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¿Qué esperas de un coche híbrido?

¿Qué esperas de un coche híbrido?
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Es muy posible que a estas alturas ya hayas pensado repetidas veces en un coche híbrido. Habrás pensado en probarlo, seguro que tienes algún conocido que lo ha comprado y empieza a contarte las ventajas que tiene para él. Incluso puede contarte algún defecto, como que es más silencioso que otros coches anteriores que ha tenido (guiño, quiño). Además, seguro que has visto muchos taxis en tu ciudad con el inconfundible sello del híbrido.

No hay forma de saber qué espera el mundo en general de los coches híbridos. Sí que podemos saber qué ofrecen los coches híbridos al mundo, por ejemplo hablamos de bajas emisiones de CO2 y otros gases contaminantes, o hablamos de silencio, o hablamos de cero emisiones en los casos en los que entra en funcionamiento el motor eléctrico. Hablamos de eficiencia y hablamos de futuro. Hablamos de la gama de coches híbridos más diversa del mercado.

Cada cual puede tener sus esperanzas particulares en los coches híbridos. La realidad es que ya son cuatro millones de propietarios y usuarios de coches híbridos en España, y ellos son los que cuentan la experiencia de "hibridizarse". Ellos son los que mejor pueden contar cómo es, qué se siente, si realmente se nota en el bolsillo, o cuánto tiempo les ha costado adaptarse a una nueva forma de conducir.

Expectativas realistas para disfrutar un coche de la gama híbrida de Toyota

El problema de las expectativas es que sean muy altas. Es decir, partimos de la base de que se ahorra conduciendo un coche híbrido, sí. ¿Quiere decir eso que, haga lo que haga voy a gastar menos combustible? Obviamente, no. Pero es posible que una persona en concreto espere eso, que piense que la tecnología lo va a hacer todo por nosotros. Y es cuando la realidad rompe las expectativas y se produce un desengaño ficticio.

Ejemplo. Imaginemos que somos un taxista de una gran ciudad y adquirimos un Toyota híbrido para ahorrar en gastos a medio plazo, en cuanto rentabilicemos la compra. Nos han dicho que homologa un consumo de 2,1 litros a los 100 km (hablamos del Toyota Híbrido Plug In Hybrid, claro), y estamos dispuestos a creer a pies juntillas que consumiremos esa pequeña cantidad. Hemos hecho las cuentas y nos ahorramos un montón de litros a los 100 km, que al mes son... la cuenta de la lechera, en otras palabras.

Toyota Prius

Pasan las semanas y comprobamos que no solo no estamos gastando 2,1 litros a los 100 km, sino que hemos bajado apenas unas décimas de consumo real. ¿Qué está pasando? ¡El coche híbrido no funciona! Falso. No funciona simplemente porque seguimos conduciendo en modo tradicional. Vamos por esa avenida a 60 km por hora. Es ilegal, sí, pero todo el tráfico va a esa velocidad. Podríamos circular a 40 o 45 km/h en modo eléctrico, pero "no podemos".

De semáforo a semáforo pisamos con decisión el pedal de acelerador, "necesitamos" llegar los primeros. No nos damos cuenta, pero en vez de tratar de mantener la velocidad, lo que hacemos es acelerar-frenar en todo momento. Gastamos más pastilla de freno, gastamos más energía (porque el acelerador sugiere que se va a demandar más energía de la que, a la postre, se necesita), y consecuentemente, nuestro ahorro a medio plazo es nulo o poco importante.

¿Son las expectativas las que provocan el desencanto? ¿Por qué nos hacemos con esas expectativas? Quizás es porque nos tomamos al pie de la letra la parte de la historia que nos interesa. Por ejemplo, el hecho de que el ahorro con un híbrido enchufable llegue a los 7 euros a los 100 km. Si nos creemos eso a pies juntillas, sin plantearnos la forma más eficiente de conducir, entonces nuestra expectativa se romperá en mil pedazos.

Y tú, ¿qué esperas de un coche híbrido?

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