. ¿El objetivo? Pasar el mínimo tiempo posible allí y el máximo en pista.
Tras un breve briefing de seguridad, la jornada comenzaba al volante del Huracán EVO, la versión con tracción total que nos sirvió para ir conociendo el trazado, todavía helado a -18 grados de temperatura. Se trataba de un trazado bastante rápido y sinuoso, delimitado a ambos extremos por dos curvas de 180 grados. Tras ellas, las curvas enlazadas y dos pequeños cambios de pendiente en curva, dibujaban el que iba a ser nuestro parque de atracciones particular para ese día.
Las primeras vueltas las dimos a un ritmo muy tranquilo, con tiento y tratando de cogerle el feeling a la pista. Los coches venían equipados con neumáticos de clavos, ya que los de invierno en esas condiciones apenas permitirían pasar tanta caballería al suelo.
Deslizar no es algo excepcional, es la norma en este tipo de superficies. Has de acostumbrar a tu mente que aquí de lo que se trata es de ir de lado, es parte de la condición a la que obligan ese tipo de superficies. Luego has de convencerte que ir tanto tiempo de lado no siempre es lo mejor para hacerlo lo más rápido posible.
Llevando al lado de monitor a Richard Antinucci, piloto italo-americano de gran prestigio que ha sido durante muchos años piloto oficial de Lamborghini Scuadra Corse, hace que el ansia de ganar a los demás participantes, como si estuvieses en una carrera, siempre esté presente.
De hecho el coche equipa un sistema de telemetría y al final de la jornada íbamos a hacer una sesión cronometrada de la que nos llevaríamos los datos de telemetría y una grabación como recuerdo.
El Huracán EVO en el modo Corsa permite absolutamente de todo. Es un coche que podríamos considerar muy dócil, siempre teniendo en cuenta que estamos hablando de un superdeportivo con más de 600 CV de potencia.
Para romper el derrapaje del eje posterior, basta con dar gas a fondo con el volante ligeramente girado. Entonces el sistema de reparto de par envía más al eje trasero, para luego ir dosificándolo entre este y el delantero para que consigas sacarlo de la curva avanzando como es debido.
Uno de los secretos para no acabar contra los taludes, que por suerte eran de nieve blanda, es adelantar mucho los movimientos. Sobre hielo has de empezar a encarar cada curva cuando sobre asfalto todavía estarías saboreando el dulce placer de salir derrapando de la anterior.
Aquí todo es distinto, has de mirar muy lejos y tener clara cuál va a ser la trayectoria del coche con las inercias y tratar de adivinar hasta dónde va a deslizar. Una vez que has cogido ese punto, que sientes que el control del coche se hace a base de acelerador y no de freno, es cuando empiezas a conducir bien. Pero tocaba cambiar de coche...
Lamborghini Urus Performante en hielo, una experiencia gloriosa
El siguiente coche que me tocó conducir fue el gigantesco Lamborghini Urus Performante. Sobre el papel, el hecho de conducir un coche de 666 CV y más de dos toneladas de peso sobre una pista extremadamente resbaladiza, intimida.
E intimida lo mismo poner en marcha el corazón de esta bestia y empezar a gestionar lo que tienes entre manos a partir de ese momento. El Urus Performante es un coche extremadamente impetuoso, un coche que muestra su genio a cada momento y lo hace notable a través de esos bramidos que emite a través de los escapes Akrapovic de titanio de serie, provenientes del motor 4.0 V8 Biturbo.
La forma en que hay que conducirlo no tiene absolutamente nada que ver con cómo conducíamos el Huracán EVO hacía tan solo unos minutos. En este coche todo gira en torno a cuanto aceleremos y lo que confiemos en el sistema que reparte el par entre ambos ejes, aspectos a los que hay que añadir la gestión de inercias.
Porque aunque este coche pesa 47 kilos menos que un Urus normal, creo que solo con la nieve acumulada en las gigantescas llantas de 22 pulgadas ya volveríamos a compensar la dieta de adelgazamiento.
Con 850 Nm de par entre 2.300 RPM y 4.500 RPM, basta con dar gas a fondo para que la bestia se desboque. Cuando lo hace, depende mucho de en qué posición lleves el coche. Puede desbocarse haciendo que deslicen las cuatro ruedas al mismo tiempo o si consigues dar gas en el momento apropiado, hacer que las ruedas traseras giren mucho más rápido que las delanteras.
Es en ese momento en el que te das cuenta por qué el Urus Performante es un coche tan especial, un coche que permite acelerar y derrapar de forma súper sencilla sobre este tipo de superficie.
Pero más allá de eso, sientes que tienes conexión con el coche, que estás percibiendo de forma clara lo que ocurre por debajo de las ruedas y eso te da mucha confianza para llevarlo al límite.
Lo único que debes medir, son las distancias hasta los vértices de las curvas. Has de adelantarte muchos más metros que con el Huracán EVO para conseguir que esta mole derrape a tiempo y puedas dar gas para rozar con la esquina izquierda o derecha ese cono que no siempre está marcando el vértice del giro.
