Lo llaman la 'Puerta del Infierno' y está en Turkmenistán. Se trata del inmenso cráter de Darvaza y lleva 54 años ardiendo. Nació tras el derrumbe de una cámara de gas natural: los soviéticos pensaron que prendiéndole fuego, neutralizarían sus emisiones, y que se pagaría rápidamente. No fue así.
Es uno de los reclamos turísticos del país, pese a ser un estupendo foco de emisiones: se estima que desde que empezó a arder ha regalado 900.000 toneladas de metano a la atmósfera, pues el gas se sigue liberando.
Un espectáculo ardiente, y contaminante, en el desierto
Este cráter, de 70 m de diámetro y 20 m de profundidad, está en pleno corazón del desierto de Karakum. Corría el año 1971, cuando unos geólogos soviéticos derrumbaron accidentalmente una cámara de gas natural durante una perforación en el grupo de yacimientos Zeagli-Dervezinskay. O al menos esa es la causa que se estima: Turkmenistán no tiene constancia oficial del incidente.
Se señala que, por temor a que los gases tóxicos contaminaran la zona, afectando tanto a los habitantes de poblaciones cercanas como al ganado, su solución fue la de prenderle fuego. Pensaban que así neutralizarían los gases y que las llamas no tardarían en extinguirse. El error de cálculo fue mayúsculo: el gas ha seguido escapándose y no ha dejado de arder desde entonces.
Los diferentes gobiernos de Turkmenistán pronto lo explotaron como centro turístico: se organizan visitas en 4x4. También lo visitan habitualmente youtubers. Más allá de ingresar dinero a las arcas del estado, ha servido sobre todo para atraer la atención internacional proyectando la imagen del país.
14.000 toneladas de metano al año. En 2022, el líder turcomano reconoció que sus emisiones estaban dañando el medioambiente en la zona, poniendo en riesgo las poblaciones cercanas. Estudios satelitales estiman que entre 2020 y 2025, este pozo eternamente incendiado ha emitido unas 14.000 toneladas de metano anualmente. Y desde su apertura unas 900.000 toneladas.
El año pasado, Turkmenistán fue uno el octavo país mundial en emisiones de metano, siendo el segundo de Eurasia por detrás de Rusia. Según datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA), se fijaron en 5.444 millones de toneladas. Aunque este cráter no es la fuente principal de estas emisiones si no las operaciones de extracción y procesamiento de este gas.
Más allá del peligro que entraña para la población circundante, está derrochando de un recurso clave para la economía nacional. Así que en los últimos años el gobierno está tomando medidas para extinguir el fuego. "Su exportación podría generar importantes beneficios y contribuir al bienestar de nuestra población", señalan según recoge La Vanguardia.
El fuego se ha reducido un tercio. Apagar el incendio permanente de esta 'Puerta del Infierno' no tarea sencilla. Se encuentra rodeado de capas de gas del yacimiento, que se filtran al cráter, sumado a otras más densas como las de agua. Esto provoca una reacción en cadena complicada de frenar.
En 2023, las imágenes satelitales revelaron que a medida que aumenta el consumo de gas por las calefacciones en otoño e invierno, las llamas disminuyen. Pero en verano se reavivan. Así, científicos turcomanos, dirigidos por el Instituto de Investigación de Gas Natural, concluyeron que la extracción de metano es clave para contralar el fuego del cráter. Y se han puesto en marcha varios proyectos para drenar el gas y que deje de alimentar las llamas.
Para ello han reactivado un pozo fuera de servicio cercano al cráter. La medida ha dado sus frutos: desde agosto de ese año, el fuego se ha reducido un tercio. Antes, el incendio era visible a kilómetros de distancia, pero ahora las 'Puertas del Infierno' titilan con pequeños focos de llamas, perdiendo su atractivo turístico. Sea como fuere, aún está lejos de apagarse y aún no se puede estimar si se extinguirá por completo.
Imágenes | Tormod Sandtorv en Flickr
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