Un pueblo de Canarias tuvo que elegir entre tener acceso en coche o casas. La solución fue un bloque de pisos por el que baja hasta el autobús

Un pueblo de Canarias tuvo que elegir entre tener acceso en coche o casas. La solución fue un bloque de pisos por el que baja hasta el autobús
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El nombre del tinerfeño barrio de Mesa del Mar no es casual: se sitúa en una escarpada zona junto al mar, lo que viene siendo un empinado acantilado. A poco menos de 5 km del centro de Tacoronte, municipio al que pertenece, se eleva 274 m sobre el nivel del mar.

Tiene por tanto una complicada orografía, todo un reto para concebir viviendas o infraestructuras viales allí. El edificio conocido como Los Ficus es el mejor ejemplo, pues combina ambas estructuras: es un bloque de pisos cuyo techo es una carretera. Se ha ganado por pleno derecho ser una las construcciones más singulares de las Islas Canarias.

"Desafiaron a la naturaleza y construyeron una carretera imposible"

Concebido hace más de seis décadas, sobre la abuhardillada azotea de Los Ficus se integra una carretera de dos carriles. Ambos se proyectaron en conjunto y, cuando se inauguró a principios de los años 60 del siglo pasado, esta carretera se convirtió en el nexo que conectaba este costero barrio con el resto de la isla de Tenerife.

Este conjunto consta de unas 60 viviendas distribuidas en cuatro plantas. No tiene azotea: en su lugar encontramos una empinada rampa de asfalto, que materializa la mencionada vía de ida y vuelta. Primero se construyó el edificio, cuya guinda fue la carretera que se abrió al tráfico en 1963. Desde entonces ha permanecido invariable, más allá de periódicos reasfaltados y el refuerzo de los cimientos hace pocos años.

"Desafiaron a la naturaleza y construyeron una carretera imposible a través del acantilado. Se las ingeniaron para encajar en muy poco espacio el último tramo de carretera y un edificio de apartamentos, Los Ficus", señala Luis E. Hernández Gutiérrez en su libro 'La playa de La Arena en Tacoronte: Historia de la estabilidad de una ladera'. En esta publicación, Los Ficus obviamente son protagonistas.

"Es una locura". El diseño de esta curiosa construcción la firmó el promotor y constructor Arcadio Pérez Dorta, en colaboración con Raymon Wilfart y el arquitecto Carmelo Rodríguez.

La idea de hacer de un bloque de pisos una suerte de pilar estructural para una carretera fue tachada de locura por sus propios familiares, pero Pérez Dorta no cejó en su empeño y el proyecto se hizo realidad. Gracias a su perseverancia este barrio pudo tener una carretera hasta línea de costa y estar comunicado con el propio Tacoronte y el resto de Tenerife.

Decir que Los Ficus no es el único edificio del mundo con una carretera por techo. En Argel, capital de Argelia, encontramos el edificio del Puente Burdeau o edificio del Puente Telemly: un residencial de siete plantas y más de 80 apartamentos que es a su vez un puente vial. Fue diseñado por el arquitecto francés Lucien Pierre-Marie y se concibió en 1952. Materializó el concepto de viaducto habitado, que propuso mucho antes Le Corbusier.

Los camiones, prohibidos para no molestar. Cuando el techo de tu hogar es una carretera, la pregunta es obvia: ¿Es molesto vivir allí? "Cuando pasan vehículos grandes sí que se suele escuchar algo", comenta un vecino de la planta más elevada en un reportaje de Telecinco. No solo ruido, también vibraciones. Por su parte, los de las plantas más bajas, ni se enteran: "Ni ruidos, ni vibraciones, ni nada", asegura otro residente en este vídeo de Specialsixyt en Instagram.

Lo cierto es que para minimizar las molestias de los que habitan Los Ficus, en este tramo de la carrera está prohibida la circulación de camiones. Pero sí que discurre por la rampa un autobús, la línea 021. Afortunadamente para ellos, pasa únicamente dos veces al día. En todo caso de lo que más se quejan es del calor. No extraña teniendo por techo asfalto puro.

Además, según asegura otro residente, este tramo pertenece a la comunidad de vecinos. "Si quieren cortarla en algún momento, la cortan". Aunque de ser así se entiende su mantenimiento, como mínimo, se comparte con la Administración regional.

Sea como fuere, se alaba que el bueno de Pérez Dorta optara por esta solución. "Si no tenemos carretera, ¿cómo venimos? ¿En helicóptero?", defiende una residente de este barrio construido en un acantilado.

Foto: Google Maps.

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