Tiene dirección a las cuatro ruedas, y eso es algo que se agradece ya que esos grados de giro de las ruedas posteriores permiten redondear muchas curvas y salvar situaciones que exigen paciencia y fe para creerte que vas a pasar la curva sin subirte en ese talud hacia el que te acercas y ves desde la ventanilla del copiloto.
El Lamborghini Huracán STO, hilando muy fino
Llevar un Huracá n STO a la nieve y el hielo es descontexcualizarlo completamente. Un coche ideado para marcar vueltas rápidas en circuito, derivado de los Huracán Super Trofeo EVO y del Huracán GT3 EVO, claramente no está en su habitat natural aquí, pero eso puede ser divertido.
Nada más salir a pista con él te das cuenta de que la experiencia no va a tener casi nada que ver con la vivida con los dos coches anteriores, ni siquiera con el Huracán EVO.
El coche cambia mucho su comportamiento dependiendo del modo de conducción en el que vayamos. En Pioggia literalmente el coche no se mueva. Es el modo pensado para seguir llevándolo por lo negro cuando llueve, lo cual hace que vaya completamente capado de potencia y que los controles actúen en un umbral muy superior al habitual. A la mínima falta de adherencia, la potencia se limita y los controles toman el control.
El siguiente modo se llama Trofeo. Con él activado, algo que por cierto en todos los Huracán se hace desde el brazo inferior del volante, la cosa mejora. En esta configuración el LDVI (Lamborghini Veicolo Dinamica Integrata), que es como se conoce al cerebro electrónico que pone de acuerdo todos los sistemas de asistencia del coche, asegura el máximo rendimiento con estrategias dedicadas a la vectorización de par y el control de tracción.
En este modo puedes derrapar suficiente para redondear las curvas, jugar con los cambios de peso y hacer que el coche vaya por donde quieres, pero con el ESC activado no permite sacar todo el partido a los 640 CV y 565 Nm como me gustaría.
Así pues, pasamos al modo STO, que es el más radical de todos. Puedes seleccionarlo a mano o por error cuando mueves el volante de un lado a otro constante a cada metro, algo que ocurrió varias veces durante el fin de semana. Una vez que lo tienes activado, este modo es el que permite realmente rodar rápido, pero al mismo tiempo puedes llevar activado o desactivado el control de tracción ESC.
Con él desconectado, podrás llevar el coche rápido, muy rápido, pero has de sacar tus mejores dotes de piloto porque todo pasa muy deprisa y has de estar constantemente trabajando.
El movimiento de volante y manos no cesa en ningún instante, vas constantemente haciendo pequeñas correcciones para mantenerlo recto en los escasos tramos rectos, para después mover y balancear el coche de un lado a otro para tomar las curvas.
Más allá del sonido del motor V10 atmosférico que te pone en todo momento los pelos de punta, el comportamiento del STO es delicado pero predecible, crítico pero efectivo, adictivo e irracional.
Casi todo el trazado se puede hacer en segunda velocidad salvo un tramo de enlazadas rápidas en pendiente descendente donde es más efectivo hacerlo en tercera. Pese a ello, es un placer único bajar una marcha más de lo necesario para escuchar el sonido del motor al reducir y hacer la sincronización con el doble embrague.
A la salida de las curvas si vas en una marcha muy corta, las ruedas traseras patinarán más de lo necesario y el coche avanzará más despacio hacia adelante, algo lógico al ser un modelo con tracción trasera exclusivamente.
Pero en esta vida, no todo va de hacer los mejores tiempos (pese a que los hice en las dos jornadas en pista), y simplemente te permites ciertas licencias por el simple placer de derrapar, derrapar y derrapar con todo un Lamborghini Huracán STO, algo que jamás podrías hacer en otro tipo de terreno que no sea este.
Una experiencia vital
A lo largo del año, y de los más de 22 años que llevo dedicándome al periodismo de motor, he vivido muchas experiencias de conducción en nieve organizadas por diferentes. Tal vez por el clima en el que vivimos los españoles, o simplemente por el hecho de conducir en un elemento en el que derrapar es parte necesaria para avanzar correctamente, esas experiencias de conducción en nieve siempre son especiales.
Pero la Lamborghini Esperienza Neve 2023 ha ido un paso más allá, haciendo que todos los que estuvimos allí, tanto clientes como periodistas y creadores de contenido llegados de medio mundo hayamos vivido una de las experiencias más inolvidables de nuestras vidas.
Tal vez haya sido el espectacular sonido de los motores V10 cuando llegan al corte, lo amables y buenos instructores que eran todos y cada uno de los pilotos de Lamborghini que nos guiaron durante esos dos días, los niveles de adrenalina que generan estos coches o la mezcla de todo ello lo que ha hecho que la Lamborghini Esperienza Neve 2023 se haya quedado grabada a fuego en mi cabeza. Jamás la olvidaré.
