Parece que fue ayer cuando Lando Norris estaba sirviéndole cafés a Fernando Alonso y siendo su compañero de coche en las 24 Horas de Daytona. Por entonces ambos pilotos parecían el presente y el futuro de una escudería abocada a la minardización. Hoy, Norris es el piloto que ha reflotado McLaren. Y todo eso sin ser el mejor.
Y es que el título de Norris ha hecho brotar a un inesperado grupo de plañideras que parece que en pleno 2025 han descubierto que en Fórmula 1, y en el deporte, no siempre gana el mejor. Claman contra la injusticia de que Norris tenga un mundial sin darse cuenta de que eso es precisamente lo que da valor a los cuatro que ganó Max Verstappen.
Norris ha recuperado un poquito la esencia de la F1 de antes: no siempre gana el mejor
Leyendo ciertos comentarios después de la última carrera de Abu Dabi daría la sensación de que el mundial de Fórmula 1 lo ha ganado un taxista borracho de Manchester, pero nada más lejos de la realidad. Lando Norris no ha sido el mejor, pero es un digno campeón del mundo de Fórmula 1. Y su éxito enraíza en cierto modo con el añorado pasado, a veces tan distorsionado por la historia.
Decía Alonso en la previa del Gran Premio de Abu Dabi que eso de que el mundial de Fórmula 1 este año no lo vaya a ganar el mejor no es nada nuevo, que "lleva ocurriendo 19 años", en referencia a aquel 2006 en el que se proclamó bicampeón. ¿Alguien se atreve a decir que no lleve razón? No, en la Fórmula 1 casi nunca gana el mejor.
Para algunos Norris no será un gran campeón, pero lo cierto es que su mundial ha estado a la altura de las circunstancias. De no ser por los errores de McLaren en Zandvoort y en Las Vegas, en los que Norris no tuvo nada que ver, habría sellado el título con dos carreras de antelación, que era exactamente lo que se le pedía.
Lo que mucha gente ignora es que Norris fue subcampeón de la Fórmula 2 con un Carlin, uno de los peores coches de la categoría. Su irrupción fue tan grande que tiró la puerta abajo de McLaren, a quien no le quedó más remedio que sacrificar a su joven promesa de futuro, un Stoffel Vandoorne que apuntaba a futuro campeón, para hacerle hueco a Norris. No se equivocaron.
Norris se pasó la temporada 2018 sirviendo cafés a Fernando Alonso en el box de McLaren, pero que esto no nos confunda: Alonso ya sabía perfectamente que estaba ante un futuro prodigio de la Fórmula 1. Y lo sabía desde que ambos compartieron un Ligier en las 24 Horas de Daytona de 2018 y los stints de Norris no tenían demasiado que envidiar a los de Alonso.
Como compañero de equipo de Carlos Sainz, siendo novato, Norris aguantó el tipo. Perdía en las carreras, pero le ganaba en las clasificaciones. ¿Tendría Sainz hoy un mundial de Fórmula 1 si hubiese seguido en McLaren? Nunca lo sabremos, pero la teoría que dice que sí, ya que le ganaba a Norris, está incompleta.
Porque Norris progresó. Tanto que desguazó a un Daniel Ricciardo que entró en McLaren como estrella de la Fórmula 1 y salió como juguete roto amortizado. Con Oscar Piastri solo ha habido dudas en el inicio de este 2025, pero a mitad de temporada Norris agarró el toro por los cuernos y le dio la vuelta al mundial como lo que es: un campeón.
Hoy, Norris es ya el piloto que más carreras ha corrido con McLaren en la Fórmula 1. Y este título cabe esperar que dibuje los primeros trazos de un piloto nuevo, liberado, con todos los objetivos cumplidos y que pueda volver a disfrutar de lo que mejor se le da. Un Jenson Button de los nuevos tiempos. Lo que Nico Rosberg no quiso ser.
Y para las plañideras, una pregunta. ¿Era el mejor Damon Hill? ¿Lo era Jacques Villeneuve? ¿Y Kimi Raikkonen? ¿Y Mika Hakkinen? ¿Y Keke Rosberg? ¿Y Sebastian Vettel? La lista es eterna. La realidad es que una competición en la que siempre gana el mejor es un deporte muerto. Por suerte la Fórmula 1 tiene un nuevo, justo y merecido campeón: Lando Norris.
Imágenes | McLaren, F1
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